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lunes, 27 de enero de 2014

Un fin anunciado.

Finalmente se concretó la anunciadísima decisión de cesar a Jorge Gonçalves como técnico de Peñarol. Una vez más es cuestionable la forma y el momento en que se toma la decisión (http://manyahistoriasdenuestrahistoria.blogspot.com/2012/02/sobre-procedimientos-y-momentos.html).

En estas mismas páginas manifestamos en su momento que no estábamos de acuerdo con la designación de Gonçalves porque no era el momento para él (http://manyahistoriasdenuestrahistoria.blogspot.com/2013/10/finales-y-principios-la-hora-del-tito.html) y que el momento de Peñarol necesitaba un técnico con mayor experiencia y carácter para enderezar un barco que venía muy mal después de la conducción de Alonso.

Lamentablemente se cumplió ese vaticinio y Gonçalves no fue capaz de encauzar el desastre iniciado por su antecesor y no hizo más que profundizarlo. A la luz de los resultados es difícil sostener que Gonçalves debía seguir.

Por otra parte el propio técnico nunca se ayudó, dando declaraciones siempre fuera de lugar y plagadas de soberbia, de espaldas a lo que todos veíamos,  continuando la misma línea iniciada por Alonso.

También resultaría interesante saber cuánto influyó en el pensamiento de nuestra directiva la nominación de Pelusso como técnico del tradicional adversario. Un técnico con experiencia y ya curtido, seguramente también hizo tambalear la opinión de la directiva acerca de nuestro bisoño técnico.

Ahora bien, aun estando de acuerdo con el fondo de la medida, otra vez Peñarol se equivoca en el momento y en la forma en que decide cesar a su técnico. El momento era apenas finalizado el desastroso torneo apertura. Pero esta directiva no se animó a hacerlo porque Gonçalves ganó el clásico y eso lo hizo intocable en el mediocre pensamiento de nuestros dirigentes.

Una vez que esa decisión no se tomó en ese momento, todo el resto está mal. Si no lo destituían ahora,  lo iban a hacer al primer traspié sufrido en el Clausura, dado el escaso apoyo que tenía. Entre cesarlo ahora y con el campeonato empezado, es mejor ahora. Cuando no existe la posibilidad de tomar la decisión adecuada (que era cesarlo en diciembre) entre los males se debe elegir el menor y ese momento es ahora.

Esto no implica que no sea un mamarracho sacar un técnico 6 días antes de empezar un campeonato. Para aumentar el despropósito de esta medida, se sabe que ya estaba tomada desde el sábado a la mañana (a mí me aseguran que desde el viernes a la noche) y lo sabía todo el mundo a través de las redes sociales. Lo que debemos pensar es que esta cobarde directiva, lanzó el tema en forma mediática para testear que resultado iba a tener a nivel de los hinchas en las redes y decidir si lo cesaban o no.

A eso ha llegado la forma retorcida en que se manejan nuestros dirigentes a la hora de terminar relaciones contractuales con los técnicos. Se suma esto a la forma desprolija y el momento inadecuado de la destitución de Gregorio Pérez y Diego Alonso. A su favor tienen que los dos últimos técnicos que nos sacaron campeones se fueron por su propia voluntad. Aguirre por más plata, dejándonos tirados con un campeonato empezado y Da Silva porque no tuvo el temple de sobrellevar la presión que implica dirigir a Peñarol.

Con Gonçalves, una vez más y al igual que con la figura de Gregorio Pérez se ha manoseado y ensuciado el nombre de un referente de la institución. Dos hombres que en sus respectivas posiciones y momentos, le dieron mucho a Peñarol y son hinchas a toda prueba. En ambos casos se les faltó el respeto y se los trató de una manera que no merecen.

Por otra parte, hace apenas unos días se designó a otra gloria del club como Paolo Montero como técnico de la tercera división aurinegra, como si se pensara cerrarle el paso a Gonçalves y que en caso de ser cesado como técnico principal ya no estuviera vacante su cargo anterior.

De todo lo antedicho, queda en evidencia que esta directiva continúa errando en la designación de los técnicos, en el momento de cesarlos, en los jugadores que trae, en los gerentes deportivos que elige, en los reclamos que hace (salir solo a pelear contra la Conmebol y la Fifa), en meterse en el brete de construir un estado que no necesitamos, etcétera.

La que ha errado permanentemente y en diferentes ámbitos desde hace casi 15 años es la directiva de Peñarol, primero dirigida por el Cr. José Pedro Damiani y luego por su hijo Juan Pedro. Es esta directiva la que nos ha sumergido en la peor debacle de nuestra historia y en el período más estéril en materia de campeonatos ganados de nuestros 122 años de vida.

Esta directiva no ha sido capaz de dotar a la institución de un proyecto deportivo sustentable, que no dependa de los técnicos y dirigentes de turno y que nos asegure triunfos presentes y futuros y una estabilidad económica e institucional adecuada. Peñarol es por lejos el equipo más popular de este país, el más ganador en toda la historia, el más reconocido a nivel mundial. Es inconcebible que una institución de este porte haya tenido unos últimos 15 años tan desastrosos.

Lo que resulta más preocupante es que no se ve otra opción que muestre un proyecto y capacidad para llevarlo a cabo. Quitando esta directiva, vendría quién?. Es una pregunta que nos aterra no poder contestar porque no aparece nadie en quien se pueda dejar un voto de confianza para sacar esto adelante.

Ahora será el momento de escoger un nuevo técnico y quiera el destino que se tome la decisión adecuada. Resulta claro que Peñarol no puede darse el lujo de seguir experimentando, debe elegirse un técnico con experiencia, con personalidad y con antecedentes que certifiquen su capacidad para hacer frente a este momento tan complejo.

Por lo menos nos queda la certeza de que no es cierto que en Peñarol las cosas no se modernizan: antes a los técnicos los despedían por teléfono, ahora los cesan por twitter.

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