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sábado, 17 de noviembre de 2018

El reclamo de puntos y el enanismo tricolor.


Nacional ha decidido reclamar los puntos del pasado clásico en otro gesto que lo caracteriza. Reclama que el asistente técnico de López, el italiano Michele Fini, ofició como entrenador sin tener contrato registrado en la AUF, luego de la expulsión del DT.

Fini estuvo en el campo durante 3 o 4 minutos después de la expulsión del titular y fue el propio Peñarol quien lo retiró para evitar suspicacias. Ahora Nacional pretende argumentar que ese retiro es confesión de delito. Lo que hizo claramente Peñarol fue retirarlo para evitar cualquier interpretación equivocada que llevara justamente a esta situación. Mal puede ser tomado como “reconocimiento” de una infracción sino como la voluntad manifiesta de evitar cualquier señal que pudiera llevar a una interpretación equivocada en el sentido que se buscaba sacar alguna ventaja deportiva de la situación. Peñarol retiró a Fini para dejar expresa su voluntad manifiesta de no contravenir, no una norma que no existe, sino el espíritu de la norma existente. Parece que no fue suficiente y que, aun así, algunos necios no lo entendieron.

El argumento tricolor no resiste el menor análisis. De ser dado por válido, el propio Nacional estaría en infracción, puesto que fueron expulsados el técnico Medina y el ayudante Machado. De ser válido el argumento de Nacional, nadie podría haber dado indicaciones técnicas desde su banco. Aceptar este argumento lleva al absurdo que tendrían que tener contrato registrado como ayudantes no solo quien hace las veces de tal, sino cualquier otra persona que estuviera en el banco de suplentes. El médico, el kinesiólogo, el utilero y hasta los propios suplentes. Porque de lo contrario, al ser expulsado el técnico, cualquier jugador que gritara “vamo arriba” a sus compañeros sería considerado ayudante técnico y como no tiene contrato como tal, perdería los puntos el club. Un argumento de una puerilidad realmente asombrosa.

Pero por otra parte hay antecedentes que avalan la posición aurinegra. Fénix reclamó los puntos ante Rampla porque un ayudante técnico firmó un formulario como asistente técnico estando suspendido el DT titular y estuvo en el banco en ese partido. Es el mismo caso donde alguien que no tiene contrato como DT ejerce una función propia del técnico. Con buen criterio, el tribunal falló a favor de Rampla y desestimó el reclamo.

Pero además Nacional dice que en la final del año pasado donde el ayudante técnico de Defensor entró al vestuario antes del juego estando suspendido, Peñarol hubiera reclamado los puntos. Y es verdad, pero la clave de esa situación es que dicho ayudante estaba suspendido por haber sido expulsado en el encuentro anterior. Acá Fini no estaba suspendido, ni siquiera López estaba suspendido, sino expulsado del juego en cuestión.

Pero por si esto fuera poco, Peñarol ya había consultado a la comisión de reglamento para un caso como este y la respuesta fue que cuando el DT es expulsado se RECOMENDABA (no se obligaba) que se retirara el ayudante que no tenía contrato. Pero además de ser solo una recomendación, la comisión deja establecido que en caso de que no se retire, no existe sanción establecida en el código, ni para el club ni para el propio asistente.

Es un principio general de derecho que no existe sanción sin ley que la establezca y las sanciones no pueden aplicarse por analogía. No es aplicable a los ayudantes técnicos una sanción que no existe en el reglamento y no puede aplicárseles infiriendo por analogía que les corresponde porque si existe para los técnicos.

Dado lo expuesto, no dudamos que el tribunal descartará por improcedente este trasnochado reclamo del Club Nacional de Footbal que busca recuperar en los tribunales, lo que ha perdido en la cancha. Es evidente que esta maniobra busca paliar las responsabilidades de una mala gestión deportiva y dirigencial del tradicional adversario que se ve agravada porque en los últimos tres campeonatos oficiales disputados, la vuelta olímpica la dio Peñarol.

Entendemos que lo hagan, porque es evidente la insatisfacción de sus parciales con esta gestión, pero además es coherente con lo que ha sido la historia del Club Nacional de Footbal.

Ese es un tema mucho más profundo. El club Nacional de Footbal se fundó (no se sabe cuándo puesto que no tienen acta fundacional) para contrarrestar la influencia de equipos fundados por colectividades extranjeras (léase Peñarol). Su génesis no está determinada para competir y conseguir títulos, sino para contrarrestar a otros equipos (y ese otro no es más que Peñarol que ya se imponía como fuerza dominante de nuestro fútbol). Esto es reconocido y hasta con orgullo por sus propios parciales. No lo decimos nosotros, lo dicen ellos.

De esta manera, ya su sino queda determinado por el propósito manifiesto de su creación. Esto es, ir en contra de los demás y no a favor de sí mismo. Y ese propósito ha quedado adherido a su naturaleza de tal manera que ha determinado toda su actuación posterior.

Es así que en lugar de cimentar su historia, se han preocupado más y puesto más empeño en discutir la fundación de Peñarol, su carácter de decano del futbol uruguayo, los campeonatos conseguidos por Peñarol (hasta negando campeonatos reconocidos por la propia AUF en su refundación luego del laudo Serrato), su carácter de equipo más popular de este país (cosa no solo reconocible a simple vista sino ratificada por cuanta encuesta se ha realizado sobre el tema) y hasta a negarse a compartir una tribuna, prefiriendo que su parte quede vacía antes que aceptar la evidente desproporción de convocatoria, claramente favorable al aurinegro. Hasta pretenden negar el reconocimiento de la IFFHS a Peñarol como campeón sudamericano del siglo XX. Esta manía de ir en contra los ha llevado a absurdos tan enormes como intentar agrandar una canchita para convertirla en un estadio y contraer deudas que ahora los han puesto en aprietos para poder cumplir.

