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jueves, 31 de octubre de 2013

5 veces el mejor de América


Hoy se cumple un nuevo aniversario de la conquista mas impresionante que tuve la oportunidad de vivir en mi vida y no encuentro mejor forma de recordarlo que colocando el post con el que hace un año recordaba esta fecha.


http://manyahistoriasdenuestrahistoria.blogspot.com/2012/10/el-31-de-octubre-de-1987-se-produjo-la_31.html

El 31 de octubre de 1987 se produjo la hazaña más grande que Peñarol me regaló en mi vida. Cuando ví a Peñarol ganar la final de la libertadores de 1982, pensé que nunca vería nada más grande en mi vida. Pero me equivoque, mi Peñarol me tenía guardada una hazaña aún mayor.

Porque en el 82 si el partido terminaba 0 a 0 había una tercera final en Buenos Aires, pero en el 87 no quedaba nada más. Si el partido acababa 0 a 0, América de Cali era el campeón. Y como queriendo emular la remontada del 66 y el gol en el último minuto en el 82, en el mismo estadio, ese Peñarol del 87 no quiso ser menos y esperó hasta el último minuto del alargue para marcar el gol de la victoria que le otorgó su quinta Libertadores.

Pero todo empezó mucho antes. Con un equipo casi juvenil que tenía apenas algunos jugadores más experientes. El caso del arquero Pereira, de Trasante, del zurdo Viera, de Juan Carlos Paz y "coquito" Rodriguez (estos dos últimos negociados después de la primera fase, no jugaron las semifinales en adelante) el resto eran jugadores de las formativas: Herrera, Rotti, Domínguez, Perdomo, Gonçalves, Da Silva, Villar, Matosas, Vidal. A los que se agregaban un par llegados desde fuera pero también muy jovenes: Aguirre (goleador de la B con Liverpool) y Cabrera que llegó de Bella Vista.

Un equipo que era dirigido por el maestro Tabárez a quien los resultados no lo acompañaron en un principio y estuvo a punto de ser destituído. Lo salvó el clásico del 8 contra 11.

Pero ese equipo pasó la primera fase en una época donde solo clasificaba el ganador de cada llave y no había cupos para los segundos. Superó a Progreso y Alianza Lima y el San Agustín peruanos y le tocó la semifinal nada menos que contra Independiente de las 7 Libertadores y River Plate campeón del mundo del 86.

Pero ese Peñarol, contra todo pronóstico, bailó a Independiente en el Centenario (3 a 0) y lo mató en Avellaneda (4a 2), haciéndole perder su invicto ante equipos extranjeros en su casa y empató con River acá y perdió 1 a 0 en Nuñez cuando ya estaba clasificado.

Ya eso era una hazaña para un equipo semi juvenil, pero esos jugadores, inbuidos en el mandato histórico de gloria aurinegra, querían más.

Enfrente estaba el América de Cali, que financiado por el dinero del narcotráfico era una verdadera selección. No solo tenía los mejores jugadores de Colombia, Luna, Aponte, Willington Ortiz, sino a los paraguayos Cabañas y Battaglia, a los argentinos Falcioni y Gareca y hasta al uruguayo Santín.

Ese América venía con la sangre en el ojo de dos finales consecutivas perdidas y no estaba dispuesto a perder una tercera.

Peñarol cayó 2 a 0 en Cali y cuando en el Centenario, Cabañas marcó la apertura todo parecía liquidado. Pero enfrente estaba Peñarol, el de las hazañas únicas e inigualables. El que dió la vuelta en Pacaembú ante el Palmeiras, el que dio vuelta el 2 a 0 de River en el 66, el que fue campeón del mundo en la casa del Real Madrid, el que ganó la libertadores del 82 en el último minuto.

Y Peñarol no se rindió, jugó contra el América y sus malas artes, contra un Falcioni que hizo tiempo descaradamente y contra la lógica que indicaba que no podia ser. Empató Aguirre y faltando apenas 3 minutos, el "bomba" Villar hizo honor a su apodo metiendo un taponazo de tiro libre para forzar el tercer partido.

Pero ese tercer partido se iba 0 a 0 y se terminaba el alargue. Por el saldo de goles el América era campeón y una vez más hacía tiempo, los suplentes tiraban pelotas a la cancha, los jugadores simulaban lesiones que robaban minutos, Falcioni hacía tiempo en cada saque y Cabañas golpeó arteramente el ojo de Aguirre y le partió el labio a Gonçalves. Los relatores colombianos hacian la cuenta regresiva 10...9...8...7, pero cuando llegaron al uno se querían morir. Todo fué silencio en las radios colombianas y unos segundos después un lamento: "no puede ser".

Pero fué, porque Sacó Pereira desde el arco, la lucha Da Silva, le queda a Villar, Aguirre lo ve y pica y Villar se la mete y "la fiera", cansado, golpeado, saca el remate fuerte, cruzado, contra el palo para vencer a Falcioni. GOL, GOOOOOOOOOOOOL GOOOOOOOOOOOOOOL DE PEÑAROL!!!

Peñarol campeón de América por quinta vez y la hazaña más grande que vi en mi vida del cuadro al que amo.

El Peñarol de aquella tarde formó con Eduardo Pereira, José Herrera, Marcelo Rotti, Obdulio Trasante y Alfonso Domínguez, José Perdomo (Jorge Gonçalves), Eduardo Da Silva y Ricardo Viera, Daniel Vidal (Jorge Villar), Diego Aguirre y Jorge Cabrera.

Tantos años después no puedo evitar emocionarme y agradecer a los dioses en los que no creo haber nacido hincha de Peñarol. En el recuerdo de aquellos leones que nos defendieron, recuerdo a mis viejos que hoy ya no están y con los que me abracé aquella tarde de sábado frente al televisor.

Al día siguiente la revista “El Gráfico” tituló: “Peñarol de los milagros” pero Peñarol no es milagroso, es simplemente grande.

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