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jueves, 29 de noviembre de 2018

Despidiendo el año. Peñarol 1 Rivera 0


Peñarol disputaba el último partido de la temporada en carácter amistoso en el estadio Atilio Paiva Olivera de la ciudad de Rivera contra la selección local. En realidad, es el segundo amistoso luego del encuentro disputado el 21 de noviembre en el CDS ante Fénix que terminó empatado 1 a 1 con gol del toro Gabriel Fernández.

Antes debió haberse disputado el amistoso ante Godoy Cruz de Mendoza, pero no se jugó por la absurda decisión de suspenderlo por la fijación de una final de Libertadores que tenía grandes chances de no disputarse como terminó sucediendo.

Un encuentro muy distinto al que estamos acostumbrados. Porque era poco más que un entrenamiento con público. Por su parte el rival era una selección departamental que se juntó apenas para disputar este encuentro por lo que poco podría servir como medida de la actuación aurinegra.

Una pena que Peñarol haya despedido el año tan lejos de su casa. No lejos de su gente, porque en Uruguay la hinchada carbonera es mayoría clara en todas partes y en Rivera es particularmente marcada la diferencia con los simpatizantes de otros equipos.

El equipo de López arrancó jugando con un equipo mixto con Thiago Cardozo en el arco, una zaga con Carlos Matheu (probablemente en su último encuentro en Peñarol) y Carlos Rodríguez, por los laterales Giovanni González y Rodrigo Rojo (otro que tiene en duda su continuidad). En el medio Guzmán Pereira y el cebolla Cristian Rodríguez, por las bandas Fabián Estoyanoff e Ignacio Lores. Finalmente, un ataque con Darwin Nuñez y Lucas Viatri.

Peñarol que salió al campo con la copa de campeón uruguayo en las manos de su capitán para mostrarla al público presente.

En el equipo local un ex carbonero: Sebastián Rosano autor de un gol clásico en aquel recordado encuentro donde Peñarol fue despojado de los 3 puntos con un gol con la mano y otro de un tiro libre por falta que no fue.

Y el partido tuvo el ritmo que cabía esperar, el de una práctica, incluso menos que un partido de exhibición.

La primera fue para el local a los 5´ con un remate desde afuera del área de Ramos que contiene bien Cardozo.

Peñarol responde a los 8´ con un centro de Rojo desde la izquierda y el cabezazo de Lores que pega en un defensa y se va al córner que no es sancionado por el árbitro.

Otra para el celeste local a los 14´ con un pase profundo de Machado para la entrada de Ramos que ingresa solo contra el aquero pero define muy mal y la pelota cruzada se va lejos del palo izquierdo.

A los 18´ un toque de Viatri para el cebolla Rodríguez que entra al área por izquierda y saca el remate cruzado que se va afuera contra el palo izquierdo.

Rivera tuvo unas cuantas seguidas en pocos minutos. La primera a los 21´ una entrada de Florindo por el medio y llega a definir muy suave y contiene Cardozo.

Sobre los 23´ otra vez por el medio en esta ocasión es Machado el que se la lleva, finta hacia afuera y saca el remate cruzado que vuelve a contener Cardozo.

Un minuto después es Gómez quien se le va a Giovanni por izquierda y saca el remate con poco ángulo y Cardozo manda al córner. De ese córner cabecea solo y de frente Britos y la pelota se va apenas afuera contra el ángulo derecho.

Peñarol tiene una a los 26´ con un centro de Estoyanoff desde la derecha, la pelota pega en Silva y se eleva yéndose al córner por encima del horizontal cuando parecía gol en contra.

A partir de allí decayó el ritmo del juego, producto del calor y el estado físico de los equipos. Lo preocupante la lesión de Lores que salió muy sentido y podría ser grave.

La última fue para el aurinegro, ya sobre el final del primer tiempo con otro centro de Estoyanoff desde la derecha y el cabezazo de Viatri que se pierde apenas afuera contra el palo izquierdo.

