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domingo, 19 de febrero de 2017

De la mano de Cunha, Peñarol vuelve a dejar puntos.



Peñarol jugaba su tercer partido en el torneo ya con la necesidad de no dejar puntos por el camino para no quedar relegado tan pronto en el campeonato. Con dos cambios obligados por la lesión de Marcel Novick y la suspensión de Nandez dando ingreso a Ángel Rodríguez y el debut de Juan Martín Boselli como titular, dos jugadores de características diferentes a los que salieron.

Como árbitro del encuentro el funesto Cunha, el juez que más nos ha perjudicado desde el retiro del aun más siniestro Gustavo Méndez, recibido por la rechifla de todo el estadio, que es menos de lo que se merece un árbitro que continua y reiteradamente ha lesionado los intereses de nuestra institución.

Homenajes varios y merecidos antes del inicio del encuentro. A Luis Maidana, arquero campeón con Peñarol de las Libertadores de 1960 y 1961 y de la intercontinental del mismo año. A los juveniles del club, recientes campeones sudamericanos con Uruguay. Y también a Carlos Valdez el capitán del campeonato número cincuenta, conseguido el año pasado.

Y Peñarol sintió enormemente las ausencias, porque no presionó como lo había hecho en los encuentros anteriores, perdió el medio campo por largos períodos del juego y no generó nunca ocasiones claras para marcar. Tanto es así que se fue al descanso sin haber rematado al arco con pretensiones. Apenas si alguna jugada por las bandas hacia el centro, que no encontraron destinatario o éste llegó muy forzado y algún remate aislado desviado de marco.

Boston River tampoco hizo demasiado. Fue un equipo ordenado que intentó aprovechar las facilidades que dio nuestro equipo en el medio y casi se va también sin rematar al arco. Apenas sobre la hora en una jugada donde Foliados se fue por izquierda, metió un sombrero para sacarse la marca de Villalba y remató cruzado y la pelota se fue afuera a media altura contra el palo derecho de Guruceaga.

Peñarol mejoro algo en el segundo tiempo pero no lo suficiente como para dar la sensación de que podía llevarse el encuentro. De todos modos otra vez Cunha sería decisivo para que eso no sucediera.

La primera del aurinegro es a los 6´ con un centro de Boselli desde la derecha que cabecea Gastón Rodríguez mandando la pelota muy por encima del horizontal.

Sobre los 20´ un error en la salida de Arias termina con una pelota que deriva hacia la izquierda y Villalba lucha con Foliados que se la lleva favorecido por el rebote y remata fuerte y encima de horizontal.

Un minuto después otra vez un error en el fondo y esta vez es Vila quien le gana la pelota a Petrik por izquierda, engancha y saca el remate que otra vez se va alta.

A los 31´ vuelve a aparecer la mano de Cunha tan característica en cada encuentro de Peñarol . Un centro de Boselli desde la derecha y la pelota es detenida con la mano por el zaguero en un penal clarísimo que se come el línea pero también Cunha, un verdadero especialista en no ver las manos en el área de los rivales de Peñarol (no solo por el famoso partido con Wanderers, recordar la mano de Dadomo contra Cerro).

Dos minutos después, una pelota del cebolla para Dibble por izquierda y el remate del ex Plaza que rechaza Berbia en muy buena atajada.

Sobre el final y ya con un Peñarol completamente desesperado, se pudo perder el partido cuando Gurucueaga juega mal una pelota y se la deja en bandeja a Vila que remata suave y permite la reacción de arquero para llegar a contener la pelota y resolver su propio error.

Peñarol volvió a dejar dos puntos y en apenas 3 fechas ya está 4 puntos abajo del tradicional rival en esa lucha permanente. Y que quede claro, Peñarol no ganó porque jugó mal. Sintió demasiado las ausencias y no fue capaz de generar prácticamente ninguna chance clara de gol. Pero una vez más fue decisiva la mala actuación de Cunha que de nuevo perjudica nuestros intereses. Peñarol no puede continuar tolerando los errores de este sujeto que nos han costado demasiados puntos.

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