Peñarol
jugaba su tercer partido en el torneo ya con la necesidad de no dejar puntos
por el camino para no quedar relegado tan pronto en el campeonato. Con dos
cambios obligados por la lesión de Marcel Novick y la suspensión de Nandez
dando ingreso a Ángel Rodríguez y el debut de Juan Martín Boselli como titular,
dos jugadores de características diferentes a los que salieron.
Como
árbitro del encuentro el funesto Cunha, el juez que más nos ha perjudicado
desde el retiro del aun más siniestro Gustavo Méndez, recibido por la rechifla
de todo el estadio, que es menos de lo que se merece un árbitro que continua y
reiteradamente ha lesionado los intereses de nuestra institución.
Homenajes
varios y merecidos antes del inicio del encuentro. A Luis Maidana, arquero
campeón con Peñarol de las Libertadores de 1960 y 1961 y de la intercontinental
del mismo año. A los juveniles del club, recientes campeones sudamericanos con
Uruguay. Y también a Carlos Valdez el capitán del campeonato número cincuenta,
conseguido el año pasado.
Y
Peñarol sintió enormemente las ausencias, porque no presionó como lo había
hecho en los encuentros anteriores, perdió el medio campo por largos períodos
del juego y no generó nunca ocasiones claras para marcar. Tanto es así que se
fue al descanso sin haber rematado al arco con pretensiones. Apenas si alguna
jugada por las bandas hacia el centro, que no encontraron destinatario o éste
llegó muy forzado y algún remate aislado desviado de marco.
Boston
River tampoco hizo demasiado. Fue un equipo ordenado que intentó aprovechar las
facilidades que dio nuestro equipo en el medio y casi se va también sin rematar
al arco. Apenas sobre la hora en una jugada donde Foliados se fue por
izquierda, metió un sombrero para sacarse la marca de Villalba y remató cruzado
y la pelota se fue afuera a media altura contra el palo derecho de Guruceaga.
Peñarol
mejoro algo en el segundo tiempo pero no lo suficiente como para dar la
sensación de que podía llevarse el encuentro. De todos modos otra vez Cunha
sería decisivo para que eso no sucediera.
La
primera del aurinegro es a los 6´ con un centro de Boselli desde la derecha que
cabecea Gastón Rodríguez mandando la pelota muy por encima del horizontal.
Sobre
los 20´ un error en la salida de Arias termina con una pelota que deriva hacia
la izquierda y Villalba lucha con Foliados que se la lleva favorecido por el
rebote y remata fuerte y encima de horizontal.
Un
minuto después otra vez un error en el fondo y esta vez es Vila quien le gana la
pelota a Petrik por izquierda, engancha y saca el remate que otra vez se va
alta.
A los
31´ vuelve a aparecer la mano de Cunha tan característica en cada encuentro de
Peñarol . Un centro de Boselli desde la derecha y la pelota es detenida con la
mano por el zaguero en un penal clarísimo que se come el línea pero también Cunha,
un verdadero especialista en no ver las manos en el área de los rivales de
Peñarol (no solo por el famoso partido con Wanderers, recordar la mano de
Dadomo contra Cerro).
Dos
minutos después, una pelota del cebolla para Dibble por izquierda y el remate
del ex Plaza que rechaza Berbia en muy buena atajada.
Sobre
el final y ya con un Peñarol completamente desesperado, se pudo perder el
partido cuando Gurucueaga juega mal una pelota y se la deja en bandeja a Vila
que remata suave y permite la reacción de arquero para llegar a contener la
pelota y resolver su propio error.
Peñarol
volvió a dejar dos puntos y en apenas 3 fechas ya está 4 puntos abajo del
tradicional rival en esa lucha permanente. Y que quede claro, Peñarol no ganó
porque jugó mal. Sintió demasiado las ausencias y no fue capaz de generar prácticamente
ninguna chance clara de gol. Pero una vez más fue decisiva la mala actuación de
Cunha que de nuevo perjudica nuestros intereses. Peñarol no puede continuar
tolerando los errores de este sujeto que nos han costado demasiados puntos.
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