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domingo, 9 de junio de 2013

Las claves del campeón.


Todo equipo campeón tiene sus claves y las de Peñarol comienzan desde las decisiones de su directiva a comienzos de cada período de esta temporada.
Así como hemos criticado duramente la decisión de los directivos de dejar de lado la actividad internacional para centrarse únicamente en el campeonato doméstico, debemos reconocer también aquellas decisiones que han sido acertadas.
En primer lugar, armar un equipo competitivo desde el mismo inicio del campeonato apertura. En Uruguay (y sobre todo en Peñarol) ha sido costumbre dejar las grandes contrataciones para el clausura y enfrentar el primer campeonato del año con la mayoría de jugadores que ya estaban desde la temporada anterior.
Este año se entendió que el gran esfuerzo debía hacerse para el apertura (donde además el club no tenía actividad internacional) y asegurarse el primer campeonato, que nos diera tranquilidad para enfrentar el cierre de la temporada y la actividad internacional, con la certeza de tener aseguradas finales por el campeonato local.
Fue así que llegaron las contrataciones que se pensaban como base para el armado del equipo: Olivera (a quien se le hizo un contrato muy ventajoso para los intereses del club), Pacheco, Bologna, Grossmüller, Torres, Macaluso etc.
Es verdad que algunos no terminaron dando la talla de lo que esperábamos, pero no se puede negar que en el momento de hacer los contratos, se apostaba por un rendimiento de estos jugadores que marcara la diferencia ante el resto de los planteles rivales.
Se empezó la pretemporada antes que todos los demás, tanto antes del inicio del apertura como del clausura, lo cual redundó en un mejor estado físico que la mayoría de los rivales (relativizado en el clausura durante la disputa simultánea de la Libertadores).
Otro éxito fue conseguir el casi imposible logro de mantener a todo el equipo que logró el apertura y reforzarlo con contrataciones importantes para el remate del año. No se fue un solo jugador de los campeones del apertura, no sé cuánto tiempo atrás habría que ir para encontrar un hecho similar.
Para el clausura llegaron Aguirregaray (autor del gol del campeonato 2010), Amado, Baltazar Silva, Píriz, Mauro Fernández y Carlos Nuñez (sensación de Liverpool en la Sudamericana)
El cuerpo técnico tuvo sus aciertos indiscutibles. Apostar por un esquema de juego ofensivo no tradicional en Peñarol (que cuando lo cambió casi le cuesta el campeonato). Defender jugadores que trajo que fueron muy criticados y que terminaron siendo importantes (ej Bologna). Tuvo un saldo positivo ante el tradicional rival, mereciendo ganar en el apertura y dándole una paliza en el clausura. Ganó la final con autoridad, pasándole por arriba a Defensor y sin dejar el menor atisbo de duda de la justicia de la coronación aurinegra.
También tuvo sus errores, continuamente marcados desde estas páginas. En un año y medio le costó mostrar un esquema de juego definido y jugó más partidos mal que bien (aunque justo es decir que los mejores partidos coincidieron con el remate del campeonato). Mantuvo algunos jugadores que pocas veces justificaron su titularidad (ej Torres, López, Grossmüller, Alejandro González). Desarmó el equipo que le dio el apertura y borró jugadores que habían sido importantes (Zambrana, Raguso).
Finalmente la clave más importante y determinante: el rendimiento de los jugadores. Este Peñarol tuvo rendimientos muy altos, algunos incluso superiores a lo esperado.
Desde el arco, Bologna se ganó legítimamente el título de campeón. Empezó muy mal coincidiendo con una tarde fatal del equipo y con la grave lesión de Pacheco. Después se supo que estaba viviendo una situación familiar complicada que sin dudas afectó su desempeño en esos primeros partidos. Pero el argentino demostró clase y temple para sobreponerse a esas circunstancias y se transformó en pieza clave con actuaciones fundamentales para la conquista del campeonato.
Lerda fue importante también cuando le tocó entrar. Un error importante ante Defensor en el apertura costó un gol y lo mismo casi le pasa en el clásico, pero salvó ambos partidos y sobre todo tuvo una actuación espectacular ante El Tanque en el clausura.
En defensa contamos con el rendimiento superlativo de Valdez, con un nivel que le llevó a ser el mejor zaguero del campeonato y le valió ser convocado a la selección (tarde, pero convocado al fin). Darío Rodríguez fue importante, sobre todo en el apertura cuando estuvo más a salvo de las lesiones. Cuando pasó de zaguero levantó su nivel y el de la defensa en general (Valdez incluido).
