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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cuidado con la cultura del llanto.

Cuando el actual presidente de Nacional comenzó su campaña política para acceder a ese cargo, manejó como una de sus principales banderas el “luchar en todos los frentes” y “recuperar el peso político en la Auf”.

En estos días estamos siendo testigos de los primeros efectos de esta política. Política que va de la mano con el llanto permanente al que nos tienen acostumbrados los dirigentes, jugadores, técnicos y parciales del tradicional rival y que perfectamente podemos bautizar como la “cultura del llanto”.

Según esta cultura, ellos siempre son los perjudicados porque son los detentores de la razón absoluta e indiscutible. Nunca se equivocan y cuando no logran sus objetivos es porque los han perjudicado, nunca por mérito del rival.

Ahora su trabajo se comienza a ver en los fallos de los jueces y los tribunales. Darío Rodríguez fue expulsado luego de la sanción de un penal discutible por una doble amarilla que no merecía. El japo Rodríguez fue expulsado por una falta que perfectamente se arreglaba con un amarilla. En ambos casos, los jueces de turno, agregaron a la falta, agresión (en el caso de Darío) e injurias (en el caso del japo).  Ambos jugadores han sido sancionados por 3 partidos sin posibilidad de pedir la amnistía. 

Los jueces y tribunales comienzan a medir a Peñarol con una vara distinta a la del resto de los equipos.

Es hora de que nuestros dirigentes estén muy atentos a estos movimientos y defiendan los intereses del club como es debido. Peñarol no puede estar omiso y hacer el caldo gordo para aquellos que viven a nuestra sombra, buscando nuevas y mejores formas de perjudicarnos, simplemente porque el complejo de inferioridad del que adolecen no les permite aceptar que Peñarol tenga más campeonatos, más gente, más prestigio internacional y más años que ellos.

Cuidado que la cultura del llanto está en pleno apogeo.

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