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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Suspender, suspender, suspender.


Suspender a como dé lugar, esa parece ser la consigna.

Darío Rodríguez viene de la situación por todos conocida. Luego de una falta cometida por el cuerpo médico, el jugador fue sancionado sin tener responsabilidad (y mucho menos, culpa) en el asunto. Hizo confianza en los profesionales médicos del club y se comió una sanción en forma completamente gratuita.

Desde este mismo espacio, nos manifestamos acerca de la improcedencia de esta sanción, puesto que EL JUGADOR NO DEBIÓ SER SANCIONADO, SIQUIERA POR UN DIA.

Pero el tribunal entendió que la norma estaba por encima de la justicia y aplicó una sanción de dos meses. Sin embargo, muchos fueron los que desde distintos ámbitos, clamaban por una sanción mínima de seis meses para el jugador y quedaron desconformes.

Son los mismos de siempre. Aquellos que viven a la sombra de Peñarol, aquejados por sus complejos de inferioridad y buscando lo que sea para perjudicarlo. Esos querían más.

Darío fue expulsado por segunda amarilla en el partido ante Racing por un penal que fue cuando menos, discutible. Pero además, en una jugada que ESTABA VICIADA DE NULIDAD POR POSICION ADELANTADA DEL ATACANTE RACINGUISTA.

El árbitro Fedorczuck (el mismo que nos dejó matar a patadas hasta que quebraron a Pacheco) marca penal y le saca amarilla a Darío en una jugada donde la misma sanción del penal ya era castigo suficiente y no ameritaba amarilla para el defensor.

No contentos con eso, ahora el cuarto árbritro Rojas ha denunciado a Darío Rodríguez por agresión, lo que impone una sanción mínima de tres partidos.

Agresión que no vio el juez (que cobró un penal de los que hay diez por partido), no vio el línea (que tampoco vio el offside del jugador de Racing), no la vieron los jugadores rivales (no se produjo el clásico tumulto que se arma cuando se verifica una agresión), no la vieron los periodistas (ninguno hizo referencia a la supuesta agresión ni en radio ni en la TV.) y no la vio nadie en la tribuna.

Pero parece que Darío debe ser sancionado para aplacar a aquellos que no quedaron conformes porque la sanción del tribunal no perjudicó al jugador y a la institución en la medida que ellos deseaban.

Darío debe ser sancionado porque es el capitán de Peñarol, porque es un jugador símbolo del carbonero y porque se lo quiere retirar a la fuerza. Tan mezquinas son las miras de algunos.

Cuántas injusticias más debe soportar Darío Rodríguez?. Cuánto debe ser perjudicado el club para que estas personas queden conformes?. Será que es posible conformar a estos eternos segundones que viven a la sombra del campeón del siglo?.

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