Buscar este blog

domingo, 22 de mayo de 2016

Hasta cuando?



Catilina fue un político de la antigua Roma que conspiró contra la República con intenciones de tornarse en dictador. Sus planes fueron detenidos por el no menos célebre senador Marco Tulio Cicerón quien denuncio sus planes ante el senado a través de una serie de discursos que han pasado a la historia con el nombre de “las Catilinarias” y que comenzaban por esta pregunta: “Hasta cuando abusarás de nuestra paciencia, Catilina?”.

Más de 2.000 años después, los hinchas de Peñarol nos hacemos la misma pregunta. Hasta cuando se abusará de nuestra paciencia?. Lo acontecido ayer en el Parque Viera fue un despojo intolerable. Pero se hace aún más difícil de digerir porque no se trata de un hecho aislado sino que es parte de lo que ya ha resultado costumbre tras cada fin de semana: que el arbitraje sea perjudicial para Peñarol (o que favorezca a nuestros adversarios en otros encuentros, lo que viene a ser lo mismo).

Rompe los ojos como han sido favorecidos otros equipos con fallos que le han permitido acumular no menos de 8 puntos más de los que hubieran merecido en la cancha. Por su parte el aurinegro ha sido privado de algún punto más que hubiera podido acumular y que evidentemente hubieran ampliado la ventaja en ambas tablas y nos hubiera puesto a cubierto de cualquier mala actuación.

Es cierto que Peñarol juega muy mal. Que sus diferentes técnicos no han sido capaces de encontrar un equipo y un patrón de juego. Que gran parte de sus jugadores han mostrado rendimientos francamente decepcionantes. Nadie pretende negar esto y ha sido motivo de cuestionamiento reiterado desde estas páginas. Pero justamente como el equipo ha mostrado tantas carencias y limitaciones, los “errores” arbitrales se vuelven aún más determinantes.

Ya desde los últimos años del quinquenio se pretendió cortar campeonatos aurinegros, pero justamente el equipo tenía otra personalidad y otra convicción y era capaz de alzarse con el triunfo aun a pesar de los arbitrajes en contra. Este equipo no es capaz de hacerlo.

Este panorama se agrava cuando vemos que se trata de Andrés Cunha. Un nefasto personaje que ya ha dado pruebas de su mala voluntad para con nuestros colores. Este “juez” merece su título entre comillas. Porque un juez en cualquier ámbito, debe ser alguien que tiende a alcanzar el ideal de justicia, nada más lejano a la capacidad (o voluntad?) de este personaje. En esta misma página, hace tiempo que nos tomamos el trabajo de enumerar los errores cometidos por este árbitro que han perjudicado a Peñarol y lo han privado de victorias legítimas. Y lo hicimos sin apelar a otra cosa que no fuera nuestra falible memoria, recurso tan frágil que deja a las claras que son tantos y tan gruesos los errores, que pueden recordarse con un simple ejercicio de memoria. Para quien tenga interés dejamos el link ( http://manyahistoriasdenuestrahistoria.blogspot.com.uy/2015/04/la-maldicion-de-cunha.html ). Optamos por considerar que se trata de ineptitud y no de deshonestidad porque asumir lo contrario sería aún mucho más grave.

Sin embargo parece tratarse de una ineptitud selectiva. Porque este es el mismo árbitro que concediera tres penales a nuestro tradicional adversario en el Franzini por jugadas menos claras que las de ayer en el Viera. Pensamos que los tres penales en ese encuentro estuvieron bien cobrados y Cunha acertó, pero los penales de ayer también deberían haberse sancionado como tales. Es imposible que no los haya visto, debió verlos, era su obligación verlos y no puede excusarse. Es injustificable que vea algunos y otros no y es imposible que no se preste a suspicacias.

No es Cunha el único por supuesto y eso hace que todo esto sea más preocupante. Porque podemos recordar fácilmente errores de otros jueces. Un Fedorczuck que permite que nos peguen a mansalva cada vez que nos arbitra, que dejo que Fénix pegara a más no poder terminando con la fractura de Pacheco y no cobro un penal claro en ese partido. Un Ferreyra que nos dio vuelta un clásico validando un gol con la mano y otro de un tiro libre por una falta inexistente. Pero podemos seguir hacia atrás a un Vázquez concediendo un gol ilícito al rival y anulando uno licito a Peñarol y así a un Bello, Larrionda, Olivier Viera y el tristemente célebre Gustavo Méndez, de quien no necesitamos hablar porque está más que presente en el “cariño” de todos los hinchas carboneros. Cambian los apellidos pero no las políticas.

Hoy quien reparte las cartas en materia de arbitrajes en este país es Jorge Larrionda. Ese mismo Larrionda, quien desde que en los 90 no marcó un penal claro para el tradicional adversario en un clásico y Nacional movió sus influencias políticas para sacarlo de un sudamericano para el que estaba designado, nos mató siempre. Desde aquel momento sistemática y reiteradamente siempre falló en nuestra contra. Es ese ex árbitro quien maneja el colegio hoy y quien avala a los Cunha, los Fedorczuck, los Rojas y un largo etcétera.

Hasta cuándo vamos a tolerar pasivamente esta situación? No se soporta más este despojo continuo. Esta necesidad de luchar contra nuestros propios errores y también contra los de los demás. Es hora de que nuestros dirigentes demuestren de una vez por todas que tienen la capacidad y el carácter para defender los intereses del club y pongan fin a este hurto en reiteración real del que somos objeto desde hace casi 20 años.

Si hay que tomar las medidas más drásticas, que se tomen sin demora. Nada será peor que esta sensación de que no importa que jugadores vengan, que técnico se contrate, que nivel de juego se logre, si al final serán extraños quienes decidan nuestra suerte y nos priven de ilusiones legítimas con acciones espurias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario