Finalmente y como era esperado, en la
mañana de hoy Jorge Fossati inició su segundo período como entrenador de
Peñarol. Lo primero que debemos dejar claramente establecido es que estamos de
acuerdo con esta nominación. Es el mejor técnico que podíamos traer en esta coyuntura
y pensamos que reúne las características que requiere este momento aurinegro.
Es un técnico serio, sólido, experiente,
campeón a nivel de clubes en Uruguay, en Ecuador, en Paraguay. Ganador de la
copa sudamericana y ex técnico de la selección. Un técnico con la personalidad
que este plantel de Peñarol necesita como el aire.
Ya sabe lo que es la casa y ha sido campeón
como jugador y como técnico con nuestra camiseta (si, somos de aquellos que
priorizamos a quienes tienen historia en el club por sobre quienes no la
tienen, sin que por eso rechacemos a quienes demuestren la capacidad necesaria
para conducir al equipo a pesar de no haberlo defendido como jugadores o dirigido con anterioridad).
Su estilo de fútbol no es el que más nos
gusta, pero no se puede negar que ha sido exitoso y los títulos cosechados así
lo demuestran. Hoy por hoy Peñarol no puede darse el lujo de hacer experimentos
(bastante mal salieron los últimos) ni aspirar a jugar vistoso. La única
consigna es ganar y poner algo de orden en este plantel.
Hay que ver cuánto influyó en la
designación del técnico el que Pelusso haya sido contratado por el tradicional
adversario y se sintiera la necesidad de colocarle enfrente otro profesional
con la misma experiencia y trayectoria y Fossati encaja perfectamente en ese
perfil.
De todos modos tenemos la obligación de
recordar algunos hechos que nos han quedado en la memoria. Fossati es el mismo
que tuvo grandes problemas internos con el plantel en el 96 que lo llevaron a
una merma de rendimiento importante entre el Apertura y el Clausura de aquel
año. También justo es decir que de un campeonato a otro perdió a Romero y
Magallanes, transferidos por Casal al exterior y terminamos jugando las finales
con una delantera compuesta por Pacheco (un pibe en la época) y Martín
Rodríguez.
A pesar de esos problemas, de todos modos
consiguió el objetivo de salir campeón, lo que terminó siendo imprescindible
para lograr el quinquenio al año siguiente, ya conducidos nuevamente por
Gregorio Pérez.
Pero en lo personal lo que más recordamos
es cuando Fossati, técnico de la selección, desmembró a Peñarol quitándole 4
jugadores impidiéndoles jugar contra Cerro Porteño mientras el equipo paraguayo
vino con todo su potencial incluyendo los jugadores de su selección. El
resultado fue derrota 3 a 1 en el Centenario y no lo pudimos levantar allá a pesar
de ganar 2 a 1 (ya con todo el plantel). Lo más curioso del hecho, es que
Paraguay jugaba precisamente contra Uruguay y no necesitó quitarle los
jugadores a Cerro Porteño.
Tampoco nos olvidamos que en su momento se
quiso llevar a Darío Rodríguez a Cerro Porteño y presionó sobre nuestro capitán
de entonces. Hasta ahí nada que decir, todo técnico puede hacer lo que esté a
su alcance para incorporar a un jugador que pretende para sus filas. Lo que
cuestionamos es que cuando la operación no se concretó, Fossati negó que
hubiera pedido a Darío Rodríguez.
Sin olvidar estos cuestionamientos, nos
reafirmamos en la certeza de esta elección. Esperamos que sea exitosa y le dé a
nuestro equipo (y sobre todo un plantel tan necesitado de orientación y mano
firme) el éxito que procuramos. No debemos engañarnos, la situación es muy difícil;
estamos lejos en la tabla, el equipo ha demostrado muy poco y la elección del
técnico se hizo demasiado tarde, de todos modos deseamos que sea lo mejor para
Peñarol.