Para el segundo tiempo una catarata de cambios en Peñarol. Entraron Kevin Dawson al arco, en defensa Fabricio Formiliano, Ezequiel Busquets y Lucas Hernández, en el medio Walter Gargano Gonzalo Freitas y Facundo Torres y adelante Gabriel Fernández (otro de los que seguramente no siga pero en este caso porque lo quieren de todos lados). Estos jugadores se sumaban a Agustín Canobbio que había entrado por Lores. Del equipo inicial solo quedaban Matheu y Giovanni (que en otra particularidad del partido, salieron faltando 20´ y reingresaron Carlos Rodríguez y Nuñez).

En este segundo tiempo prevaleció el aurinegro y ya Rivera no tuvo prácticamente chances para convertir.

La primera fue a los 4´ con un remate desde afuera del área de Freitas que contiene bien el arquero.

El gol llega a los 8´. Un toque de Busquets para la subida de Giovanni por derecha, va hasta el fondo y mete el centro rastrero para que defina el toro Fernández. Su toque pega en el travesaño, luego en la espalda del arquero y se mete en el arco marcando el 1 a 0 que sería definitivo.

Recién sobre los 30´ tuvo otra Peñarol. Un toque de Torres para el ingreso al área por izquierda de Nuñez y define cruzado y el arquero termina despejando con el cuerpo.

Otra clarísima a los 32´. Subida de Hernández por izquierda, toque a Núñez, devolución y Hernández que la mete de emboquillada para Núñez que le pega cruzado de sobre pique y el arquero vuela para mandarla al córner con una mano en una impresionante atajada, la mejor de la noche.

De ahí al final, Peñarol controló el partido, no sufrió en defensa, pero tampoco generó más chances de convertir.

Una victoria del aurinegro que no da para analizar demasiado, dado el carácter del partido y la jerarquía del rival. Cierre para un año donde nos fue mal en lo internacional, pero volvimos a marcar hegemonía en lo local.

Ahora será tiempo de análisis en estas páginas y el diseño del nuevo equipo para la temporada siguiente en el club.

domingo, 25 de noviembre de 2018

No pudimos festejar


Peñarol tenía pensado festejar la obtención de su 52° campeonato uruguayo, obtenido ante el tradicional rival, jugando ante Godoy Cruz de Mendoza. Sin embargo, se decidió no jugar el partido dada la fijación para hoy de la final de la Copa Libertadores. Cualquier lector normal preguntaría “que tiene que ver?”. Nosotros también nos lo preguntamos.

Independientemente de que esa final finalmente no se jugará hoy, no había ninguna razón lógica para no jugar el encuentro. Al hincha de Peñarol, el verdadero hincha aurinegro, le importan tres caramelos cualquier otro encuentro donde no juegue el carbonero. Incluso a aquellos no tan fático, seguramente les importa más un partido de Peñarol que el de cualquier otro club.

Esta dirigencia ha tenido muchos aciertos en este primer año de conducción, los cuales alabamos como corresponde y serán tomados en cuenta a la hora de cerrar el balance del año. Sin embargo, en esta ocasión, se equivocó.

Nunca se debió dejar de lado este partido por una cuestión exógena que, para peor, deja más en evidencia el error luego de haberse suspendido. Era una oportunidad para festejar el campeonato obtenido, para mostrar que Peñarol es el legítimo campeón uruguayo 2018 por más que otros quieran discutirlo en los tribunales con reclamos absurdos y trasnochados. Era una oportunidad para la familia carbonera de estar junto a este equipo, de agradecer a sus jugadores por el esfuerzo realizado para obtener este campeonato, para darle un momento de desagravio al técnico Diego López, que pasó momentos muy complicados y mostró un temple y una hombría dignas de admiración para mantenerse tan firme como calmado.

Le privamos también al equipo de jugar un partido ante un rival internacional, sintiendo el calor de su gente, en su casa, como momento de festejo y alegría después de un esfuerzo tan grande como debió realizar para conquistar esta nueva estrella a nuestro historial.

Es vergonzoso que hoy no podamos disfrutar de ese momento porque dos cuadros argentinos disputaban un encuentro que no nos interesa en lo más mínimo a los hinchas de Peñarol.

Nos preguntamos también que pensarán jugadores, dirigentes e hinchas de Godoy Cruz, que viajaron para un partido que no se disputó. Qué imagen deja Peñarol? Hay que ser muy cuidadoso con este tipo de cosas. Pretendemos que Peñarol se maneje profesionalmente como institución y estas improvisaciones conspiran contra ese objetivo. Es hora de que, de una vez por todas, Peñarol se maneje como una institución moderna. No puede ser que nuestra agenda venga determinada por factores externos a la institución.