En el apertura fue importante Raguso, injustamente relegado para el clausura. Baltazar Silva constituyó un muy buen aporte. Cuando se había afirmado por el lateral derecho, se lo cambió al izquierdo y con pierna cambiada, de todos modos rindió muy bien. Macaluso cumplió cuando le tocó jugar. Lo más decepcionante fue lo de Alejandro González, tanto de zaguero como de lateral.
Importante aporte de Aguirregaray, sobre todo cuando jugó en su posición natural de lateral derecho. De volante se desordena mucho y corre mal la cancha, pero por el lateral fue claramente superior a Alejandro González.
En el medio la lucha de Novick a veces desordenada pero inclaudicable. Cistóforo tuvo partidos buenos y de los otros y muy buen trabajo de Píriz, que jugó los partidos más importantes (el clásico y la final) a un nivel superlativo, acorde a la historia de los grandes centrocampistas aurinegros.
No estuvo a la altura Grossmüller, que tuvo algún partido aceptable pero muy lejos del nivel que Peñarol necesitaba. Grossmüller vino para ser la manija de Peñarol (sobre todo después de la lesión de Pacheco), el organizador del juego y nunca lo fue.
Acompañaron el algún partido Nicolini, Amado y Gallegos.
Decepcionantes producciones de Torres y López, tanto jugando de laterales como de volantes, no justificaron jamás su inclusión en el equipo titular.
Adelante, inconmensurable labor de Zalayeta. Años luz el mejor jugador de Peñarol y de todo el campeonato. Fue el distinto, el que puso la pausa, la inteligencia, el pase acertado, el toque de clase y distinción y además goleó, transformándose en el segundo jugador con más conversiones detrás de Olivera.
Olivera tuvo que quedar afuera en el remate del campeonato, sacrificado en aras de un mejor rendimiento ofensivo, pero fue el goleador del campeonato con 18 goles que constituyeron un aporte más que decisivo a la consagración mirasol como campeón. Ojalá lo podamos retener.
Estoyanoff, fue también decisivo pese a faltar en varios partidos por lesión. Estuvo al nivel más alto desde su primer pasaje en Peñarol en 2003. Más jugador de equipo, siendo mucho menos egoísta, empleando bien su velocidad para desbordar y asistir y añadiendo una cuota importante de goles.
Nuñez vivió perseguido por las lesiones, pero hizo un muy buen clásico y pudo convertir ante Liverpool. Justo cuando estaba encontrando su mejor nivel, se volvió a lesionar y no pudo disputar la final.
Mauro Fernández fue otro que ligó mal con las lesiones, pero cuando estuvo entero, mostró condiciones importantes y aportó al equipo jugando por la banda izquierda que fue el gran déficit aurinegro.
Zambrana fue importante en el apertura, justamente ocupando esa banda izquierda del ataque mirasol. Mereció mayores oportunidades en el clausura.
Dejé a Pacheco para el final. No fue el jugador más importante del campeonato porque decir eso sería una enorme injusticia con la actuación de Zalayeta. Pero un jugador que recibe fractura expuesta de tibia y peroné en la primera fecha y termina jugando al nivel que terminó el Tony, exime de mayor justificación al comentario.
Cuando volvió, yo expresaba que me parecía una contratación importante y acertada. Teniendo en cuenta el rendimiento que le había visto en Wanderers, me parecía que podía ser un jugador importante. Del mismo modo, cuando volví del estado en aquella triste tarde ante Fénix, escribí en este mismo blog que creía haber asistido al último encuentro de Pacheco en Peñarol. Porque una lesión tan grave a esa edad me parecía muy difícil de revertir. Recordaba cuando el mayor ídolo que tuve en mi infancia pasó por la misma situación y como después, nunca pudo volver al mismo nivel.
Pero el Tony hizo que me equivocara. No solo volvió, sino que lo hizo a un nivel altísimo, transformándose en el gran estratega del equipo y además llegando a la red adversaria, nada menos que ante el tradicional adversario y marcando tres en la final.
Nadie merecía más este título que el gran capitán de Peñarol, que un día se tuvo que ir por la ceguera de los dirigentes y del cuerpo técnico de entonces, pero que con sus actuaciones y el pedido constante de la hinchada pudo regresar. El día que regresó, la vida le tenía reservado otro sinsabor, pero el tony se repuso y le ganó a la vida y a todos los que un día no lo quisieron y se consagró campeón por octava vez con el equipo del que es hincha, pero además campeón eterno de la vida.
Lo esperamos un año, lo tuvimos que esperar 6 meses más pero a quien le importó?, si lo tuvimos cuando más lo precisábamos y cumplió con creces.
Peñarol es el campeón uruguayo 2013, cuadragésimo novena copa uruguaya para las vitrinas del carbonero que se une a las que se vienen acumulando desde la primera en 1.900. Otro título para el campeón sudamericano del siglo XX que, por más que otros lo lloren, está en carrera para revalidar su título.

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