Peñarol
volvía a jugar en el Campeón de Siglo después del bochornoso final ante
Palmeiras. Un encuentro que ya ha generado la suspensión de 3 jugadores
aurinegros en el ámbito internacional. La Conmebol que es la institución más corrupta
de Sudamérica ahora quiere lavar su imagen a costa de los clubes. Pero esa
misma institución fraudulenta, que sigue teniendo su sede en Paraguay y sigue
siendo gobernada por dirigentes paraguayos como hade más de 30 años, ya ha
emitido sanciones que después no cumplió. Claro que en ese caso el sancionado
se llamaba Boca Juniors y no Peñarol. Pero
también la justicia procesó a esos mismos 3 jugadores. Una justicia que
pertenece al mismo orden que el Ministerio del Interior que sigue sin cumplir
su cometido y no coloca a la policía dentro de los estadios con resultados
nefastos como el del miércoles pasado. Pero no será el Ministerio del Interior
quien pague por su omisión sino, de nuevo, como en el clásico, el Club Atlético
Peñarol.
Dejemos
clara una cosa, los jugadores y Peñarol institución se regalaron el miércoles pasado
a sabiendas de que con Peñarol las sanciones siempre son ejemplarizantes cosa
que no sucede con otras instituciones. Lamentablemente cualquier peñarolense (hincha,
socio, técnico o dirigente) sabe que se tiene que cuidar el doble que cualquier
otro.
En
cuanto al equipo, un solo cambio con respecto al miércoles. El regreso de Ramón
Arias a la zaga en lugar del paraguayo Villalba.
El
primer tiempo fue pobre, con escasas emociones, sin profundidad. Manejó mejor
la pelota River, con buen toque en el medio, algún desborde por las puntas pero
mal culminado por el medio. Peñarol fue impreciso, sin sorpresa ni profundidad.
Al
punto que hay solo una ocasión digna de mención para cada uno en el primer
tiempo. La de Peñarol a los 33´ que termina siendo el gol de apertura. Un
impecable cambio de frente de Novick de izquierda a derecha para la entrada de
Alex Silva que mete el centro al área. La pelota pega en un defensa, se eleva,
supera al arquero y por detrás ingresa solo Affonso que no tiene más que
tocarla con el arco libre para marcar la apertura.
River
tuvo la suya a los 39´ con un tiro libre apenas afuera del área desde la
izquierda. Lo remata William Martínez y la pelota se va apenas arriba contra el
ángulo derecho de Guruceaga.
Muy
poco para ambos en un primer tiempo que por momentos resultó pesado y aburrido.
El
segundo tiempo fue igual, aunque Peñarol a los 13´ consigue otro gol que era
perfectamente válido y una vez más es perjudicado por un error arbitral. Es un tiro
libre desde la derecha y el cabezazo de Ramón Arias perfectamente habilitado se
mete contra el palo izquierdo pero increíblemente es anulado por un offside
inexistente.
Sobre
los 22´ un contrataque rápido de aurinegro, la pelota la trae el cebolla
Rodríguez y saca el remate que pasa apenas ancho contra el palo izquierdo.
A los
34´ llega el empate de River en una jugada por izquierda donde no marca bien la
defensa por izquierda el delantero darsenero va hasta el fondo y mete la pelota
al medio, un remate que pega en Saavedra y se mete en el arco marcando el
empate.
Por más
que Peñarol se queda con uno más en esa jugada por la expulsión de Saavedra por
provocar a la tribuna en el festejo.
Peñarol
tuvo dos para ganarlo. La primera a los 39´ cuando Dibble se mete por izquierda
y mete el centro, cabecea el cebolla en palomita y le sale a la manos de
arquero Pérez.
La
última fue pasada la hora cuando luego de un centro desde la derecha la pelota
le queda a Dibble por el segundo palo y el arquero atora el remate con el
cuerpo y consigue despejar.
Peñarol
empató y no es justo. No es justo porque hizo lo que se debe hacer en futbol
para ganar un partido: convertir más goles válidos que el rival, pero una vez más
es perjudicado por los jueces negando la concesión de un tanto que era
completamente válido. Después aparecen descarados presidentes de otros clubes diciendo
que Peñarol es favorecido por los árbitros. Presidentes de clubes que han sido
favorecidos de manera vergonzosa en los últimos tiempos y que tienen la cara de
piedra de quejarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario