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lunes, 7 de octubre de 2013

Finales y principios. La hora del Tito.

Finalmente en la tarde de ayer, la directiva aceptó la renuncia de Alonso y sobre la noche se designó oficialmente a Jorge Gonçalves como nuevo técnico aurinegro.

Lo primero que debemos decir es que esta decisión llega DEMASIADO TARDE. Debió ser tomada inmediatamente después del encuentro ante Rentistas. Se ha perdido un mes, de forma no solo absurda sino irresponsable. Ahora el apertura está perdido y también la tabla anual, porque más que Peñarol gane el clausura (a esta altura la única opción que nos queda para pelear el campeonato) deberían caerse prácticamente todos los equipos durante el clausura para ganar la anual.

Evidentemente no es Alonso el único responsable de esta situación, pero ocupaba un cargo de especial responsabilidad como el de la conducción técnica.

Como decíamos en el comentario del encuentro, Alonso no es responsable de que nuestros arqueros se coman goles increíbles. Tampoco es responsable de que los árbitros se equivoquen permanentemente en contra de Peñarol. No es su culpa que varios jugadores del plantel que fueron determinantes en el campeonato obtenido, hoy tengan un nivel tan bajo. Menos aún es responsable de la falta de profesionalismo de otros que se viven lesionando, llegaron fuera de forma, pasan más tiempo en boliches que en las concentraciones y acaben estrellándose ebrios por la calles de nuestra ciudad.

Pero Alonso si es responsable del desorden táctico del equipo, de su falta de personalidad y lo que es peor, de su falta de rebeldía. Es responsable de que no tenga una idea futbolística mínima, de no haber amalgamado un equipo y de no dotarlo de ideas y procedimientos para alcanzar los resultados.

Ningún técnico en el mundo puede sostener su cargo ante tales resultados. ES EL PEOR ARRANQUE DE TEMPORADA EN LOS 122 AÑOS DE VIDA DE LA INSTITUCIÓN, logrando apenas 6 puntos de 24 disputados (considerando los partidos de copa), con una sola victoria en 8 juegos.

Alonso puede llegar a ser un buen técnico, pero llegó verde a Peñarol, sin la experiencia necesaria para dirigir a uno de los equipos más importantes del mundo, el cual no puede darse el lujo de sostener procesos sin resultados que los avalen.

También tiene enorme responsabilidad de este nefasto momento el grupo de jugadores. Jugadores que fueron importantísimos en la última consagración aurinegra, hoy muestran un nivel bajísimo (Pacheco, Zalayeta, Estoyanoff, Novick), La falta de profesionalismo campea en el plantel mirasol, con jugadores más preocupados de salir a divertirse que de entrenar para los partidos (Nuñez, Píriz, el japo Rodríguez, Mauro Fernández). Otros que llegaron tarde y en pésima condición física (Bizera) y que se lesionaron más de lo razonable.

Para peor la sanidad aurinegra no ayuda para nada, con un conflicto de celos profesionales enraizado entre los médicos que la componen y que, entre otras cosas, nos dejaron sin Darío Rodríguez.

Pero también tienen enorme responsabildad los dirigentes, que el año pasado nos vendieron la idea de que se dejaba de lado la actividad internacional para cortar el posible trienio tricolor, pero que esta temporada, una vez alcanzado el campeonato, se apostaría por formar un plantel digno de pelear las copas internacionales. Solo en la cabeza de estos dirigentes puede caber que este plantel de Peñarol está capacitado para pelear algo a nivel internacional.

Son los mismos dirigentes que dejaron ir al goleador del campeonato Uruguayo con un préstamo sin cargo a un equipo de tercer orden de Brasil. Los mismos que se mantienen en la conducción desde hace varios años y los responsables de la época más estéril de la historia del club en materia de títulos.

En este panorama, llega a la dirección del equipo Jorge "Tito" Gonçalves, una gloria como jugador e hijo de otro jugador emblemático de la institución. Un Gonçalves que dijo que nunca llegaría a Peñarol "para apagar incendios". Es verdad, no está llegando para apagar un incendio, hoy llega para intentar salvar algo de los escombros después del incendio.

Honestamente pensábamos que no iba a aceptar el cargo en estas condiciones y creemos que no es el momento. Somos de la idea que Peñarol necesita un técnico con amplia experiencia y con espalda suficiente para capear el temporal y sostenerse en un momento tan complejo.

A favor del Tito, su indiscutible sangre peñarolense, su carácter curtido en las más difíciles batallas, su trabajo realizado en tercera división con resultados interesantes, sobre todo frente al tradicional adversario.

Como carboneros no podemos más que desearle el mayor de los éxitos y que este sea el comienzo de una nueva era para el club. Como aficionados al fútbol, tenemos nuestras dudas de que este sea el camino que necesitamos para enderezar el barco.

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