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sábado, 17 de octubre de 2020

Saralegui no aprendió nada, los dirigentes tampoco.

Saralegui no aprendió nada de la lección que le dio Torque el pasado 12 de setiembre cuando aprovechó que el técnico salió a jugar con un equipo suplente, para quitarnos dos puntos. Hoy River nos quitó los tres. Porque Saralegui cometió el mismo error (y cuando no se aprende de los errores, pasar a ser necedad el volver al cometerlos), salió a la cancha con un equipo suplente para el primer tiempo y River nos hizo dos goles y nos pudo hacer alguno más. El argumento del técnico es que el martes Peñarol juega un partido decisivo ante Athletico Paranaense y es verdad. Es un partido trascendental (en lo deportivo y en lo económico) para lo que resta de la temporada. Pero, así como en aquella ocasión tal estrategia no sirvió para nada (perdimos ante un pobrísimo Colo Colo), nada nos asegura que el martes le vayamos a ganar al equipo brasileño que es bastante mejor que el chileno.

El equipo titular de Peñarol es mediocre (y ahora mucho más sin Pellistri), naturalmente, el equipo suplente es inferior y hoy quedó demostrado en la cancha.

Tampoco aprendieron nada los dirigentes que en la temporada pasada dejaron ir a jugadores importantes sin traer los reemplazos que el equipo necesitaba. Ahora volvieron a hacer lo mismo. Ya no tenemos a Pellistri y para suplirlo vinieron nadie y ninguno. Y esto se agrava cuando todos sabemos lo mal armado que está este plantel, responsabilidad de estos mismos dirigentes y de su apuesta delirante de concederle la dirección técnica a un inexperiente Diego Forlán.

Peñarol salió a la cancha con Cardozo en el arco, línea de fondo con Acosta, Hernández, Abascal y Pintos. En el medio De Los Santos, Álvarez Wallace, Vadocz y Lewis y arriba Britos y Núñez. Y Peñarol no jugó a nada, fue completamente dominado por River, que presionó arriba y creo chances claras para convertir mientras el aurinegro no remató ni una vez al arco.

Hasta que la primera fue para el aurinegro a los 2´ con un córner desde la derecha y el cabezazo de Britos en el primer palo que se va afuera contra el vertical izquierdo.

River debió marcar a los 15´ luego de un centro al área desde la derecha, no corta nadie en la defensa mirasol y la pelota cae en el medio donde entra solo Arezo que define mal y manda la pelota afuera contra el palo derecho cuando tenía todo el arco a disposición para convertir.

River perdonó una vez, pero no dos. A los 18´ una pelota jugada en alto por el medio, la peina un jugador de River y era pelota tranquila para Abascal que insólitamente se enreda una pierna con la otra y deja que la pelota lo supere para que entre solo Neris, enfrente la salida del arquero y se la toque por encima del cuerpo para meterla en el arco. 1 a 0 River luego de una falla inadmisible para un jugador profesional como se supone que es Abascal. Seguimos sin entender como este terrorífico defensor llegó a ponerse un día la camiseta de Peñarol.

Tuvo otra el darsenero a los 29´ cuando mandan una pelota por izquierda para Arezo que domina, engancha hacia el medio para sacarse la marca de Herrera y remata al arco para que contenga bien Cardozo, parado en medio de su arco.

El segundo llega a los 36´ con otra jugada por derecha con pase profundo al área para que entre Neris a espalda de una defensa que no marcó a nadie y de media vuelta, saque el remate cruzado que Cardozo alcanza a rozar en su esfuerzo defensivo, pero no puede evitar que se meta contra la base del palo derecho. 2 a 0 River casi sin transpirar la camiseta.

Para empeorar las cosas, dos minutos después se va expulsado Núñez por segunda amarilla en una decisión exagerada el árbitro Álvarez. Pero claro, es fácil expulsar a un juvenil para hacerse el respetable. No sería el único error de este mediocre árbitro.

Peñarol se fue al vestuario sin haber pateado al arco.

Para el segundo tiempo, Saralegui mete el manotazo de ahogado mandando 4 de los titulares a la cancha en un solo cambio. Entraron el “cebolla” Rodríguez, Giovanni González, Urretaviscaya y Trindade. Tarde Mario, muy tarde. El equipo ya perdía dos a cero y tenía uno menos.

Pero siguió siendo todo de River, porque Peñarol no tuvo una idea dentro de la cancha, se limitó a mandar pelotazos largos y apostar a una segunda pelota para aprovechar a tomar mal parada a la retaguardia darsenera. Es inadmisible que un equipo de Peñarol no tenga otro argumento que ese.

Incluso River siguió teniendo chances claras para convertir, como a los 13´ cuando un centro al área desde la derecha cruza por delante del arco y supera a dos delanteros que por poco no consiguen tocar ese balón para meterlo en el arco.

Peñarol descuenta sobre los 20´ cuando la verdad, ese descuento no se veía por ningún lado. Un centro desde la izquierda de Pintos y Britos se lanza en palomita para cabecear la pelota y meterla cruzada contra el palo izquierdo del arquero Olveira.

Y ese empaté hizo que creciera Peñarol y también lo sintió River. El aurinegro comenzó a rondar más el área darsenera y debió empatar a los 22´ cuando una jugada por derecha termina con un pase profundo para Giovanni González que ingresa al área y cuando ya había pasado la pelota, lo bajan claramente dentro del área. El árbitro Álvarez, tan riguroso para expulsar a Núñez; no cobró nada.

Fue lo último de Peñarol que, de ahí en más, fue y fue sobre el área darsenera, pero equivocó siempre el procedimiento. Fueron pelotazos y pelotazos, ni una jugada colectiva, una triangulación, ni siquiera alguna inspiración individual y el equipo fue agonizando lentamente con el paso de los minutos.

En cambio, River pudo hasta marcar un tercer tanto cuando dispuso de una chance clarísima a los 25´cuando va solo Calzada por el medio (otra vez la defensa mirasol ausente) y cuando enfrenta al arquero, define mal mandando la pelota afuera contra el palo izquierdo.

De ahí en más, Peñarol se repitió en pelotazos que la defensa se aburrió de devolver desde el fondo mientras River hizo todo el tiempo que pudo cada vez que tuvo la pelota, haciendo que corriera mientras se desgastaban los jugadores mirasoles que eran uno menos en la cancha.

Peñarol empieza este insufrible torneo intermedio que los dirigentes se empeñan neciamente en mantener, de la misma forma que terminó el Apertura: jugando muy mal y resignando cada vez más puntos en la tabla anual. Peñarol ha cosechado apenas el 50% de los puntos que disputó en el año (24 de 48) una verdadera vergüenza para un equipo mirasol.

Pero el técnico no aprendió nada y los dirigentes tampoco. Al menos esperemos ganar el martes y cosechar ese importante dinero que implica clasificar a la siguiente fase de la Libertadores, porque seguirla disputando es algo que no merece este equipo mediocre que nos han dejado estos directivos.

Es evidente todo lo que le falta a este equipo. Lo vé todo el mundo, menos nuestros dirigentes que no contrataron a nadie. Que el período de pases sea un mamarracho propio de los ineptos que dirigen el futbol uruguayo no es excusa. Se sabía hace mucho y los dirigentes hace meses que deberían estar trabajando para reforzar este equipo. Evidentemente no lo han hecho, porque seguramente están más preocupados en qué cargos pueden facturar en las próximas elecciones de diciembre. Esperemos que los socios tengamos memoria y votemos para cambiar esto.

 

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