Esto también los ha llevado a arrogarse “distinciones” que no les corresponden para intentar conseguir algo más de grandeza. Hablar de que crearon la camiseta celeste, cuando en realidad la celeste se utilizó por primera vez para homenajear un triunfo del viejo River Plate (que no es el mismo que el actual) ante el Alumni argentino y la propuesta la hizo un dirigente de Wanderers. Nacional nada tuvo que ver en eso.

Por esa misma razón se han autodenominado "rey de copas" contabilizado como copas internacionales oficiales, aquellas copas amistosas que se disputaban en el Río de la Plata a pincipios del sigo pasado (Cousenier, Chevallier Button, Lipton etc) y que muchas veces eran patrocinadas por alguna marca comercial. Incluso se adjudican como propias algunas de estas copas (al menos 3) cuando no fueron definidas y quedaron sin concluir. Tan lejos han ido en esa pretensión que hasta la propia CONMEBOL tuvo que hacer público que esas copas carecen de valor oficial y solamente valen como amistosas. Peñarol tiene unas cuantas de esas ganadas y nunca se le ha ocurrido a nadie querer equipararlas en valor a una Libertadores por ejemplo.

Así también sostienen que el Parque Central está en el terreno donde se asentaba la Quinta de la Paraguaya, donde se celebró el congreso de 1813 que eligió a Artigas como jefe de los orientales. Sin embargo, destacados historiadores han demostrado que no era en ese lugar sino sobre la intersección de las actuales calles Garibaldi y 8 de octubre. Tanto es así, que la intendencia de Montevideo colocó un monolito conmemorativo en ese lugar. Para que la quinta llegara hasta donde está el Parque Central ya no deberíamos hablar de quinta sino de Estancia de la Paraguaya.

Siguiendo con Artigas, sostienen que llevan los colores por la bandera artiguista, cuando en realidad los colores de la camiseta de Nacional son producto de la fusión de los clubes que se unieron para fundarlo.

Esta búsqueda desesperada de gloria los ha llevado al despropósito de instalar una estatua de Carlos Gardel en el Parque Central, contradiciendo al propio Gardel que se había declarado hincha de Racing en Argentina y de Peñarol en Uruguay por ser los equipos más populares. Para más datos, Gardel estuvo presente en el encuentro del 18 de julio de 1926 entre Peñarol y el Deportivo Español de Barcelona cuando el “maestro” Piendibene venció al “divino” Zamora. Se jugó en el Parque Central, es verdad, pero quien jugó fue Peñarol. Es más, en la época, el Parque Central no pertenecía aún al Club Nacional de Footbal.

Pero hay más perlitas para este collar del absurdo. El primer gol de los campeonatos del mundo lo convirtió el francés Lucien Laurent contra México a los 19´ del juego en el estadio de Pocitos, el estadio de Peñarol. Esto ha sido reconocido por la Fifa, que hasta ha colocado una plaqueta en el lugar donde se encontraba el arco del desaparecido estadio. Sin embargo, partidarios de Nacional han llegado a sostener que en realidad el primer gol se convirtió en el Parque Central porque el partido empezó antes de horario. Como siempre, una justificación absurda intentando interpretar los hechos para sostener sus delirantes teorías.

Esa búsqueda de grandeza los ha llevado a páginas verdaderamente grotescas. Nacional tiene como un ídolo legendario a Abdón Porte, hasta el punto de que una de las tribunas del Parque Central lleva su nombre. La historia “oficial” es que Porte en el final de su carrera no soportó no poder continuar defendiendo la camiseta de Nacional y decidió suicidarse de un disparo en el campo de juego y dejó un poema para el presidente declarando su amor eterno a la enseña tricolor. Esto ya sería preocupante de por sí de reverencial a alguien que optó por el camino del suicidio. Pero, además pese a lo romántico de la historia, investigaciones más actuales parecen demostrar que Abdón Porte se suicidó fuera del Parque Central, tenía 24 años y por tanto mal podría estar en el final de su carrera, había festejado con sus compañeros el día anterior un triunfo deportivo del tricolor y además apenas sabía escribir como para dejar un poema. En cambio, el presidente de Nacional de la época, José María Delgado, si era una pluma reconocida por su habilidad.

Todos estos hechos a los que hacemos mención y que no son más que un recuento que termina resultado hasta ridículo, dan muestra cabal de la idiosincrasia que ha marcado al Club Nacional de Footbal a lo largo de su historia. Desde su propio nacimiento no han hecho otra cosa que vivir a contra-reacción de Peñarol. Eso los ha llevado a ese complejo que los empequeñece hasta el punto de convertirlos en enanos. Este absurdo reclamo de puntos no es otra cosa que otra expresión de ese complejo centenario que los aqueja.

Desde la época del amateurismo marrón cuando ofrecían sueldos a los jugadores de Peñarol estando prohibido, para que se fueran a sus filas, hasta la época del 40 cuando compraban campeonatos en una peluquería, la ética y la dignidad no han sido precisamente marcadores de la “cultura nacional”.  Este reclamo no los pone colorados con semejante historia detrás.

Hay que ser comprensivos y entender ese complejo. No es fácil para sus simpatizantes y dirigentes vivir a la sombra de Peñarol y corriendo detrás de sus logros. Si Nacional hubiera nacido en cualquier otro país de la región y tuviera los títulos que tiene, sería sin dudas el equipo más grande de ese país. Pero en Uruguay nadie tiene más títulos locales e internacionales ni nadie tiene más hinchada que Peñarol. Seguramente les resulta difícil aceptar que, de haber nacido en cualquier otro país, serían los más grandes y los más populares, pero tuvieron la mala suerte de nacer en el país de Peñarol.

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