Peñarol
jugaba por hacer un punto que le permitiera ganar la tabla anual y encarar la
final ante Plaza. Con un ojo puesto también en el Parque Central donde el
cuadrito del barrio que nací y del que eran mis abuelos, se jugaba la
permanencia.
En esa política
de Da Silva tan errática que hace que un jugador que es titular en un partido,
no sea ni convocado al siguiente y vuelva a la titularidad al próximo, Rossi
volvía a ser titular, saliendo Aguiar. El otro cambio la entrada de Diogo por
el suspendido Maximiliano Olivera.
Enfrente
un Juventud bien trabajado por Giordano y que ya nos complicó bastante en el
apertura donde de no ser porque el hermano de Alonso tiene la cabeza torcida,
nos hubiera costado muy caro.
Y
Peñarol volvió a jugar un pésimo primer tiempo donde volvieron a aparecer todas
las falencias de este equipo, la fragilidad anímica, la falta de líderes
futbolísticos, el nulo juego colectivo, aliado además a dos flagelos que también
nos han perseguido en todo el campeonato: la mala suerte y los errores de los
jueces.
Porque
en un partido que empezó feo, entreverado, deslucido, el error arbitral
apareció ya a los 6´ cuando viene un centro desde la derecha y lo toman
claramente de la camiseta a Murillo dentro del área para derribarlo. Ni
Ostojich ni el línea vieron nada. Otra vez parecen ciegos cuando las jugadas
son en el ataque de Peñarol.
El gol
de juventud llega a los 11´ cuando otra vez toman mal parada a nuestra defensa
y Vargas le gana en velocidad a Guillermo y toca la pelota ante la salida de Guruceaga
y la pelota se mete suave contra la base del palo derecho. 1 a 0 Juventud y
Peñarol volvió a ser el saco de nervios que nos tiene acostumbrados.
Sobre
los 13´ un córner de Forlán desde la derecha y la pelota le queda en el segundo
palo a Guillermo que remata mal muy arriba de horizontal.
Y ahí apareció
de nuevo la mala suerte que persigue a este mediocre equipo. Se lesiona Maximiliano
Rodríguez, que inexplicablemente no quiere salir y sigue durante 12´ en cancha
en una pierna hasta que finalmente sale subrogado por Hernán Novick quien se
tironea justo antes del final del primer tiempo. Dos jugadores lesionados antes
del entretiempo. La mala suerte que se suma a todos los males de este equipo.
Antes,
a los 22´ pudo ser el segundo de Juventud con un toque de Reyes para Vargas que
recibe dentro del área y saca el remate de media vuelta que Guruceaga vuela
para despejar contra el palo izquierdo.
Peñarol
culminó otro primer tiempo de terror, donde no generó nada, casi no remató al
arco y no fue capaz de forzar ni una sola atajada de Carini. Por el contrario,
fue un manojo de nervios, de desequilibrios defensivos que nos expusieron a que
Juventud nos matara de contragolpe, una máquina de meter centros frontales para
que jugara tranquila la defensa rival.
El
segundo tiempo no cambió demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que quien
entró por Hernán fue Ifrán. El encuentro siguió teniendo las mismas características,
con un Juventud que esperaba, tapaba los caminos a su arco y buscaba aprovechar
los enormes espacios que dejaba la desesperación aurinegra.
A los
14´ un tiro libre de Reyes desde la derecha se va arriba del horizontal.
Sobre
los 24´ un remate débil de Forlán desde afuera que contiene Carini sin
problemas.
El
empate aurinegro llega a los 31´ en una jugada donde finalmente se inspiraron
nuestros jugadores. La inicia Forlán con un toque a Ifrán que juega atrás para
Valverde, la devolución del juvenil e Ifrán que toca para Murillo que para la
pelota dentro del área y la coloca contra el palo derecho de Carini para marcar
el empate que nos terminó dando la anual.
Sobre
los 35´ de nuevo se hace presente la mala fortuna cuando Diogo se lesiona solo
y tiene que salir del campo con un Peñarol ya sin cambios y que debió afrontar más
de 10´ con un jugador menos y que hizo que el equipo terminara siendo un
híbrido táctico con Ifrán jugando como lateral izquierdo.
Peñarol
empató y esta vez alcanzó, porque además Liverpool se salvó del descenso
derrotando a Nacional 2 a 0 a pesar de que otra vez le volvieron a dar al
tricolor un penal que no fue. Pero nadie quedo alegre en el Centenario. Porque
la actuación carbonera fue hondamente preocupante. Un equipo que volvió a
mostrar todas las carencias que ya le conocemos y que tanto nos han irritado en
toda esta temporada.
Peñarol
se quedó con la anual y el síntoma más significativo es que ningún hincha se
siente contento por eso. Si nos decían antes del campeonato que Peñarol quedaría
primero en la anual y jugaría con ventaja las finales, todos firmábamos con los
ojos cerrados. Sin embargo hoy estamos todos preocupados y el equipo se fue
silbado con razón. El técnico parece perdido, los jugadores confundidos, la
hinchada irritada, los dirigentes se señalan unos a otros. Un panorama oscuro
para enfrentar la final ante un muy buen equipo como es Plaza. Para empeorar,
los tres que salieron lesionados hoy están descartados para esa finalísima.
Hoy estamos
a un paso de ser campeones uruguayos y obtener nuestra estrella 50 y sin
embargo no tenemos la menor confianza en este equipo y estamos hondamente
preocupados. Hoy me quedé más contento con el cuadro de mis abuelos que con el
campeón del siglo. Señal de lo malo que ha sido todo esto.
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