Peñarol
estrenaba la punta del clausura con la necesidad de ganar los 3 puntos para
volver a superar a Plaza que había ganado en Colonia. Enfrente Villa Teresa que
de no llevarse esos 3 mismos puntos, descendía esta misma tarde. Da Silva,
pensando ya en el clásico de la próxima semana, reservó a Nandez que tiene 4
amarillas y movió a Valverde al doble
cinco y colocó a Hernán Novick en el medio. De nuevo Forlán quedó en el banco.
Y
Peñarol tuvo la pelota y el campo desde los primeros minutos, con un Villa
Teresa que, aun teniendo que ganar, armó una línea de 5. Pero este equipo
aurinegro mostró el mismo pecado que durante toda la temporada. No tuvo
profundidad, no generó situaciones claras, hasta el punto que se fue al descanso
sin haber rematado ni una sola vez al arco. No se confunda amigo lector, no
estamos descontando remates desviados, simplemente Peñarol no pateó al arco.
Es así
que todos los remates fueron de Villa Teresa y todos del mismo jugador: Adrián
Balboa, el ex Danubio y Liverpool que ya nos había convertido en Belvedere.
El primero
fue a los 22´después de una buena jugada del argentino Chacón y la pelota se
fue afuera contra la base de palo derecho.
El
segundo a los 26´ cuando se le va en velocidad primero a Guillermo y después a
Valdez y remata fuerte pero por encima del horizontal.
El
último a los 41´ cuando se va por derecha y saca el remate cruzado que contiene
bien Guruceaga.
Y se
fue el primer tiempo, con un Peñarol anodino, insulso, sin ideas y que se fue
al vestuario sin siquiera haber pisado con peligro el área rival.
Para el
segundo tiempo Da Silva mueve el banco, dándole ingreso a Forlán y Maximiliano
Rodríguez por Palacios y Albarracín.
La
primera chance es a los 5´ con un tiro libre de Forlán desde la izquierda,
rechaza el arquero con las piernas y el rebote le queda a Maximiliano Rodríguez
que remata y la pelota la despeja sobre la línea el boya Pereira, parado contra
el palo izquierdo.
Sobre
los 23´ un balazo de Valverde desde fuera del área pasa lamiendo la base del
palo derecho.
La
apertura llega a los 29´ otra vez desde el banco. Una pelota larga desde
nuestro campo que despeja mal el zaguero Denis cabeceando hacia atrás y le
queda a Murillo que entra solo por el medio, controla y la clava arriba contra
el ángulo derecho. Peñarol se ponía 1 a 0, otra vez con goles desde el banco.
A los
35´ llega el segundo. Una pelota que roba Valverde en el medio y la mete rápido
para Murillo que entraba por izquierda y cuando le sale el arquero, saca el
remate cruzado para meterla contra el palo izquierdo, marcando su segundo
tanto.
De ahí
en más, solo se podían esperar más goles carboneros. Pudo ser a los 41´ cuando
sale Olivera desde el fondo, la trae Murillo que toca al medio para Forlán que
abre para la entrada de Aguirregray que mete la pelota al medio y la despeja la
defensa al córner.
Debió
ser a los 45´ cuando le meten una pelota llovida para Rossí que entra
habilitado y define tocando por encima del arquero y marcando el tanto que el
línea anula mal por un offside de Forlán quien ostensiblemente se había
deslindado de la jugada moviéndose para alejarse de la pelota en lugar de irla
a buscar dejando de manifiesto su nula intención de jugarla.
Pero
llega pasada la hora cuando Murillo desde la izquierda manda el pase, no puede
cortar la defensa de Villa Española y recibe solo Forlán por el medio que ante
la desesperada salida del arquero la coloca contra el palo izquierdo. Peñarol 3
a 0.
Peñarol
ganó y ganó bien. Porque fue el único que buscó el triunfo ante un rival que
aun necesitando ganar, no arriesgó nunca. A esta altura del campeonato lo importante
era ganar y no como se jugara, pero no podemos olvidar el pésimo primer tiempo
del equipo.
Peñarol no encuentra su rendimiento y el
técnico no encuentra la forma. Los partidos se los salvan repetidamente los
hombres que vienen desde el banco, pero cuando esos mismos hombres han jugado
desde el vamos, no han repetido sus actuaciones. En contrapartida, aquellos jugadores
que habían dejado la titularidad son los que salvaron este partido viniendo
desde el banco.
El
rendimiento es muy preocupante de cara al clásico del domingo. Es cierto que
por la ventaja en las tablas (y porque aún nos queda jugar con Plaza) Peñarol
no necesita siquiera ganar el clásico y podría decirse que le sirve el empate.
Pero Peñarol deberá mejorar sustancialmente para aspirar a superar a un equipo
que ha mostrado mejor juego que nosotros y a quien no vencemos desde hace
demasiado tiempo.
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