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viernes, 3 de mayo de 2013

El complejo tricolor llega al banco de suplentes


Los hinchas de Peñarol ya estamos acostumbrados al complejo de inferioridad que afecta a los dirigentes y simpatizantes de nuestro tradicional adversario. Tan profundo y arraigado es este complejo que  lo han institucionalizado y le han dado nombre: "cultura nacional". Es la cultura del llanto, de la victimización permanente, de la mentira repetida mil veces, de la negación de la grandeza del rival y lo que es peor, de la búsqueda de la ventaja deportiva por todos los medios.
Es este complejo el que los ha llevado a cuestionar todo lo referente a Peñarol. Cuestionan la fecha de fundación de nuestra institución, reconocida por la AUF, CSF, FIFA, los órganos del estado uruguayo como el Ministerio de Educación y Cultura y hasta por las propias autoridades de la época del Club Nacional de Football.

Es el mismo complejo que los ha llevado a crear una bandera, no para que sea la más grande del mundo (que antes de su estreno ya había sido superada por la del Millonarios de Colombia) sino pura y simplemente para que fuera mayor que la de Peñarol (que fue la más grande del mundo durante más de dos años).
Es el complejo que los ha llevado a fugarse permanentemente a lo largo de la historia, no solo en la recordada fuga del 9 de octubre de 1949 que los marcó para siempre como gallinas, sino también en 1933 cuando retiraron el equipo del campo en un clásico o en 1971 cuando fingieron la lesión de un jugador (J. C. Blanco) para quedar en inferioridad reglamentaria y que el partido no siguiera.

Es ese complejo de inferioridad el que los lleva a quejarse permanentemente de la actuación de los árbitros, incluso cuando en la mayoría de los campeonatos que han obtenido en los últimos años, los han favorecido. En el 98 dos goles mal anulados por Viera a Peñarol en el clásico. En el 2001 cuando Méndez no nos dejó pasar la mitad de la cancha inventando faltas cada vez que atacaba Peñarol, en un hecho tan flagrante que hasta fue denunciado por sus propios colegas (y en un hecho increíble, siguió arbitrando para regalarles otro campeonato). En el 2003 cuando Abreu jugó inhabilitado durante todo el campeonato. En el 2005 cuando Méndez siguió jugando el partido contra Rocha hasta que Nacional convirtiera el tanto que le permitió ganar el clausura, en un acto de injusticia tan enorme que provocó que Defensor se negara a presentarse a las finales. En 2011 cuando le validaron un gol en offside al morro García y le anularon un gol a Estoyanoff cuando estaba habilitado. Menos mal que siempre los perjudican, sino no habría otros campeones en Uruguay más que ellos!!!.
Es el mismo complejo que los lleva a calificar a Peñarol como “el equipo del sistema”. De qué sistema me hablan?. En una institución donde reconocidos partidarios ostentan apellidos como Tarigo, Batlle, Lacalle y Astori, entre otros, cuál es el equipo del sistema?.

Este complejo de inferioridad les impide reconocer que Peñarol es el equipo del pueblo, el equipo  con más número de parciales en este país por lejos. Para intentar que esto no resulte tan evidente en cada disputa clásica, es que han solicitado reiteradamente que en los clásicos en que son locales se les conceda el uso exclusivo de la Colombes y la Olímpica (aunque después tengan que ofrecer promociones como dar 3 entradas pagando 1 para intentar llenar estas mismas tribunas).
Ahora este complejo de inferioridad ha alcanzado límites insospechados. Despechados porque las autoridades encargadas de la seguridad estiman que facilita mucho el operativo  que la tribuna Ámsterdam sea ocupada siempre por los parciales aurinegros sin importar quién es local, han arremetido contra la ubicación del banco de suplentes.

Ahora los nenes caprichosos (porque a esta altura es lo que son) pretenden que el banco de suplentes de Peñarol se ubique sobre la tribuna Olímpica contra Ámsterdam, aduciendo que sino el banco aurinegro quedaría detrás del línea de la América y podría influir en la actuación de éste. Lo cual, de paso, es un cuestionamiento a la capacidad y honestidad de los jueces de línea.
Honestamente la ubicación del banco de suplentes me parece una cosa de nimia importancia. Es tan solo una muestra más de los ribetes de paranoia que decoran el complejo de inferioridad del tradicional adversario.

Será que Nacional necesita de todo esto para ganarle a Peñarol?. Será entonces que es cierto que son tan inferiores que deben hacer todo esto para no perder un clásico?. Al final su complejo es tan enorme y está tan internalizado en su psiquis, que los termina convirtiendo en inferiores de verdad.

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