Peñarol salió a jugar uno de los partidos más decisivos
de la temporada en el Franzini con 5 cambios con respecto a la integración de
hace una semana. A los suspendidos Valdez y Novick (suplantados por Alejandro
González que regresaba de la suspensión y Amado volviendo de la lesión) se
sumaron las salidas de Torres, Pacheco y Nuñez, subrogados por López,
Cristóforo y Olivera.
Una vez
más no entendemos esta formación de Peñarol. Está bien que saliera Torres que ha
sido un desastre, pero no entendemos la entrada de López que ha sido tan malo
como el paraguayo. Tampoco la insistencia con hacer jugar a Aguirregaray como
volante, cuando es lateral derecho.
Enfrente
un equipo de Defensor bien armado, con jugadores experientes, siendo el equipo
que ha recibido menos goles en el Clausura y jugando en su cancha. Pero además,
el equipo que nos había pasado en la tabla del clausura y que venía a dos
puntos apenas en el tabla anual.
Pero
fue un mal primer tiempo de Peñarol que equivocó siempre los procedimientos,
buscando por arriba y mal a Olivera y Zalayeta, con centros mal tirados,
generalmente por Estoyanoff.
Por su
parte Defensor trataba mejor la pelota con De Arrascaeta y Nicolás Olivera pero
carecía de peso en los primeros minutos.
La
primera fue para Defensor a los 6. Centro desde la derecha deja pasar el Nico
Olivera y por detrás entra Hernández que de frente al arco, remata afuera.
Respondió
Peñarol a los 8 luego de un buen quite de Amado en el medio, el pase para
Estoyanoff por izquierda, y este que avanza y remata alto por encima del arco
de Campaña.
A los
11 un pase profundo de Zalayeta para el ingreso de Baltazar Silva que enfrenta
al arquero y remata apenas afuera.
A los
12 un remate de Hernández desde afuera del área que pasa cerca del palo derecho
de Bologna.
A
partir de los 15 Peñarol comenzó a ganar terreno y hacerse con la pelota, pero
equivocó los caminos y terminó pagándolo carísimo.
Mismo
sobre los 15 minutos un pase de Silva largo para el lolo por derecha, el centro
de éste (malo como siempre) lo baja Zalayeta tocando para Cristóforo que remata
mal por encima del travesaño.
A los
29 la más clara del aurinegro. Falta de Nicolás Olivera sobre Cristóforo en la
media luna. El remate de Estoyanoff, fuerte pero muy al medio, lo saca Campaña
yendo abajo, en lo que pudo ser la apertura.
Un
minuto después, centro desde la derecha lo toma Juan Manuel Olivera por el
segundo palo y su remate rebota en un defensa y se va al córner.
Pero
todo lo que Peñarol no pudo hacer en 44 minutos, lo hizo Defensor en uno: jugar
por las puntas y abrir la cancha. Se fue De Arrascaeta por derecha, la jugo al
medio y el toque de Risso sin arquero antes que Baltazar para marcar la
apertura.
De esos
goles psicológicos, no solo porque es en el último minuto del primer tiempo
sino porque además, sin ser una máquina, Peñarol estaba jugando mejor e
imponiéndose. Pero además porque este Peñarol no ha tenido nunca la fuerza para
levantar un score adverso en todo el clausura.
Como
contra Racing hace una semana, Peñarol tiene un minuto fatal y lo paga
carísimo. Se lesiona Estoyanoff, gol de Defensor y final del primer tiempo.
Y se dio
lo que esperábamos para el segundo tiempo, Peñarol sin ideas y sin futbol (a
pesar de la entrada de Pacheco) y jugando a los ponchazos, casi no generó
situaciones de gol en todo el segundo tiempo.
Las
primeras fueron para Defensor. A los 5 un tiro libre de Hernández se va apenas
afuera contra el palo derecho que una vez más, había dejado libre Bologna.
A los 9
Desborde de De Arrascaeta por derecha el pase al medio y Risso define mal por
encima del travesaño sin arquero.
A los
15, buena apertura de Aguirregaray para Olivera dentro del área y su remate lo
contiene abajo Campaña.
A los
19, pelota que baja Zalayeta atrás para el remate de Pacheco y la pelota se le
va por arriba.
A esa
altura Peñarol no era más que pelotazos y tiros desde afuera, desviados. A los
24 de Nuñez, afuera. A los 26 de Macaluso, afuera. A los 28 de Píriz, contiene
Campaña en dos tiempos.
La
última de Peñarol fue a los 36 después de un tiro libre desde la derecha mandado
por Pacheco en forma de centro y el cabezazo de Zalayeta se va afuera contra el
palo derecho.
Fue la
última porque los estúpidos de siempre, que parecen hinchas de los rivales, no
tuvieron mejor idea que lanzar una piedra a la cancha. El partido estuvo
suspendido por 10 minutos y cuando se reanudó, ya cualquier intento de reacción
aurinegra había sido sofocado por la espera.
Peñarol
perdió más que un partido. Perdió el Clausura por la diferencia que le sacó
Defensor. Perdió la ventaja en la tabla anual, donde también lo pasó Defensor.
Perdió el rumbo técnico, porque Da Silva no tiene ni idea de qué hacer y cómo
armar el equipo. Perdió el rumbo institucional porque los dirigentes pedían a
gritos quedar afuera de la Libertadores para dedicarse a este campeonato.
Perdió el rumbo en la tribuna, donde los idiotas de siempre hacen todo lo
posible por perjudicarnos. Pero lo más triste es que perdió el rumbo en parte
de la hinchada que pedía perder contra Defensor para complicarle el campeonato
a la gallina.
Ahora
viene el clásico con las peores perspectivas, con un equipo que no solo no
juega bien sino que carece de la mística esencial para un representativo
mirasol.
Es
cierto, aún tenemos finales del Uruguayo aseguradas, pero ya sin la ventaja de
la tabla anual. Peñarol todavía puede ser campeón, pero como siempre en los
últimos años, hemos complicado lo fácil y dilapidado ventajas considerables que
teníamos a favor. Una vez más, el rival más duro de Peñarol ha sido el propio
Peñarol.
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