Los hinchas de Peñarol ya estamos
acostumbrados al complejo de inferioridad que afecta a los dirigentes y
simpatizantes de nuestro tradicional adversario. Tan profundo y arraigado es
este complejo que lo han
institucionalizado y le han dado nombre: "cultura nacional". Es la
cultura del llanto, de la victimización permanente, de la mentira repetida mil
veces, de la negación de la grandeza del rival y lo que es peor, de la búsqueda
de la ventaja deportiva por todos los medios.
Es este complejo el que los ha llevado a
cuestionar todo lo referente a Peñarol. Cuestionan la fecha de fundación de
nuestra institución, reconocida por la AUF, CSF, FIFA, los órganos del estado
uruguayo como el Ministerio de Educación y Cultura y hasta por las propias
autoridades de la época del Club Nacional de Football.
Es el mismo complejo que los ha llevado a
crear una bandera, no para que sea la más grande del mundo (que antes de su
estreno ya había sido superada por la del Millonarios de Colombia) sino pura y
simplemente para que fuera mayor que la de Peñarol (que fue la más grande del
mundo durante más de dos años).
Es el complejo que los ha llevado a fugarse
permanentemente a lo largo de la historia, no solo en la recordada fuga del 9
de octubre de 1949 que los marcó para siempre como gallinas, sino también en
1933 cuando retiraron el equipo del campo en un clásico o en 1971 cuando
fingieron la lesión de un jugador (J. C. Blanco) para quedar en inferioridad
reglamentaria y que el partido no siguiera.
Es ese complejo de inferioridad el que los
lleva a quejarse permanentemente de la actuación de los árbitros, incluso
cuando en la mayoría de los campeonatos que han obtenido en los últimos años,
los han favorecido. En el 98 dos goles mal anulados por Viera a Peñarol en el
clásico. En el 2001 cuando Méndez no nos dejó pasar la mitad de la cancha
inventando faltas cada vez que atacaba Peñarol, en un hecho tan flagrante que
hasta fue denunciado por sus propios colegas (y en un hecho increíble, siguió
arbitrando para regalarles otro campeonato). En el 2003 cuando Abreu jugó
inhabilitado durante todo el campeonato. En el 2005 cuando Méndez siguió
jugando el partido contra Rocha hasta que Nacional convirtiera el tanto que le
permitió ganar el clausura, en un acto de injusticia tan enorme que provocó
que Defensor se negara a presentarse a las finales. En 2011 cuando le validaron
un gol en offside al morro García y le anularon un gol a Estoyanoff cuando
estaba habilitado. Menos mal que siempre los perjudican, sino no habría otros
campeones en Uruguay más que ellos!!!.
Es el mismo complejo que los lleva a
calificar a Peñarol como “el equipo del sistema”. De qué sistema me hablan?. En
una institución donde reconocidos partidarios ostentan apellidos como Tarigo,
Batlle, Lacalle y Astori, entre otros, cuál es el equipo del sistema?.
Este complejo de inferioridad les impide
reconocer que Peñarol es el equipo del pueblo, el equipo con más
número de parciales en este país por lejos. Para intentar que esto no resulte tan
evidente en cada disputa clásica, es que han solicitado reiteradamente que en
los clásicos en que son locales se les conceda el uso exclusivo de la Colombes
y la Olímpica (aunque después tengan que ofrecer promociones como dar 3 entradas
pagando 1 para intentar llenar estas mismas tribunas).
Ahora este complejo de inferioridad ha
alcanzado límites insospechados. Despechados porque las autoridades encargadas
de la seguridad estiman que facilita mucho el operativo que la tribuna Ámsterdam sea ocupada siempre
por los parciales aurinegros sin importar quién es local, han arremetido contra
la ubicación del banco de suplentes.
Ahora los nenes caprichosos (porque a esta
altura es lo que son) pretenden que el banco de suplentes de Peñarol se ubique
sobre la tribuna Olímpica contra Ámsterdam, aduciendo que sino el banco
aurinegro quedaría detrás del línea de la América y podría influir en la
actuación de éste. Lo cual, de paso, es un cuestionamiento a la capacidad y
honestidad de los jueces de línea.
Honestamente la ubicación del banco de
suplentes me parece una cosa de nimia importancia. Es tan solo una muestra más
de los ribetes de paranoia que decoran el complejo de inferioridad del
tradicional adversario.
Será que Nacional necesita de todo esto
para ganarle a Peñarol?. Será entonces que es cierto que son tan inferiores que
deben hacer todo esto para no perder un clásico?. Al final su complejo es tan
enorme y está tan internalizado en su psiquis, que los termina convirtiendo en
inferiores de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario