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sábado, 9 de junio de 2018

Chau Leo. Gracias y hasta la próxima.


Con la no clasificación a la final del intermedio, Leonardo Ramos culminó su ciclo como entrenador aurinegro. No lo pudo hacer en cancha como debía ser porque estaba suspendido por la expulsión ante Torque. En este año y medio que fue el entrenador de nuestra institución pasaron muchas cosas. Como es lógico, hubo aciertos y errores en este tiempo y lo importante es el balance de unos y otros.

Tuvo un primer semestre complicado. Los resultados no se dieron como esperaba y quedó lejos del tradicional adversario. Sin embargo, el equipo comenzó a esbozar una recuperación que ratificaría en el segundo semestre. Perdió pocos partidos y la diferencia se dio sobre todo porque empató demasiados. Claro que algunas de esas derrotas marcaron muy fuerte. La derrota ente Defensor en el intermedio, de local, con dos jugadores de más y cuando solo precisaba el empate para ir a la final, golpeó duramente y amenazó con pasarle factura al entrenador antes de tiempo.

También fue deficitario el saldo internacional donde quedó último en un grupo donde estaba Palmeiras, es verdad, pero los otros rivales (Atlético Tucumán y Jorge Wilstermann) no eran nada del otro mundo. Ni siquiera pudo acceder a la copa Sudamericana en aquella ocasión.

En el segundo semestre la cosa fue distinta. Es verdad que se trajeron jugadores de muchísima calidad, Gargano, Maxi Rodríguez, Formiliano, Viatri, Varela, que sumados a algunos de los que ya estaban como Arias, Dawson, Estoyanoff, el cebolla Rodríguez, Rossi, conformaron un plantel de excepción para el medio. Recuperaron la distancia perdida, ganaron la anual y fueron campeones sin necesidad de final ante Defensor.

Este último semestre no termina bien. Peñarol no consiguió ni el apertura, ni el intermedio, ni la clasificación a octavos en la copa. El equipo perdió encuentros claves (como ante Libertad en Asunción, cuando un punto nos hubiera dado la clasificación) aunque los ganó todos en el Campeón del Siglo. En lo local cayó dos veces ante Torque y una ante Progreso.  El técnico se equivocó al no rotar el equipo como la intensidad de la competencia lo exigía y pagó con lesiones. Es verdad también que hubo lesiones graves. Gargano, jugador fundamental en este plantel, quedo fuera en medio del apertura y al inicio de la copa. Y Peñarol nunca lo pudo disimular.

Los aciertos de Ramos? Darle la titularidad a Dawson cuando era difícil desplazar a Guruceaga. Darle el capitanato y el orden táctico que necesitaba Nandez (que se fue a Boca en medio del campeonato), colocar al cebolla Rodríguez como doble 5 dándole un panorama de cancha que no tenía cuando jugaba como volante externo. La llegada de algunos jugadores importantes que fueron pedidos por el técnico como Arias (al que se quiere llevar con él para Arabia) y Formiliano. Confiar en Rossi como titular. La dosificación que hizo del juego de Palacios.

Pero además le devolvió la confianza al equipo. Peñarol se pareció mucho más a Peñarol. Fue mucho más respetado por los rivales y encadenó una racha interesante de triunfos como local. Cuando se hace el balance, el equipo de Ramos perdió muy pocos partidos en este último año y medio. Pero siempre el éxito o fracaso de una institución se mide en títulos.

En esa área, Ramos conquistó el campeonato uruguayo, ganó también la primera supercopa con luz sobre el tradicional adversario y revirtió una tendencia negativa en los clásicos. En el debe queda la actuación internacional, donde no se consiguieron los objetivos planteados.

En el saldo general calificamos como positiva la actuación de Leonardo Ramos al frente de Peñarol. Lo negativo es que pudo y debió ir más lejos en la copa. Pero no lo podemos juzgar con excesiva dureza cuando en los últimos 30 años, salvo a Aguirre, a ningún otro técnico le ha ido mucho mejor.

Queda el sinsabor de la forma en que se retira el técnico, apenas se supo eliminado de la Libertadores, cuando gran parte de la responsabilidad de eso es suya. Entendemos que es difícil rechazar una oferta como la que recibió y comparadas con otras salidas de otros entrenadores en el pasado, la de Ramos resultó mucho más elegante.

El ciclo de Ramos llega a su fin con un saldo a favor. No era el técnico que preferíamos en su momento y nobleza obliga a reconocerlo, pero su pasaje en el carbonero quedará marcado por algunas de las cosas positivas que consiguió. Pensamos que quedará como esos técnicos a los que se podrá volver a recurrir cuando las circunstancias lo hagan posible. Ahora es el tiempo de Diego López (y eso merecerá otro tratamiento en este sitio en estos días venideros).

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