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jueves, 16 de marzo de 2017

En copa, una victoria a lo Peñarol.



Peñarol se jugaba buena parte de su chance en la libertadores pese a ser apenas su segundo partido en la serie, ante Atlético Tucumán. Un equipo, que a diferencia del resto de los argentinos que participan en esta copa, venía con rodaje y la experiencia de haber pasado por dos series eliminatorias superando a dos equipos que en principio, parecían superiores.

Ramos mandaba tres cambios a la cancha con respecto al equipo del debut. Hernán Petryk en el lateral derecho por Alex Silva, la vuelta del vikingo Novick por Tomás Costa que jugó en el debut y el ingreso de poco confiable Affonso en ofensiva en lugar de Gastón Rodríguez.

Peñarol arrancó bien, intentando abrir la cancha por derecha con Petryk y Nandez y por izquierda con Lucas Hernández y el cebolla Rodríguez, pero  fallaba en el último pase – centro y no generaba situaciones de peligro.

Atlético Tucumán intentaba el contragolpe en esos primeros minutos y a medida que se fue afianzando en el medio campo, tocaba la pelota con la eficiencia típica de los equipos argentinos, pero tampoco mostraba profundidad.

Esto generó un primer tiempo  deslucido, entreverado, más luchado que jugado, tanto así que solo hubo dos acciones de peligro, una para cada uno, a lo largo de esos 45´.

La primera fue para el visitante a los 20´ cuando falla Novick en el área (se notó su falta de futbol en la mala entrega de varias pelotas) y la bola le queda a Canuto dentro del área que engancha y saca el remate que contiene Guruceaga yendo abajo contra la base del palo derecho.

La de Peñarol fue a los 43´ después de un tiro libre mal ejecutado, Hernández manda la bola al área, la roza Villalba, despeja mal un zaguero y le vuelve a quedar al paraguayo que saca el remate al arco y provoca una impresionante atajada del arquero Lucchetti con una mano, volando abajo contra el palo derecho para mandar al córner.

Muy pocas chances para un equipo aurinegro tan necesitado de la victoria. Pero el segundo tiempo iba a ser radicalmente diferente.

Las primeras chances son para el aurinegro. A los 4´ el córner desde la derecha, no alcanza a rechazar la defensa y el remate de Ramón Arias dentro del área rebota en un zaguero cuando parecía que no llegaba Lucchetti.

Sobre los 6´ un centro del cebolla Rodríguez desde la izquierda y gana arriba Affonso que mete el cabezazo que se va por encima del horizontal.

Pero convierte Atlético Tucumán en la primera que tiene a los 15´. Un pase de Barbona para Aliendro que se mete como puntero derecho, nadie de Peñarol cierra la punta y mete el centro, Ramón Arias lo pierde a Menéndez que anticipa solo en el primer palo para desviar la pelota y superar la defensa de Guruceaga y meterla contra el palo derecho marcando la apertura.

Todos los fantasmas volvían sobre el equipo aurinegro. Aun pudo convertir el segundo el visitante tres minutos después, con un remate desde afuera de Barbona que rebota y se pierde al córner rozando el palo derecho cuando no llegaba Guruceaga.

Hasta ahí ni el más optimista podía pensar lo que vendría. Minuto 21. Tiro libre desde el ángulo derecho del  área que toma Lucas Hernández, la pelota pega en la barrera y el desvío descoloca a Lucchetti y hace que la pelota entre contra el palo derecho marcando un empate muy festejado.

Pero nadie podía prever que dos minutos después Gastón Rodríguez que había ingresado por Junior Arias, se iba a mandar un jugadón arrancando desde el medio campo, supera a dos rivales en velocidad, engancha ante otro y queda frente al arquero para tocar la pelota por encima de Lucchetti y Affonso le gana a la pierna de un zaguero para tocar la pelota y meterla contra el palo derecho poniendo un 2 a 1 que nos hizo quedar roncos a todos los hinchas carboneros.

De ahí en más, Peñarol intentó aguantarlo contra un Tucumán que se fue arriba y por momentos nos apretó en nuestro campo. Gracias a Guruceaga y algún rebote en los palos se pudo mantener.

Tuvo varias opciones para empatarlo el visitante. La primera a los 25´ cuando se va Leandro González por izquierda, enfrenta a Guruceaga y remata desviado contra el palo derecho.

La segunda a los 32´ con un remate desde afuera del área de Leandro González que baja rápidamente y consigue rechazar Guruceaga hacia un costado.

A los 37´ un impresionante remate desde 40 metros de Luis Rodríguez que hace la comba buscando el arco y vuela Guruceaga para rozar con una mano para desviar la pelota que se metía y termina pegando en el ángulo izquierdo. El rebote lo toma Aliendro que cabecea cruzado y Gurucega consigue atrapar la pelota para cerrar una doble atajada monumental.

Otra a los 40´ con una pelota alta al área, domina Leandro González para superar a Petryk y sacar el remate cruzado y fuerte que supera a Guruceaga y pega en la base del palo izquierdo cuando estaba vencido nuestro arquero.

La última fue sobre la hora luego de un entrevero en el área y la pelota le queda a Aliendro que saca el remate dentro del área que le sale muy al medio y encuentra el cuerpo de Guruceaga que termina conteniendo el balón.

Ganó Peñarol un típico partido de copa, luchado, trabado, complicado, cerrado, de los que tantas y tantas veces le hemos visto ganar al carbonero. Sufrió muchísimo, sobre todo después de ponerse en ventaja. No se puede decir que haya jugado bien, pero estos partidos no son para jugar bien, son para ganar y se ganó.

Pero son esas victorias que siempre nos regaló Peñarol. De atrás, dándolo vuelta a pesar de jugar mal pero con toda la entrega y la enjundia que siempre le hemos reclamado a los equipos aurinegros y más aún en esta copa. Esas victorias que levantan, que dan fuerza e inyección anímica para lo que viene.

El futuro en la copa sigue muy complicado porque ahora vendrán dos encuentros seguidos ante Palmeiras, primero de visitante y luego de local. Sería fundamental obtener una victoria ante el verdao (que siendo el mejor equipo de la serie, ayer mostró que puede tener un encuentro malo) y habrá que ir afuera a intentar robar algún punto a Tucumán. Pero para eso Peñarol deberá mejorar y mucho porque sigue sin ser un equipo que nos de confianza.

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