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sábado, 17 de agosto de 2013

Pésimo comienzo.


Peñarol salió a la cancha con la obligación de borrar rápidamente la pésima imagen dejada en la Copa Sudamericana. Para eso el técnico Alonso dejó de lado el lirismo del planteamiento ante los chilenos y colocó una formación mucho más equilibrada para enfrentar a River.

Con el ingreso de Novick para acompañar a Píriz en el medio campo, después de la salida definitiva de Cistóforo al Sevilla y colocando a Pacheco en una función más adecuada a sus condiciones que la de jugar como doble cinco como contra Cobreloa.

Pero Peñarol jugó un pésimo partido, increíblemente nervioso, acusando demasiado la eliminación prematura de la copa, olvidándose de que es el último campeón Uruguayo.

Por delante el River de Almada, un técnico muy inteligente, que siempre plantea bien los partidos y hace jugar bien a sus equipos. El único equipo uruguayo sobreviviente en la Copa Sudamericana ganando con luz su llave.

Peñarol fue parejo, un desastre en todas las líneas. Muy mal en defensa. Defendiendo pésimamente las pelotas quietas, lento, impreciso y perdiendo permanentemente por arriba. Mal en el medio, donde no se paró a nadie y se corrió siempre atrás de la pelota. Nulo en la generación de futbol, donde ni Pacheco ni el japo generaron nada. Mal arriba donde Estoyanoff entró con el balde en la cabeza y Zalayeta se debatió solo entre los rivales.

Fue así que River tuvo en control y fue generando las chances. La apertura vino a los 16 cuando Techera (hizo las inferiores en Peñarol, curioso no?) se fue por el medio ganándole  a Sandoval y Macaluso y definió con remate contra el palo derecho que venció a Castillo.

Desde los 16 perdía Peñarol y no fue capaz de generar una sola opción clara de gol. Apenas si un tiro libre débil de Pacheco a los 35 que contuvo Frascarelli (otro ex carbonero) y un cabezazo del mismo Pacheco un minuto después, también débil y fácil para el arquero.

A los 37 llego el segundo de River. Techera le hizo un nudo a Sandoval por izquierda, lo dejó mareado y metió el centro que cabeceó Leandro Rodríguez al gol, ganándole el salto a Macaluso.

A los 43 se fue solo Pacheco hacia el arco de la Colombres luego de un pase largo que lo puso cara a cara con el arquero, pero definió mal, al bulto y Frascarelli rechazó.

Un minuto después llegó el descuento aurinegro. Un lateral ofensivo por derecha, Pacheco se esfuerza sobre la raya para levantar el centro, toca Estoyanoff, la pelota se eleva y Zalayeta la baja atrás de cabeza para el remate del japo Rodríguez que la clava contra el palo derecho.

Pero sobre el cierre mismo del partido una falta de Piriz sobre Techera al borde mismo del área, lo remata Hamilton Pereira (otro ex Peñarol) y la cuelga en el ángulo superior derecho de Castillo.

3 a 1 abajo en un primer tiempo y una sensación de descontrol absoluto, de mala actuación en todas las líneas y falta de recursos para intentar, ya no llevarse el partido sino por lo menos, equilibrarlo.

Para el segundo tiempo los cambios de Aguiar y Nuñez por Novick y el japo Rodríguez. Hasta cambió de lado los laterales, trayendo a Baltazar a la derecha y mandando a Sandoval a la izquierda a ver si lograba olvidarse un poco de un Techera que lo pasó como un poste toda la tarde y conseguía parar a alguien.

Con esas modificaciones, Peñarol mostró por lo menos algo más de rebeldía que, en los primeros minutos, hizo creer en la posible reacción.

Ya a los 4 le quedo una pelota a Nuñez dentro del área chica y su remate fue ahogado por el arquero Frascarelli y la pelota se fue al córner.

Pero si se insinuaba algo de reacción, los ladrones de siempre, esta vez representados en la persona de Cunha, se encargaron de cortarla. 

Una pelota que corren Píriz y un jugador de River en la mitad de la cancha y terminan los dos en el suelo, en algo que si era falta (es por lo menos dudoso) no ameritaba nada más que la sanción de la misma. Pero Cunha le saca segunda amarilla a Píriz y deja con 10 a Peñarol. Como si no bastara el desastroso partido que hicimos, todavía hay que luchar contra la mala voluntad de siempre de los árbitros.

Así fueron pasando los minutos y Peñarol cortado en su reacción por el hombre de menos, tuvo algunas chances claras.

La primera fue a los 12 con un pase largo impresionante de Aguiar para la entrada de Estoyanoff por derecha y el remate a la carrera del lolo lo contiene el arquero.

A los 34 otro gran pase de Aguiar para Jonathan Rodríguez (que había sustituido a Estoyanoff) le permite entrar solo al juvenil contra el arquero y su remate se va apenas ancho contra el palo derecho.

A los 36 córner desde la derecha de Pacheco que cabecea solo Macaluso y el Frascarelli vuela para sacarlo al córner en impresionante atajada.

De ese córner, otra vez tirado por Pacheco, cabecea Viera y la mete contra el palo derecho venciendo finalmente a Frascarelli.

Pero Peñarol, que jugó un pésimo partido, tuvo además la suerte en contra. Porque cada vez que consiguió descontar, recibió enseguida un nuevo gol en contra.

Un minuto después del descuento, se fue un jugador de River por la banda izquierda, metió  el centro que recibió Casas, paró de pecho y de media vuelta la clavó contra el palo izquierdo de Castillo. Un verdadero golazo y cierre del partido.

Apenas si hubo una más para River sobre el final mismo del encuentro en un remate de Techera que pasó cerca de palo derecho.

Peñarol jugó un partido espantoso. Un equipo carcomido por los nervios de su eliminación en la Copa, que no tuvo balance, no generó juego y dio enormes ventajas en defensa. Hoy Peñarol tuvo jugadores malos y peores. Lo malos: todos, peores: Estoyanoff, Sandoval, el japo Rodríguez, Macaluso, Pacheco y hasta Zalayeta (aunque los dos primeros despegados por lejos).

De los 14 jugadores que entraron hoy a la cancha se salva apenas uno: Luis Aguiar, que no siendo un jugador de marca neto, bancó solo la mitad de la cancha cuando Cunha se mandó la gracia de expulsar a Píriz, pero además se bastó para meter 3 o 4 pases impresionantes de gol que no culminaron bien sus compañeros.

Ahora Peñarol deberá enfrentar a Defensor en el Franzini y si no gana, habrá hipotecado gran parte de su chance en este campeonato y por ende la chance del semestre, ya que no queda otra cosa.

En apenas 3 partidos, Alonso se ha colocado en la cuerda floja, porque si pierde contra Defensor seguramente estará a una sola derrota más de dejar de ser el técnico aurinegro

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