Corría el año 1983, Peñarol era campeón de América y del
Mundo en fútbol y en el terreno del basquetbol, era campeón federal (el
equivalente al campeón Uruguayo de fútbol) luego de haber derrotado a Bohemios,
que tenía un cuadrazo, en una final con tres alargues por sucesivos empates,
venciéndolo apenas por un punto.
En virtud de ese título, Peñarol era anfitrión del
sudamericano de basquetbol de clubes de ese año. Peñarol tenía un equipazo, con
los americanos Joe Mc Coll, Jimmy Wells y Herman Bo Jackson pero además con
grandes jugadores uruguayos: Álvaro Nuñez, Juan Andrés Blanc, Daniel “Mahoma” Wensel,
los hermanos Álvaro y Gustavo Tito, Lilcoln Pérez, Pedro Malet, Danilo Gómez y
Hugo Bianchi. El técnico de esa máquina no era otro que Víctor Hugo Berardi.
Peñarol enfrentaba a lo mejor del básquet sudamericano a
nivel de clubes. Nada menos que al Monte Líbano brasileño y los argentinos
Ferrocarril Oeste y Obras Sanitarias, que era el campeón reinante. Peñarol se
impuso en cada juego en noches de un palacio Güelfi repleto y alentando hasta
hacer temblar el suelo.
Tuvimos la suerte de estar en alguno de esos encuentros, con
el recuerdo fresco de la final de la Libertadores con Cobreloa y recordamos a
un Berardi activo, calentón, discutidor, que vivía los partidos a flor de piel
como un hincha más pero con la inteligencia para manejar el equipo y la
estrategia como un consumado profesional.
Peñarol fue campeón de América en basquetbol al mismo tiempo
que lo era de fútbol, ganándole la final a Obras y obteniendo por primera vez
ese logro para la institución y para su técnico. El único equipo del mundo en
ser campeón continental de básquet y futbol en el mismo año.
Eso le daría acceso al mundial de clubes donde Peñarol
obtendría un histórico tercer lugar, también dirigido por Berardi.
Un día, Peñarol se quedó sin basquetbol, pero esa es otra
historia. Berardi siguió su camino para sumar otros 8 federales al que tenía
con Peñarol en el 82 en otros equipos (Bohemios 1983 y 84, Biguá 1988, 89 y 90,
Welcome 1998, 99 y 2000). Volvió a ser
campeón sudamericano con Biguá en 1992 y tres veces con la selección (1994, 95
y 97).
Trayectoria triunfal de un ganador empedernido pero que además
fue un ganador de la vida donde solo hizo amigos. No lo conocimos
personalmente, pero tenemos un familiar que trabajó con él en su actividad
privada durante décadas y nos contaba de la sencillez, la sabiduría y la
picardía de un personaje sin igual.
Nuestro sentido homenaje a otro gran hombre que hizo parte
de la historia gloriosa de Peñarol. Otro campeón del siglo que dejó su marca y
su nombre grabado a fuego en la historia carbonera.
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