Hoy éramos muchos los que entre ver un partido entre dos equipos argentinos y ver al glorioso Peñarol, no teníamos dudas sobre qué elegir. Hoy el verdadero hincha de Peñarol se siente frustrado, decepcionado, molesto por esta decisión absurda, apresurada y antipopular.

Nos jactamos con razón de ser el campeón sudamericano del siglo XX, es hora de que empecemos a actuar como tal, en todo. Y sobre todo, recordar que el siglo XX ya pasó y debemos trabajar para el presente pensando en el futuro.

Suspendimos un festejo de la familia carbonera por un partido que se promocionó pomposamente como “la final del mundo” y terminó mostrando que fue la final del tercer mundo. Sería hora también de pensar que postura habrá de tener Peñarol en el concierto sudamericano en los próximos tiempos.

sábado, 17 de noviembre de 2018

El reclamo de puntos y el enanismo tricolor.


Nacional ha decidido reclamar los puntos del pasado clásico en otro gesto que lo caracteriza. Reclama que el asistente técnico de López, el italiano Michele Fini, ofició como entrenador sin tener contrato registrado en la AUF, luego de la expulsión del DT.

Fini estuvo en el campo durante 3 o 4 minutos después de la expulsión del titular y fue el propio Peñarol quien lo retiró para evitar suspicacias. Ahora Nacional pretende argumentar que ese retiro es confesión de delito. Lo que hizo claramente Peñarol fue retirarlo para evitar cualquier interpretación equivocada que llevara justamente a esta situación. Mal puede ser tomado como “reconocimiento” de una infracción sino como la voluntad manifiesta de evitar cualquier señal que pudiera llevar a una interpretación equivocada en el sentido que se buscaba sacar alguna ventaja deportiva de la situación. Peñarol retiró a Fini para dejar expresa su voluntad manifiesta de no contravenir, no una norma que no existe, sino el espíritu de la norma existente. Parece que no fue suficiente y que, aun así, algunos necios no lo entendieron.

El argumento tricolor no resiste el menor análisis. De ser dado por válido, el propio Nacional estaría en infracción, puesto que fueron expulsados el técnico Medina y el ayudante Machado. De ser válido el argumento de Nacional, nadie podría haber dado indicaciones técnicas desde su banco. Aceptar este argumento lleva al absurdo que tendrían que tener contrato registrado como ayudantes no solo quien hace las veces de tal, sino cualquier otra persona que estuviera en el banco de suplentes. El médico, el kinesiólogo, el utilero y hasta los propios suplentes. Porque de lo contrario, al ser expulsado el técnico, cualquier jugador que gritara “vamo arriba” a sus compañeros sería considerado ayudante técnico y como no tiene contrato como tal, perdería los puntos el club. Un argumento de una puerilidad realmente asombrosa.

Pero por otra parte hay antecedentes que avalan la posición aurinegra. Fénix reclamó los puntos ante Rampla porque un ayudante técnico firmó un formulario como asistente técnico estando suspendido el DT titular y estuvo en el banco en ese partido. Es el mismo caso donde alguien que no tiene contrato como DT ejerce una función propia del técnico. Con buen criterio, el tribunal falló a favor de Rampla y desestimó el reclamo.

Pero además Nacional dice que en la final del año pasado donde el ayudante técnico de Defensor entró al vestuario antes del juego estando suspendido, Peñarol hubiera reclamado los puntos. Y es verdad, pero la clave de esa situación es que dicho ayudante estaba suspendido por haber sido expulsado en el encuentro anterior. Acá Fini no estaba suspendido, ni siquiera López estaba suspendido, sino expulsado del juego en cuestión.

Pero por si esto fuera poco, Peñarol ya había consultado a la comisión de reglamento para un caso como este y la respuesta fue que cuando el DT es expulsado se RECOMENDABA (no se obligaba) que se retirara el ayudante que no tenía contrato. Pero además de ser solo una recomendación, la comisión deja establecido que en caso de que no se retire, no existe sanción establecida en el código, ni para el club ni para el propio asistente.

