Peñarol
a la cancha para el debut oficial como entrenador aurinegro (ya no interino
como alguna vez) de Jorge “Tito” Gonçalves. Un técnico que ha esperado su
momento durante mucho tiempo. Un técnico que conoce la casa, no solo por haber
sido jugador de la institución, campeón uruguayo y campeón de América con
nuestros colores, sino porque ha sido entrenador de la tercera división desde
hace un par de años.
Un
técnico que arrancó con tres cambios con respecto al último partido dirigido
por Alonso. La vuelta de Baltazar Silva al lateral derecho, el ingreso de Piriz
en el medio campo y el regreso a la titularidad del lolo Estoyanoff. Con Albín
como volante por izquierda y Pacheco más adelantado.
Con las
bajas de Darío Rodríguez y el japo Rodríguez, suspendidos y los lesionados Zalayeta
y Bizera (una vez más).
Peñarol
intentó imponer su presencia, pero no jugó bien. En algún momento consiguió
llevar el juego sobre el campo rival, generando incluso varios córners, pero
nunca tuvo un dominio claro.
Tampoco
se mostraba firme en defensa, donde fue desbordado, principalmente por el
sector de Baltazar Silva.
Por su
parte El Tanque se fue animando, tomó control de pelota en el medio campo y
llegó con remates desde afuera de Puerari a los 7´ y de Iglesias a los 9´ que
se fueron por arriba del horizontal y otro de Puerari que contuvo Lerda.
La jugada
más cercana al gol se dio a los 23´ y de haberse concretado hubiera sido uno de
los goles más impresionantes que vi en mi vida y no exagero nada. Pelota
cruzada al segundo palo de Raguso desde la izquierda. Pacheco recibe dentro del
área, la domina y de taco le hace un caño a su marcador y girando queda de frente.
Saca el remate con efecto perfecto al segundo palo ante la salida del arquero
Pérez y la pelota se estrella en la base del palo izquierdo del arco de la
Ámsterdam. Merecía ser gol solamente por la belleza plástica de la jugada y la
inteligencia del delantero.
Pero de
ahí en adelante no llegó más Peñarol y sufrió el ataque del conjunto fusionado.
Tal es así que a los 33´ se le va la marca a Baltazar Silva y cuando encaraba
hacia el área, el calvo lateral lo baja. Falce viene corriendo con el ímpetu
propio de quien va a demostrar su autoridad y le saca segunda amarilla y roja a
Macaluso, que ni siquiera estaba en la jugada. Tan desesperado estaba Falce por
dejar a Peñarol con 10 que tuvo que ser advertido por sus colaboradores de la
burrada que estaba cometiendo.
En ese
momento Gonçalves se da cuenta del pésimo partido que estaba haciendo Baltazar
y manda a la cancha al argentino Mauro Fernández que pasó a la izquierda y
Albín volvió a bajar al lateral derecho.
Así se
fue un primer tiempo aburrido, cansino, sin emociones (salvo la genialidad de
Pacheco) donde Peñarol no propuso nada y se pareció demasiado al de la era
Alonso.
Pero si
el primer tiempo de Peñarol fue malo, el segundo fue tenebroso. Peñarol tuvo
una sola situación de gol en todo el segundo tiempo.
Fue a
los 2´ cuando un centro de Albín lo dejó solo a Aguiar dentro del área frente
al arquero y la calzó muy de abajo y la mandó lejos del arco.
De ahí
en más la cosa fue cada vez peor. Peñarol abusó del pelotazo, salteando el
medio campo con demasiada frecuencia, sin ninguna sorpresa y siendo fácilmente
predecible para el rival.
Desde
la tribuna bajaba la desconformidad, amplificada a medida que pasaban los
minutos y la sensación era que en cualquier momento Peñarol recibiría un gol
que no podría levantar.
Pudo
ser a los 16´ cuando El Tanque entró tocando y Raguso la sacó de abajo del
arco.
O a los
24´ cuando Albín pierde una pelota en defensa por hacer una demás y el remate
del jugador fusionado es rechazado por Lerda.
Los
cambios no sirvieron para nada, Nuñez y Novick adentro, Pacheco y Estoyanoff
afuera, más de lo mismo.
A los
37´ lo tuvo El Tanque otra vez cuando un centro desde la izquierda le cayó a
Lamanna que la calzó demasiado fuerte y la mandó afuera.
La
última fue a los 40´ con un remate de Díaz desde afuera del área que paso cerca
del palo derecho de Lerda.
Un
espantoso partido de Peñarol, que se corresponde con la campaña más desastrosa
de los 122 años de historia de club: 7 puntos en 9 partidos disputados.
En
90´se generaron apenas dos opciones de gol y se mostró un juego que resultó
francamente irritante para quien lo veía desde la tribuna.
Jugadores
que hace tres meses fueron campeones con baile incluido a Defensor en la final,
hoy parecen amateurs. Nerviosos, faltos de confianza, torpes con la pelota,
entreverados, lentos, sin el mínimo discernimiento.
Gonçalves
tampoco es mago. Es cierto que Alonso es gran responsable de esta situación,
pero también lo son este grupo de jugadores.
Peñarol
ha perdido este campeonato, ha perdido ya la tabla anual y hasta ha
comprometido su participación en la Copa Libertadores 2015 porque a este paso
es prácticamente imposible terminar entre los tres primeros de la anual si no
se sale campeón ganando finales.
Así no
se arregla esto. Gonçalves tiene un trabajo titánico por delante, pero más trabajo
tienen estos jugadores si les queda algo de vergüenza para vestir esta gloriosa
camiseta. No están excentos los dirigentes, que nos quieren vender espejitos de
colores con el estadio y que el año pasado dejaron de lado la competencia
internacional para cortar el tri de la gallina y prometieron pelear este año la
Sudamericana.
Son
ellos los que nos han metido en este desastre. Son ellos los responsables de
este presente tenebroso del equipo. Son ellos los que deberán sacarnos adelante
o pagar el precio de sus actuaciones.
Ahora
será Cerro en el Troccoli. No hay tiempo ni paciencia para más pérdidas de
puntos.
adrian, como siempre sucede fui al estadio con la fe renovada en este nuevo peñarol, pero me encontre con mas de lo mismo. me pregunto, el problema era realmente Alonso?
ResponderEliminarel unico que pensaba un poco en medio del caos y lo pobre del juego era Pacheco y lo cambiaron por Novickl... seguro se poco de futbol porque yo no hubiese hecho ese cambio