Peñarol jugaba una de las 13 finales que le quedaban
obligado a ganar como lo impone siempre un campeonato tan corto donde además ya
se habían dejado puntos por el camino. Enfrente, un equipo que nos ha
complicado la vida siempre (no es de ahora, recordar la época del quinquenio
cuando nos ganaron ambos partidos), pero más aun últimamente. Prueba de esto es
que varios de sus jugadores hoy están en nuestras filas. Actualmente son 4 en
el plantel (Albarracín. Guzmán Pereira, Alex Silva y Gastón Rodríguez) y
pudieron ser 6 de no mediar la intempestiva salida de Maxi Olivera determinada por la codicia insaciable
de su representante y la lesión de Maxi Rodríguez.
En
contrapartida el bohemio tenía unos cuantos que pasaron por el tradicional
adversario como el arquero Burián, Nacho González y el chapa Blanco. En el once
inicial de Da Silva un solo cambio, obligado por la lesión de Bressan
sustituido por el juvenil Quintana.
Y desde
los primeros minutos impresionó mejor lo de Wanderers que se paró bien atrás,
manejó la pelota y creó situaciones para convertir, ayudado por un Peñarol que
no se mostró firme atrás y nunca le dio buen destino final al balón.
Así,
antes del minuto llegó la primera posibilidad de convertir para el equipo del
prado. Un centro cruzado desde la derecha de Blanco, Rivero que entra solo y
sin marca por el segundo palo y saca el remate de primera que se pierde arriba
del horizontal cuando parecía que llegaba la apertura.
A los
17´ otro remate de Rivero, pifia Costa (debe ser el jugador con más mala suerte
en Peñarol en los últimos tiempos) hace que la pelota se eleve y pase apenas
arriba del horizontal cuando ya no podía hacer nada Guruceaga.
La
primera de Peñarol es a los 22´ con un tiro libre frontal de Novick que Burián
consigue mandar al córner por encima del horizontal en buena estirada.
Sobre
los 33´ un pase al medio de Rivero que remata Blanco en buen esfuerzo y la
pelota pasa a centímetros de la base de palo izquierdo de Guruceaga.
A los
35´ un tiro libre desde la derecha permite el cabezazo de Nacho González que se
va apenas arriba del horizontal.
Peñarol
apenas si respondió a los 39´ con un córner que despeja la defensa, la toma
Costa y mete el centro para que Arias ensaye una chilena que se pierde arriba
del horizontal.
La
última del primer tiempo fue para el aurinegro a los 41´ con un tiro libre
desde la derecha de Mathías Rodríguez que manda en forma de centro pero nadie
consigue tocarla y la pelota se pierde apenas afuera contra el palo derecho de
un Burián que se quedaba parado.
Peñarol
fue superado en el primer tiempo como no lo había sido en este inicio de
temporada (incluyendo los partidos de la sudamericana). No repitió el buen juego ni el dominio territorial que
había exhibido en los encuentros anteriores, no generó casi chances de
convertir y tampoco se mostró firme en defensa donde Wanderers explotó bien
nuestras falencias y ganó el mediocampo.
Para el
segundo tiempo, Da Silva manda a la cancha a Alex Silva por Mathías Rodríguez
que estaba amonestado pasando a Rodales a la izquierda y entra Nández por Novick
para intentar recuperar el medio. Peñarol mejoró con estos cambios pero esa
mejoría se fue diluyendo con el paso de los minutos.
La
primera para el carbonero fue a los 8´ con un toque atrás de Dibble para Ángel
Rodríguez que recibe fuera del área y saca el zapatazo que supera a Burián y
revienta el travesaño.
Pero a
partir de los 20´ es otra vez el bohemio quien recupera el control del juego
ante un Peñarol cada vez más nervioso, apurado, apremiado por la tribuna y al
que parece hacerle mal jugar con hinchada porque no sabe y no puede manejar
adecuadamente la presión.
La
primera para Wanderers fue justamente a los 20´ cuando se va Castro por
derecha, deja parado a Rodales y mete la pelota al medio para Rivero que solo
en el área chica, sin arquero y con todo el arco a su disposición, le pega mal
y la manda afuera contra el palo izquierdo. Confieso que hace años que no veía
errar un gol de esa manera.
Cinco
minutos después un tiro libre frontal de Gómez que se pierde apenas afuera
contra el palo derecho de Guruceaga.
Un
minuto después, a los 26´ una pelota puesta en profundidad para Castro que
entra solo por el medio y toca por arriba ante la salida de Guruceaga y despeja
Perg cuando entraba en el arco.
Apenas
si responde tímidamente Nandez a los 28´ con un remate desde la media luna que
se va demasiado arriba.
A los
40´ llega el gol de Wanderers. Una pelota que pierde infantilmente Dibble en el
medio, se la lleva Castro que toca para Ignacio González, que engancha y saca
el remate que termina pegando en
Quintana y la pelota se desvía para superar a Guruceaga y meterse mansa
en el arco de la Guelfi. Un gol con mucha fortuna pero que marcaba la justicia
en el partido.
De ahí
en más, a nadie le quedo dudas que se perdían los 3 puntos. Apenas si hubo una
chance pasada la hora cuando Murillo mete una pelota para Quintana que había
quedado como puntero izquierdo y el juvenil toca ante la salida del arquero y
despeja la defensa cuando se metía la pelota.
Ganó
Wanderers y ganó bien, porque de haber un ganador no cabía otro que el equipo
bohemio. Peñarol vuelve a dejar puntos y ha perdido 5 de los 9 que ha disputado
y deja muy cuesta arriba el camino en este campeonato tan corto pero deja también
a su técnico en la cuerda floja. Porque el equipo no mejora, no convierte goles
y sigue siendo un equipo que no es capaz de manejar la presión de la tribuna y
del paso de los minutos.
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