Es un principio general de derecho que no existe sanción sin ley que la establezca y las sanciones no pueden aplicarse por analogía. No es aplicable a los ayudantes técnicos una sanción que no existe en el reglamento y no puede aplicárseles infiriendo por analogía que les corresponde porque si existe para los técnicos.

Dado lo expuesto, no dudamos que el tribunal descartará por improcedente este trasnochado reclamo del Club Nacional de Footbal que busca recuperar en los tribunales, lo que ha perdido en la cancha. Es evidente que esta maniobra busca paliar las responsabilidades de una mala gestión deportiva y dirigencial del tradicional adversario que se ve agravada porque en los últimos tres campeonatos oficiales disputados, la vuelta olímpica la dio Peñarol.

Entendemos que lo hagan, porque es evidente la insatisfacción de sus parciales con esta gestión, pero además es coherente con lo que ha sido la historia del Club Nacional de Footbal.

Ese es un tema mucho más profundo. El club Nacional de Footbal se fundó (no se sabe cuándo puesto que no tienen acta fundacional) para contrarrestar la influencia de equipos fundados por colectividades extranjeras (léase Peñarol). Su génesis no está determinada para competir y conseguir títulos, sino para contrarrestar a otros equipos (y ese otro no es más que Peñarol que ya se imponía como fuerza dominante de nuestro fútbol). Esto es reconocido y hasta con orgullo por sus propios parciales. No lo decimos nosotros, lo dicen ellos.

De esta manera, ya su sino queda determinado por el propósito manifiesto de su creación. Esto es, ir en contra de los demás y no a favor de sí mismo. Y ese propósito ha quedado adherido a su naturaleza de tal manera que ha determinado toda su actuación posterior.

Es así que en lugar de cimentar su historia, se han preocupado más y puesto más empeño en discutir la fundación de Peñarol, su carácter de decano del futbol uruguayo, los campeonatos conseguidos por Peñarol (hasta negando campeonatos reconocidos por la propia AUF en su refundación luego del laudo Serrato), su carácter de equipo más popular de este país (cosa no solo reconocible a simple vista sino ratificada por cuanta encuesta se ha realizado sobre el tema) y hasta a negarse a compartir una tribuna, prefiriendo que su parte quede vacía antes que aceptar la evidente desproporción de convocatoria, claramente favorable al aurinegro. Hasta pretenden negar el reconocimiento de la IFFHS a Peñarol como campeón sudamericano del siglo XX. Esta manía de ir en contra los ha llevado a absurdos tan enormes como intentar agrandar una canchita para convertirla en un estadio y contraer deudas que ahora los han puesto en aprietos para poder cumplir.

Esto también los ha llevado a arrogarse “distinciones” que no les corresponden para intentar conseguir algo más de grandeza. Hablar de que crearon la camiseta celeste, cuando en realidad la celeste se utilizó por primera vez para homenajear un triunfo del viejo River Plate (que no es el mismo que el actual) ante el Alumni argentino y la propuesta la hizo un dirigente de Wanderers. Nacional nada tuvo que ver en eso.

Por esa misma razón se han autodenominado "rey de copas" contabilizado como copas internacionales oficiales, aquellas copas amistosas que se disputaban en el Río de la Plata a pincipios del sigo pasado (Cousenier, Chevallier Button, Lipton etc) y que muchas veces eran patrocinadas por alguna marca comercial. Incluso se adjudican como propias algunas de estas copas (al menos 3) cuando no fueron definidas y quedaron sin concluir. Tan lejos han ido en esa pretensión que hasta la propia CONMEBOL tuvo que hacer público que esas copas carecen de valor oficial y solamente valen como amistosas. Peñarol tiene unas cuantas de esas ganadas y nunca se le ha ocurrido a nadie querer equipararlas en valor a una Libertadores por ejemplo.

Así también sostienen que el Parque Central está en el terreno donde se asentaba la Quinta de la Paraguaya, donde se celebró el congreso de 1813 que eligió a Artigas como jefe de los orientales. Sin embargo, destacados historiadores han demostrado que no era en ese lugar sino sobre la intersección de las actuales calles Garibaldi y 8 de octubre. Tanto es así, que la intendencia de Montevideo colocó un monolito conmemorativo en ese lugar. Para que la quinta llegara hasta donde está el Parque Central ya no deberíamos hablar de quinta sino de Estancia de la Paraguaya.

