Todo
equipo campeón tiene sus claves y las de Peñarol comienzan desde las decisiones
de su directiva a comienzos de cada período de esta temporada.
Así
como hemos criticado duramente la decisión de los directivos de dejar de lado
la actividad internacional para centrarse únicamente en el campeonato
doméstico, debemos reconocer también aquellas decisiones que han sido
acertadas.
En
primer lugar, armar un equipo competitivo desde el mismo inicio del campeonato
apertura. En Uruguay (y sobre todo en Peñarol) ha sido costumbre dejar las
grandes contrataciones para el clausura y enfrentar el primer campeonato del
año con la mayoría de jugadores que ya estaban desde la temporada anterior.
Este
año se entendió que el gran esfuerzo debía hacerse para el apertura (donde además
el club no tenía actividad internacional) y asegurarse el primer campeonato,
que nos diera tranquilidad para enfrentar el cierre de la temporada y la
actividad internacional, con la certeza de tener aseguradas finales por el campeonato
local.
Fue así
que llegaron las contrataciones que se pensaban como base para el armado del
equipo: Olivera (a quien se le hizo un contrato muy ventajoso para los
intereses del club), Pacheco, Bologna, Grossmüller, Torres, Macaluso etc.
Es
verdad que algunos no terminaron dando la talla de lo que esperábamos, pero no
se puede negar que en el momento de hacer los contratos, se apostaba por un
rendimiento de estos jugadores que marcara la diferencia ante el resto de los
planteles rivales.
Se
empezó la pretemporada antes que todos los demás, tanto antes del inicio del
apertura como del clausura, lo cual redundó en un mejor estado físico que la
mayoría de los rivales (relativizado en el clausura durante la disputa
simultánea de la Libertadores).
Otro
éxito fue conseguir el casi imposible logro de mantener a todo el equipo que
logró el apertura y reforzarlo con contrataciones importantes para el remate del
año. No se fue un solo jugador de los campeones del apertura, no sé cuánto
tiempo atrás habría que ir para encontrar un hecho similar.
Para el
clausura llegaron Aguirregaray (autor del gol del campeonato 2010), Amado,
Baltazar Silva, Píriz, Mauro Fernández y Carlos Nuñez (sensación de Liverpool
en la Sudamericana)
El
cuerpo técnico tuvo sus aciertos indiscutibles. Apostar por un esquema de juego
ofensivo no tradicional en Peñarol (que cuando lo cambió casi le cuesta el
campeonato). Defender jugadores que trajo que fueron muy criticados y que
terminaron siendo importantes (ej Bologna). Tuvo un saldo positivo ante el
tradicional rival, mereciendo ganar en el apertura y dándole una paliza en el
clausura. Ganó la final con autoridad, pasándole por arriba a Defensor y sin
dejar el menor atisbo de duda de la justicia de la coronación aurinegra.
También
tuvo sus errores, continuamente marcados desde estas páginas. En un año y medio
le costó mostrar un esquema de juego definido y jugó más partidos mal que bien
(aunque justo es decir que los mejores partidos coincidieron con el remate del
campeonato). Mantuvo algunos jugadores que pocas veces justificaron su
titularidad (ej Torres, López, Grossmüller, Alejandro González). Desarmó el
equipo que le dio el apertura y borró jugadores que habían sido importantes
(Zambrana, Raguso).
Finalmente
la clave más importante y determinante: el rendimiento de los jugadores. Este
Peñarol tuvo rendimientos muy altos, algunos incluso superiores a lo esperado.
Desde
el arco, Bologna se ganó legítimamente el título de campeón. Empezó muy mal
coincidiendo con una tarde fatal del equipo y con la grave lesión de Pacheco.
Después se supo que estaba viviendo una situación familiar complicada que sin
dudas afectó su desempeño en esos primeros partidos. Pero el argentino demostró
clase y temple para sobreponerse a esas circunstancias y se transformó en pieza
clave con actuaciones fundamentales para la conquista del campeonato.
Lerda
fue importante también cuando le tocó entrar. Un error importante ante Defensor
en el apertura costó un gol y lo mismo casi le pasa en el clásico, pero salvó
ambos partidos y sobre todo tuvo una actuación espectacular ante El Tanque en
el clausura.
En
defensa contamos con el rendimiento superlativo de Valdez, con un nivel que le llevó
a ser el mejor zaguero del campeonato y le valió ser convocado a la selección
(tarde, pero convocado al fin). Darío Rodríguez fue importante, sobre todo en
el apertura cuando estuvo más a salvo de las lesiones. Cuando pasó de zaguero
levantó su nivel y el de la defensa en general (Valdez incluido).
En el
apertura fue importante Raguso, injustamente relegado para el clausura. Baltazar
Silva constituyó un muy buen aporte. Cuando se había afirmado por el lateral
derecho, se lo cambió al izquierdo y con pierna cambiada, de todos modos rindió
muy bien. Macaluso cumplió cuando le tocó jugar. Lo más decepcionante fue lo de
Alejandro González, tanto de zaguero como de lateral.
