Peñarol
salió al campo en Guayaquil con la obligación de traerse el menos un punto para
continuar en carrera en la Libertadores. Pero como siempre que se apuesta al
empate, se termina perdiendo.
Con una
formación muy similar a la que le ganó a Central con el único cambio de
Cristóforo por Zambrana. Con ese planteamiento y jugando con las dos torres, se
iba a hacer muy difícil crear chances de gol. Porque para jugar con dos torres
de área hay que tener un creador de juego o jugadores veloces (sean volantes o
extremos) que ocupen las bandas y Peñarol carecía de ambas cosas en esta
ocasión.
Porque
el generador de futbol de Peñarol por condiciones debería ser Grossmüller, pero
el bajísimo nivel mostrado por el ex danubiano lo ha radiado, con razón, de la
consideración del técnico. Otra opción por condiciones hubiera podido ser
Pacheco, pero infelizmente el tony hoy no está en condiciones para jugar a este
nivel.
Pero
además Peñarol carecía de jugadores veloces por la lesión de Estoyanoff, la
nueva lesión de Nuñez (increíble para un jugador que apenas ha tenido minutos
de competencia) y porque a Mauro Fernández todavía le falta futbol porque está
volviendo de su propia lesión. El único más o menos rápido que nos quedaba era
Zambrana al que Da Silva puso faltando un minuto.
Ante
eso, un rival típico del pacífico, con jugadores rápidos, livianos y con
tendencia muy superior al juego colectivo y a hacer rotar el balón. Es cierto
que a veces carecen de profundidad ofensiva, pero es el tipo de futbol que más
les cuesta a nuestros equipos y sobre todo a este Peñarol, que corre mucho pero
muchas veces desordenadamente y por lo tanto, mal.
Un
equipo ecuatoriano que llevaba 8 victorias por su campeonato local y cuya última
derrota había sido precisamente ante Peñarol en el Centenario. Todo eso en un
clima adverso generado por las irresponsables acciones del técnico de los “eléctricos”
en ocasión del primer enfrentamiento de la serie, que quiso vender la versión de
que sus jugadores habían sido envenenados por una cadena hotelera internacional
en Montevideo.
En los
primeros minutos intentó el aurinegro contener a su rival, cortarle la
proyección y aguantarlo lejos del arco de Bologna. Y lo consiguió durante los
primeros 15 minutos que no registraron el clásico aluvión del local llevándose
por delante al visitante. Peñarol consiguió pelear esa mitad de la cancha,
producto de la abundancia de jugadores que colocó Da Silva en ese sector y
hasta por momentos tuvo la pelota pero fue muy impreciso en los pases y falto
de ideas.
A
partir de los 20 comenzó a dominar el equipo ecuatoriano aunque al principio
sin generar peligro y Peñarol se fue refugiando cada vez más contra su área.
Peñarol
tuvo una sola aproximación sobre los 26. Una pelota que gana de cabeza Zalayeta
impulsándola hacia Olivera que estaba sobre la derecha del ataque y el centro
pasado de éste encuentra la entrada por izquierda de Walter López que baja de
pecho dentro del área pero define mal y desviado.
A
partir de los 30 empezó a sufrir el partido Peñarol con un Emelec que tenía
cada véz más la pelota y nos arrinconó contra nuestra valla.
A los
32 la jugada más clara de gol del primer tiempo que comienza con una falta
sobre Baltazar Silva que el colombiano no cobra, se lleva la pelota el jugador
ecuatoriano, entre en el área y saca un remate impresionante que revienta el
palo derecho de Bologna que nada podía hacer, el rebote viene para otro ecuatoriano
pero su remate es trabado y se consigue despejar la pelota.
De ahí
hasta el final del primer tiempo, dominó Emelec y aunque no creo chances claras
para convertir, la sensación de peligro fue permanente.
Sobre
la hora tuvo un tiro libre sobre el vértice derecho de nuestra área que fue
rematado directo al arco y Bologna rechazó con una de esas extrañas defensas
que suele hacer pero que sirvió para despejar.
Se fue
el primer tiempo 0 a 0 pero con una perspectiva preocupante para el segundo
tiempo por el nulo juego del equipo y pensando en qué momento nos atacaría el
cansancio como no ha venido pasando en todos los partidos.
En el segundo
tiempo se dio lo que temíamos. El equipo poco a poco se fue metiendo más atrás,
renunciando a toda posibilidad de ataque y dependía de lograr que Emelec no
convirtiera.
Al minuto
nomás pudo convertir el equipo ecuatoriano cuando entraron tocando por
izquierda y luego de una doble pared, la pelota vino hacia atrás, al corazón
del área y el remate de De Jesus se fue afuera.
A los 4
tuvo una buena oportunidad el aurinegro cuando Zalayeta le mete una pelota bárbara
para el ingreso de Walter López que lo
dejaba solo ante el arquero, pero López, en una muestra de sus limitaciones, la
adelanta y se le va afuera.
A los
16 un remate desde afuera es contenido bien por Bologna abajo contra el palo
derecho.
A los
28 tuvo la más clara el aurinegro luego de un tiro libre de Torres desde la
derecha y el cabezazo de López se va apenas afuera contra el palo derecho.
Parecía
tenerlo controlado Peñarol, pero estaba jugado a aguantar el cero en el arco.
Pero
faltando 10 un tiro libre desde la derecha en forma de centro es cabeceado por
el argentino Nasuti y la pelota se mete contra el palo derecho de Bologna.
Ya con
el 1 a 0 era derrota, porque Peñarol jugó a mantener el cero y no lo consiguió.
Dos
minutos después lo tuvo De Jesus en una invasión por izquierda y su zurdazo
cruzado ante la salida de Bologna se le va apenas afuera contra el palo
izquierdo.
Finalmente
cuatro minutos pasada la hora el mamarracho del colombiano Buitrago (cualquier
parecido a buitre es casualidad) inventa una falta de Novick que no existió y
el remate de Gaibor se clava en el ángulo superior izquierdo del Bologna
marcando el 2 a 0.
Un gol que
complica por la posibilidad de clasificar por el saldo de goles. De todos modos
resulta difícil porque no alcanza con ganarle a Iquique acá sino que es
necesario que un Vélez ya clasificado le gane a Emelec en Buenos Aires.
Peñarol
jugó un buen partido para lo que planteo el técnico. Se dió todo, se jugó al
máximo pero no alcanzó. Da Silva se jugó a mantener el cero y como casi siempre
que se apuesta al empate, se terminó perdiendo.
Párrafo
aparte para el colombiano que nos fue cocinando y terminó cobrando una falta
surgida de su imaginación para darle el segundo a Emelec.
Queda
muy complicado nuestro futuro en la Libertadores, pero seguramente los
dirigentes dormirán tranquilos esta noche porque consideran que esta copa es
secundaria y lo único que los desvela es el campeonato local.
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