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miércoles, 3 de abril de 2013

Casi afuera de la "copa secundaria"



Peñarol salió al campo en Guayaquil con la obligación de traerse el menos un punto para continuar en carrera en la Libertadores. Pero como siempre que se apuesta al empate, se termina perdiendo.

Con una formación muy similar a la que le ganó a Central con el único cambio de Cristóforo por Zambrana. Con ese planteamiento y jugando con las dos torres, se iba a hacer muy difícil crear chances de gol. Porque para jugar con dos torres de área hay que tener un creador de juego o jugadores veloces (sean volantes o extremos) que ocupen las bandas y Peñarol carecía de ambas cosas en esta ocasión.

Porque el generador de futbol de Peñarol por condiciones debería ser Grossmüller, pero el bajísimo nivel mostrado por el ex danubiano lo ha radiado, con razón, de la consideración del técnico. Otra opción por condiciones hubiera podido ser Pacheco, pero infelizmente el tony hoy no está en condiciones para jugar a este nivel.

Pero además Peñarol carecía de jugadores veloces por la lesión de Estoyanoff, la nueva lesión de Nuñez (increíble para un jugador que apenas ha tenido minutos de competencia) y porque a Mauro Fernández todavía le falta futbol porque está volviendo de su propia lesión. El único más o menos rápido que nos quedaba era Zambrana al que Da Silva puso faltando un minuto.

Ante eso, un rival típico del pacífico, con jugadores rápidos, livianos y con tendencia muy superior al juego colectivo y a hacer rotar el balón. Es cierto que a veces carecen de profundidad ofensiva, pero es el tipo de futbol que más les cuesta a nuestros equipos y sobre todo a este Peñarol, que corre mucho pero muchas veces desordenadamente y por lo tanto, mal.

Un equipo ecuatoriano que llevaba 8 victorias por su campeonato local y cuya última derrota había sido precisamente ante Peñarol en el Centenario. Todo eso en un clima adverso generado por las irresponsables acciones del técnico de los “eléctricos” en ocasión del primer enfrentamiento de la serie, que quiso vender la versión de que sus jugadores habían sido envenenados por una cadena hotelera internacional en Montevideo.

En los primeros minutos intentó el aurinegro contener a su rival, cortarle la proyección y aguantarlo lejos del arco de Bologna. Y lo consiguió durante los primeros 15 minutos que no registraron el clásico aluvión del local llevándose por delante al visitante. Peñarol consiguió pelear esa mitad de la cancha, producto de la abundancia de jugadores que colocó Da Silva en ese sector y hasta por momentos tuvo la pelota pero fue muy impreciso en los pases y falto de ideas.

A partir de los 20 comenzó a dominar el equipo ecuatoriano aunque al principio sin generar peligro y Peñarol se fue refugiando cada vez más contra su área.

Peñarol tuvo una sola aproximación sobre los 26. Una pelota que gana de cabeza Zalayeta impulsándola hacia Olivera que estaba sobre la derecha del ataque y el centro pasado de éste encuentra la entrada por izquierda de Walter López que baja de pecho dentro del área pero define mal y desviado.

A partir de los 30 empezó a sufrir el partido Peñarol con un Emelec que tenía cada véz más la pelota y nos arrinconó contra nuestra valla.

A los 32 la jugada más clara de gol del primer tiempo que comienza con una falta sobre Baltazar Silva que el colombiano no cobra, se lleva la pelota el jugador ecuatoriano, entre en el área y saca un remate impresionante que revienta el palo derecho de Bologna que nada podía hacer, el rebote viene para otro ecuatoriano pero su remate es trabado y se consigue despejar la pelota.

De ahí hasta el final del primer tiempo, dominó Emelec y aunque no creo chances claras para convertir, la sensación de peligro fue permanente.

Sobre la hora tuvo un tiro libre sobre el vértice derecho de nuestra área que fue rematado directo al arco y Bologna rechazó con una de esas extrañas defensas que suele hacer pero que sirvió para despejar.

Se fue el primer tiempo 0 a 0 pero con una perspectiva preocupante para el segundo tiempo por el nulo juego del equipo y pensando en qué momento nos atacaría el cansancio como no ha venido pasando en todos los partidos.

En el segundo tiempo se dio lo que temíamos. El equipo poco a poco se fue metiendo más atrás, renunciando a toda posibilidad de ataque y dependía de lograr que Emelec no convirtiera.

Al minuto nomás pudo convertir el equipo ecuatoriano cuando entraron tocando por izquierda y luego de una doble pared, la pelota vino hacia atrás, al corazón del área y el remate de De Jesus se fue afuera.

A los 4 tuvo una buena oportunidad el aurinegro cuando Zalayeta le mete una pelota bárbara para el ingreso de  Walter López que lo dejaba solo ante el arquero, pero López, en una muestra de sus limitaciones, la adelanta y se le va afuera.

A los 16 un remate desde afuera es contenido bien por Bologna abajo contra el palo derecho.

A los 28 tuvo la más clara el aurinegro luego de un tiro libre de Torres desde la derecha y el cabezazo de López se va apenas afuera contra el palo derecho.

Parecía tenerlo controlado Peñarol, pero estaba jugado a aguantar el cero en el arco.

Pero faltando 10 un tiro libre desde la derecha en forma de centro es cabeceado por el argentino Nasuti y la pelota se mete contra el palo derecho de Bologna.

Ya con el 1 a 0 era derrota, porque Peñarol jugó a mantener el cero y no lo consiguió.

Dos minutos después lo tuvo De Jesus en una invasión por izquierda y su zurdazo cruzado ante la salida de Bologna se le va apenas afuera contra el palo izquierdo.

Finalmente cuatro minutos pasada la hora el mamarracho del colombiano Buitrago (cualquier parecido a buitre es casualidad) inventa una falta de Novick que no existió y el remate de Gaibor se clava en el ángulo superior izquierdo del Bologna marcando el 2 a 0.

Un gol que complica por la posibilidad de clasificar por el saldo de goles. De todos modos resulta difícil porque no alcanza con ganarle a Iquique acá sino que es necesario que un Vélez ya clasificado le gane a Emelec en Buenos Aires.

Peñarol jugó un buen partido para lo que planteo el técnico. Se dió todo, se jugó al máximo pero no alcanzó. Da Silva se jugó a mantener el cero y como casi siempre que se apuesta al empate, se terminó perdiendo.

Párrafo aparte para el colombiano que nos fue cocinando y terminó cobrando una falta surgida de su imaginación para darle el segundo a Emelec.

Queda muy complicado nuestro futuro en la Libertadores, pero seguramente los dirigentes dormirán tranquilos esta noche porque consideran que esta copa es secundaria y lo único que los desvela es el campeonato local.

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