Importante
aporte de Aguirregaray, sobre todo cuando jugó en su posición natural de
lateral derecho. De volante se desordena mucho y corre mal la cancha, pero por
el lateral fue claramente superior a Alejandro González.
En el
medio la lucha de Novick a veces desordenada pero inclaudicable. Cistóforo tuvo
partidos buenos y de los otros y muy buen trabajo de Píriz, que jugó los
partidos más importantes (el clásico y la final) a un nivel superlativo, acorde
a la historia de los grandes centrocampistas aurinegros.
No
estuvo a la altura Grossmüller, que tuvo algún partido aceptable pero muy lejos
del nivel que Peñarol necesitaba. Grossmüller vino para ser la manija de
Peñarol (sobre todo después de la lesión de Pacheco), el organizador del juego
y nunca lo fue.
Acompañaron
el algún partido Nicolini, Amado y Gallegos.
Decepcionantes
producciones de Torres y López, tanto jugando de laterales como de volantes, no
justificaron jamás su inclusión en el equipo titular.
Adelante,
inconmensurable labor de Zalayeta. Años luz el mejor jugador de Peñarol y de
todo el campeonato. Fue el distinto, el que puso la pausa, la inteligencia, el
pase acertado, el toque de clase y distinción y además goleó, transformándose en
el segundo jugador con más conversiones detrás de Olivera.
Olivera
tuvo que quedar afuera en el remate del campeonato, sacrificado en aras de un
mejor rendimiento ofensivo, pero fue el goleador del campeonato con 18 goles
que constituyeron un aporte más que decisivo a la consagración mirasol como
campeón. Ojalá lo podamos retener.
Estoyanoff,
fue también decisivo pese a faltar en varios partidos por lesión. Estuvo al
nivel más alto desde su primer pasaje en Peñarol en 2003. Más jugador de
equipo, siendo mucho menos egoísta, empleando bien su velocidad para desbordar
y asistir y añadiendo una cuota importante de goles.
Nuñez
vivió perseguido por las lesiones, pero hizo un muy buen clásico y pudo convertir
ante Liverpool. Justo cuando estaba encontrando su mejor nivel, se volvió a
lesionar y no pudo disputar la final.
Mauro
Fernández fue otro que ligó mal con las lesiones, pero cuando estuvo entero,
mostró condiciones importantes y aportó al equipo jugando por la banda
izquierda que fue el gran déficit aurinegro.
Zambrana
fue importante en el apertura, justamente ocupando esa banda izquierda del
ataque mirasol. Mereció mayores oportunidades en el clausura.
Dejé a
Pacheco para el final. No fue el jugador más importante del campeonato porque
decir eso sería una enorme injusticia con la actuación de Zalayeta. Pero un
jugador que recibe fractura expuesta de tibia y peroné en la primera fecha y
termina jugando al nivel que terminó el Tony, exime de mayor justificación al
comentario.
Cuando
volvió, yo expresaba que me parecía una contratación importante y acertada.
Teniendo en cuenta el rendimiento que le había visto en Wanderers, me parecía
que podía ser un jugador importante. Del mismo modo, cuando volví del estado en
aquella triste tarde ante Fénix, escribí en este mismo blog que creía haber
asistido al último encuentro de Pacheco en Peñarol. Porque una lesión tan grave
a esa edad me parecía muy difícil de revertir. Recordaba cuando el mayor ídolo
que tuve en mi infancia pasó por la misma situación y como después, nunca pudo
volver al mismo nivel.
Pero el
Tony hizo que me equivocara. No solo volvió, sino que lo hizo a un nivel
altísimo, transformándose en el gran estratega del equipo y además llegando a
la red adversaria, nada menos que ante el tradicional adversario y marcando
tres en la final.
Nadie
merecía más este título que el gran capitán de Peñarol, que un día se tuvo que
ir por la ceguera de los dirigentes y del cuerpo técnico de entonces, pero que
con sus actuaciones y el pedido constante de la hinchada pudo regresar. El día
que regresó, la vida le tenía reservado otro sinsabor, pero el tony se repuso y
le ganó a la vida y a todos los que un día no lo quisieron y se consagró
campeón por octava vez con el equipo del que es hincha, pero además campeón
eterno de la vida.
Lo
esperamos un año, lo tuvimos que esperar 6 meses más pero a quien le importó?,
si lo tuvimos cuando más lo precisábamos y cumplió con creces.
Peñarol
es el campeón uruguayo 2013, cuadragésimo novena copa uruguaya para las
vitrinas del carbonero que se une a las que se vienen acumulando desde la primera
en 1.900. Otro título para el campeón sudamericano del siglo XX que, por más que
otros lo lloren, está en carrera para revalidar su título.