Siguiendo con Artigas, sostienen que llevan los colores por la bandera artiguista, cuando en realidad los colores de la camiseta de Nacional son producto de la fusión de los clubes que se unieron para fundarlo.

Esta búsqueda desesperada de gloria los ha llevado al despropósito de instalar una estatua de Carlos Gardel en el Parque Central, contradiciendo al propio Gardel que se había declarado hincha de Racing en Argentina y de Peñarol en Uruguay por ser los equipos más populares. Para más datos, Gardel estuvo presente en el encuentro del 18 de julio de 1926 entre Peñarol y el Deportivo Español de Barcelona cuando el “maestro” Piendibene venció al “divino” Zamora. Se jugó en el Parque Central, es verdad, pero quien jugó fue Peñarol. Es más, en la época, el Parque Central no pertenecía aún al Club Nacional de Footbal.

Pero hay más perlitas para este collar del absurdo. El primer gol de los campeonatos del mundo lo convirtió el francés Lucien Laurent contra México a los 19´ del juego en el estadio de Pocitos, el estadio de Peñarol. Esto ha sido reconocido por la Fifa, que hasta ha colocado una plaqueta en el lugar donde se encontraba el arco del desaparecido estadio. Sin embargo, partidarios de Nacional han llegado a sostener que en realidad el primer gol se convirtió en el Parque Central porque el partido empezó antes de horario. Como siempre, una justificación absurda intentando interpretar los hechos para sostener sus delirantes teorías.

Esa búsqueda de grandeza los ha llevado a páginas verdaderamente grotescas. Nacional tiene como un ídolo legendario a Abdón Porte, hasta el punto de que una de las tribunas del Parque Central lleva su nombre. La historia “oficial” es que Porte en el final de su carrera no soportó no poder continuar defendiendo la camiseta de Nacional y decidió suicidarse de un disparo en el campo de juego y dejó un poema para el presidente declarando su amor eterno a la enseña tricolor. Esto ya sería preocupante de por sí de reverencial a alguien que optó por el camino del suicidio. Pero, además pese a lo romántico de la historia, investigaciones más actuales parecen demostrar que Abdón Porte se suicidó fuera del Parque Central, tenía 24 años y por tanto mal podría estar en el final de su carrera, había festejado con sus compañeros el día anterior un triunfo deportivo del tricolor y además apenas sabía escribir como para dejar un poema. En cambio, el presidente de Nacional de la época, José María Delgado, si era una pluma reconocida por su habilidad.

Todos estos hechos a los que hacemos mención y que no son más que un recuento que termina resultado hasta ridículo, dan muestra cabal de la idiosincrasia que ha marcado al Club Nacional de Footbal a lo largo de su historia. Desde su propio nacimiento no han hecho otra cosa que vivir a contra-reacción de Peñarol. Eso los ha llevado a ese complejo que los empequeñece hasta el punto de convertirlos en enanos. Este absurdo reclamo de puntos no es otra cosa que otra expresión de ese complejo centenario que los aqueja.

Desde la época del amateurismo marrón cuando ofrecían sueldos a los jugadores de Peñarol estando prohibido, para que se fueran a sus filas, hasta la época del 40 cuando compraban campeonatos en una peluquería, la ética y la dignidad no han sido precisamente marcadores de la “cultura nacional”.  Este reclamo no los pone colorados con semejante historia detrás.

Hay que ser comprensivos y entender ese complejo. No es fácil para sus simpatizantes y dirigentes vivir a la sombra de Peñarol y corriendo detrás de sus logros. Si Nacional hubiera nacido en cualquier otro país de la región y tuviera los títulos que tiene, sería sin dudas el equipo más grande de ese país. Pero en Uruguay nadie tiene más títulos locales e internacionales ni nadie tiene más hinchada que Peñarol. Seguramente les resulta difícil aceptar que, de haber nacido en cualquier otro país, serían los más grandes y los más populares, pero tuvieron la mala suerte de nacer en el país de Peñarol.