La rabieta del nene chico.

Los actos definen a las personas. Un gesto de amabilidad define al buen vecino. Un gesto galante, define a un caballero. Un gesto de grandeza, define a una buena persona. El mismo concepto puede trasladarse a las instituciones, en cuanto su voluntad está definida por las personas que la integran en determinado momento. Pero además, las instituciones suelen tener políticas y actitudes que las caracterizan y se mantienen en el tiempo.

En la tarde de ayer, Peñarol debía jugar en el estadio Luis Franzini, propiedad del Defensor Sporting Club, por obra y gracia de la conducta de los imbéciles de siempre. Cuando Peñarol llegó al estadio, se enteró que por decisión de la directiva de Defensor, no se le permitía el uso de las instalaciones del vestuario local. Peñarol tuvo que trabajar en el vestuario de los jueces. En un vestuario concebido para 4 personas (aunque después hayan salido a decir que tiene 8 duchas) Peñarol tuvo que acomodar a 18 jugadores profesionales, su cuerpo técnico, el plantel médico y los utileros. UNA VERGÙENZA QUE RESULTA ABSOLUTAMENTE INADMISIBLE. Una falta de respeto a los profesionales que trabajan en el club y una ofensa a Peñarol todo concebido como institución.

Al principio se dijo que la negativa obedecía a una recomendación del departamento médico violeta que aconsejaba no prestar el vestuario por causa del caso de paperas que están sufriendo parte de los planteles mirasoles. Después se dieron cuenta de lo inconsistente de este argumento y se adujo que era porque el plantel violeta iba a utilizar el vestuario a las 20 hs para cambiarse antes de quedar concentrado para su juego de hoy. Argumentación no menos absurda que la anterior (aunque si un poquitito menos antipática) puesto que el encuentro  de Peñarol culminaba a las 18 hs y en nada impedía que los planteles de Defensor lo pudieran usar un par de horas después.

Pero además Defensor no prestaba sus instalaciones graciosamente y por un acto de solidaridad, cobraba un alquiler de 5.000 dólares por ello. Por tanto Peñarol que pagó (o se comprometió a pagar) esa suma, OFICIABA COMO DUEÑO DE CASA Y TENÍA PLENO DERECHO DE USAR LAS INSTALACIONES COMO MEJOR LE CONVINIERA.  Lo contrario es como si un arrendatario le alquilara una vivienda a un inquilino y le dejara el baño cerrado con llave para que no lo pueda usar. Un completo absurdo que inhabilitaría el bien para cumplir la función objeto del arrendamiento.

La verdad es que DEFENSOR NUNCA QUISO CEDER EL FRANZINI y accedió porque no tenía razón para negarse. Ya en el encuentro ante El Tanque, Peñarol había solicitado el Franzini pero Defensor presentó una nota diciendo que no podía cederlo para cuidar el piso, porque días después debía jugar por la Sudamericana. La Mesa Ejecutiva dio lugar a este planteo y se fijó el Viera. Esta vez, no había argumentos para negarse y Defensor hizo una rabieta como nene chico para hacer sentir que el predio es suyo. No se puede pretender ser un equipo grande con actitudes tan mezquinas.

Esto no es nuevo. Los hinchas de Peñarol estamos acostumbrados a las históricas actitudes discriminatorias y poco amigables de las diferentes directivas violetas. Desde siempre, Defensor y su política ha sido discriminar a los equipos grandes (y a Peñarol en particular). Así ha encabezado el famoso grupo de los chicos y el llamado ejecutivo de oro que le negaba las salidas de gira europea a los grandes en la década de los 80, si no era a través de una compensación económica consistente en pagar un porcentaje de la recaudación de los juegos internacionales que disputaran los grandes. Los inventores de la liguilla y los mismos que obligan a los grandes a jugar en un escenario que no reúne las condiciones para albergar parcialidades tan numerosas. Los mismos que les dan a los grandes un porcentaje irrisorio de entradas cuando juegan de local, en ubicaciones pésimas y con precios de ópera (no hay que ir muy lejos para probar esto, nos tocó el fin de semana próximo pasado).

En un momento donde desde todos los sectores del futbol se despliegan las banderas de la lucha contra toda forma de violencia y discriminación, estas actitudes no contribuyen para nada, más bien todo lo contrario.

Los dirigentes de Defensor (pasados y presentes) han mostrado siempre una sensibilidad extrema que se hiere muy fácilmente cuando se les hace ver la diferencia de historia y campeonatos ganados con referencia a las casacas más tradicionales de este país. Defensor pretende ser reconocido como un equipo grande mientras no deja de adoptar este tipo de actitudes chiquititas cada vez que se le presenta la oportunidad.

En la tarde de ayer, Defensor se perdió el gesto de grandeza y volvió a comportarse como el nene chico que hace una rabieta cuando no se hace caso de sus caprichos. Es así que la historia da a cada quien el lugar que le corresponde y merece. Porque los actos definen a los hombres y las políticas caracterizan a las instituciones.

Todo dicho