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domingo, 27 de octubre de 2013

Tolerancia cero.


Peñarol en su salida al Troccoli con la necesidad imperiosa de comenzar a sumar de a tres, producto de la pésima campaña desarrollada hasta el momento y que lo tiene afuera de cualquier posibilidad en el Apertura y fuera también de la anual.

Con incidentes en las tribunas desde bastante antes de empezar el encuentro, entre la policía y el sector de siempre de la parcialidad de Peñarol, en una cancha que no tiene las condiciones para recibir a las hinchadas de los equipos grandes y donde jugamos por obra de la demagogia de siempre, contenida en el argumento pueril de que “se debe jugar en todas las canchas”. Se debe jugar en aquellas canchas que tengan las condiciones para recibir a las parcialidades de los equipos grandes, le guste a quien le guste y le caiga mal a quien le caiga mal.

Volviendo a lo futbolístico, para lograr esos tres puntos tan necesarios, el técnico Gonçalves planeaba volver  colocar en el once titular a Darío y el japo Rodríguez, pero Darío se desgarró (el último desgarro le demandó mes y medio de recuperación) y no pudo ser de la partida, sumándose a los lesionados Zalayeta, Estoyanoff y Bizera (que a esta altura vino a tomarnos el pelo a todos).

Con el ingreso desde el vamos de Gabriel Leyes y el medio armado con Píriz y Novick en contención y Aguiar acompañando al japo en el armado.

Enfrente un Cerro casi tan necesitado como nosotros jugando en su cancha. E impresionó mejor Cerro en esos primeros minutos, donde incluso Lerda tuvo que sacar una pelota complicada debajo de nuestro arco.

A los 4´ se arrimó tímidamente Peñarol luego de una pelota rebotada después de un centro de Albín que tomó Aguiar sobre la izquierda y remató fuerte pero desviado.

A los 21´ pudo ser para Cerro luego de un córner desde la derecha donde falla la zaga aurinegra y la pelota le queda al ex carbonero Alejandro Lago, que remata mal, desviado y afuera.

Respondió Peñarol a los 23´ con una jugada similar. Córner desde la derecha que cabecea solo Píriz, elevando la pelota por encima del marco.

Sobre los 28´ un tiro libre desde la derecha, genera un entrevero en el área albi-celeste, la defensa de Cerro no consigue sacarla y le queda dentro del área a Macaluso que le pega muy de abajo, lejos y afuera.

Desde ahí hasta el final del primer tiempo no hubo nada digno de mención para ninguno de los dos equipos. Otro pésimo partido de Peñarol, sin generación de futbol, con un Pacheco que perdió más delas que ganó y aportó muy poco. El japo Rodríguez volvió a pasar desapercibido, hubiera sido lo mismo que no jugara. Perdido Leyes, a quien no le jugaron una sola pelota bien. Mal los dos laterales, tanto Raguso como Albín compitieron por cuál de los dos resultaba más intrascendente. Tampoco se generó gran sensación de seguridad atrás.

La suma de todos estos factores determinó otro muy mal primer tiempo del aurinegro y con cero perspectivas de mejoras para el segundo tiempo.

Y el segundo tiempo empezó de la peor manera. Al minuto pelota que lleva Leites por derecha, levanta un centro que no tenía ninguna pretensión a la posición del arquero, pero Lerda, otra vez flojísimo de reacción, permite que le pase por encima y se le meta contra el segundo palo. Otra vez un blooper de un arquero de Peñarol nos cuesta un gol (y el partido).

De ahí en adelante, Peñarol fue lo que nos tiene acostumbrado en estos tiempos, un manojo de nervios, cero de futbol, menos diez de criterio y la suerte en contra.

Justo es decir que pudo aumentar Cerro a los 11´ cuando una pelota peleada por alto le queda a Acuña en la puerta del área y su remate se va lamiendo el palo derecho de un Lerda que ya estaba vencido y desparramado por el suelo.

Peñarol intentó, pudo y debió al menos empatar porque tuvo las chances, pero entre su falta de categoría para definir y la suerte en contra, acabó sin nada.

A los 21´ debió ser el empate cuando un pase largo del japo Rodríguez (su pobre aporte mientras estuvo en cancha) deja solo a Pacheco dentro del área y ante la salida del arquero se la toca por encima y cuando entraba, la saca Leites de la línea.

A los 23´ es Pacheco el que mete un pase largo perfecto que deja solo a Leyes con el arquero, pero el ex River se enreda solo y no alcanza a rematar como debía y el tiro le sale suave y fácil para Odriozola.

Respondió Cerro a los 24´ con un pase profundo para la entrada de Silveira por derecha quien saca el remate que supera a Lerda y Albín la saca cuando entraba.

A los 31´ córner de Pacheco desde la derecha y gana limpiamente Piriz cambiándola de palo y la pelota se estrella contra al parante derecho de Odriozola que estaba vencido.

La última fue sobre el final mismo del partido con un tiro libre de Pacheco desde el vértice derecho del área que se fue por arriba.

Es inútil reiterar los mismos conceptos de hace una semana atrás. Peñarol vive la crisis deportiva más grave de su historia con un equipo absolutamente deficiente, falto de confianza y completamente perdido dentro de la cancha. Un equipo en el que no puede sentirse representado ningún hincha de Peñarol.

Es verdad que hoy mereció mejor suerte, no porque haya jugado mejor sino porque su rival tuvo un nivel tan mediocre como el nuestro. Era difícil pensar que Peñarol podría jugar peor que durante la era Alonso, pero este equipo ha involucionado y juega cada vez peor. A esta altura el desconcierto que hay dentro y fuera de la cancha es mayúsculo y no se ve por donde se puede encontrar la salida.

No es ganando el clásico, esta vez eso ni siquiera alcanza para disimular una campaña desastrosa. Acá hay que hacer una re estructura deportiva profunda, que tiene que empezar con los propios dirigentes, grandes culpables de este ciclo nefasto, seguir por una gerencia deportiva que ha demostrado claramente no tener la capacidad que se requiere, debe continuar por contratar un cuerpo técnico capaz de sacarnos de este pozo y finalmente, por depurar un plantel de malos profesionales y mediocres jugadores que hoy tenemos.

Estamos ante el peor momento deportivo que haya visto el club en 122 años. No será con reacciones medidas que se salga de esto. Es hora de meter el bisturí a fondo porque la tolerancia ha llegado a cero.

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