Mientras
esperábamos el encuentro ante Defensor nos enteramos con tristeza del
fallecimiento de otra gloria de nuestra institución, el recordado Héctor “Lito”
Silva.
Fue
integrante de aquellos magníficos equipos aurinegros de la década de los
sesenta. Había llegado de Danubio en 1963 y fue campeón Uruguayo con Peñarol en 1964, 1965 y 1967. Fue también campeón de
América y del Mundo en 1966 con la aurinegra. Se fue luego a Brasil a militar
en el paulista Palmeiras donde fue también campeón brasileño.
Habilidoso, goleador, inteligente, tuvo la
mala suerte de llegar a Peñarol en una época donde era inamovible el goleador
ecuatoriano Alberto Spencer y por eso el Lito no tuvo tanta participación en el
aurinegro como le hubieran permitido sus notables condiciones como goleador.
Quedó
para siempre inmortalizada su fama de “pescador” que reflejaba su habilidad
innata para aparecer siempre desmarcado dentro del área lo que lo tranformaban en una amenaza permante para los arcos rivales y le permitieron conquistar una gran cantidad de goles.
Dotado
de un gran temperamento, son famosas sus anécdotas dentro y fuera de la cancha.
Como ej vaya la de la final de la Libertadores de 1966 en la que el Lito era
suplente. Peñarol perdía 2 a 0 y el arquero millonario Carrizo no tuvo mejor
idea que parar una pelota con el pecho. El Lito, que estaba en la tribuna, se
volvió loco (como sus compañeros dentro de la cancha) y consiguió ingresar al
campo y se colocó detrás del arco de Carrizo. Le dijo de todo hasta que Peñarol
lo dio vuelta. Por eso es que se puede observar al Lito en alguna de las fotos
festejando los goles.
Se
cuenta que otra vez en la selección, fue el propio técnico Juan López quien
tuvo que ingresar a la cancha a sacarlo porque el Lito no quería salir. Así fue
Héctor “Lito” Silva, otro de los grandes hombres que hicieron la historia del
campeón sudamericano del siglo XX.
Nuestro
recuerdo y agradecimiento eterno a otro de los campeones del siglo del Club
Atlético Peñarol.
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