Peñarol enfrenta esta noche a Larreborges, después de
conocerse el vergonzoso fallo del tribunal de la Federación Uruguaya de Basketball
(FUBB) que condenó a Peñarol con la pérdida de un punto y el cierre de cancha
por 3 fechas. Esto es producto de una denuncia del club Larreborges por un
supuesto salivazo de la hinchada carbonera en el partido anterior disputado por
ambas instituciones.
Conocida la denuncia Peñarol, sin esperar el fallo, comenzó
acciones para identificar a los posibles responsables e impedirles volver a
ingresar a una cancha, como debe ser, porque este tipo de gente, no debe tener
cabida en un escenario deportivo.
Ahora bien, el tribunal reconoce en el fallo que no hay
testigos de la situación que pudieran verificarla, Tampoco surge de filmaciones
u otro medio de documentación. Quien declaró como testigo, la Sra Jueza Alejandra
Godoy, NO PUDO AFIRMAR
FEHACIENTEMENTE QUE HAYA EXISTIDO UN SALIVAZO QUE AFECTARA AL DEPORTISTA EN
CUESTIÓN. No lo decimos nosotros, lo dice el propio fallo del tribunal
de la FUBB a texto expreso.
Sin pruebas testimoniales ni gráficas (videos, fotos, etc)
se transforma en la vieja “palabra contra palabra”. Ningún tribunal que se
precie de un mínimo de respeto por la justicia puede condenar sin pruebas ni
otorgar a la palabra de un actor mayor relevancia que a la de otro. Pero este
tribunal sanciona a Peñarol porque según sus integrantes, tomó acciones
tendientes a prohibir la entrada de las personas que podrían estar implicadas.
De qué principio jurídico sale esta absurda justificación? Que Peñarol haya
tomado medidas preventivas con independencia de la denuncia es una muestra
clara del interés de la institución por evitar cualquier tipo de acto reñido
con el comportamiento que debe observarse en una justa deportiva. En lugar de
ser reconocido ese esfuerzo, se lo castiga basándose en ese débil argumento
para presumir un reconocimiento tácito de responsabilidad que Peñarol jamás
expresó.
Por donde se lo mire, este fallo es una vergüenza. Es una vergüenza
desde el punto de vista jurídico, es una vergüenza desde el punto de vista
ético y es una vergüenza desde el punto de vista moral. Está completamente
reñido con la noción de justicia que todo tribunal debe procurar obtener en su
acción, sea en el ámbito que sea. Este tribunal midió con distinta vara y sin
pruebas le dio más valor a una palabra que a la otra. Una verdadera burla al espíritu
caballeresco que debe reinar en el deporte.
Cabe consignar también que Peñarol pidió expresamente que el
partido se jugara sin público visitante, como se hace habitualmente cuando se
disputan partidos en lugares inadecuados para que se ubiquen dos parcialidades
juntas. Esta es una práctica habitual y ya hemos disputado muchos encuentros de
visitante en estas condiciones. Esta es otra medida que expresa claramente la intención
previa del club de evitar cualquier tipo de incidente. No tiene la culpa
Peñarol que Larreborges o la FUBB (quien haya sido no interesa) no haya
aceptado tan elemental medida de precaución. Tampoco tiene culpa Peñarol de que
el gimnasio de Larreborges no presente las condiciones mínimas necesarias para
recibir a una parcialidad tan numerosa y activa como lo es la aurinegra.
Este tribunal, sin pruebas, sin testimonios, sin bases
sólidas y basándose únicamente en una presunción, sanciona a Peñarol con la
pérdida de un punto (léase de la ventaja de la fase regular) y tres fechas de
cierre de cancha (precisamente los partidos que debía disputar de local en esta
fase final). No resulta sospechoso? Que justo se le quita la ventaja que tenía
y exactamente los partidos que tenía de local. Así como el tribunal presumió
alegremente y sin bases que Peñarol era culpable, cualquier persona puede
presumir que este fallo es cuando menos, sospechoso. Honesto no solo hay que serlo sino también parecerlo dice el dicho popular.
Peñarol institución hizo
todo lo posible por evitar cualquier incidente antes, durante y después del
juego, en una clara muestra de voluntad manifiesta de evitar cualquier acto de
violencia. Paradójicamente, el tribunal emite un fallo que no contribuye en
nada a ese objetivo Porque cualquier parcial
aurinegro puede sentirse legítimamente agraviado por un acto del tribunal que
parece digitado previamente y que lesiona claramente los intereses de la
institución que ha hecho tanto esfuerzo por volver a este deporte y por
controlar cualquier acto indeseable dentro de una cancha.
El momento de emitirlo también es completamente inconveniente, justamente un par de días antes de que las dos instituciones vuelvan a enfrentarse en el mismo escenario pero esta vez luchando por el ascenso directo. Por lo menos deberían haber tenido un cuidado mínimo para no propiciar más oportunidades para conflictos.
El momento de emitirlo también es completamente inconveniente, justamente un par de días antes de que las dos instituciones vuelvan a enfrentarse en el mismo escenario pero esta vez luchando por el ascenso directo. Por lo menos deberían haber tenido un cuidado mínimo para no propiciar más oportunidades para conflictos.
Párrafo aparte merece la actitud del club Larreborges que
nos ganó legítimamente en la cancha ese día y que hace una denuncia sin pruebas
buscando precisamente lo que consiguió, que Peñarol perdiera la ventaja que en
buena ley había ganado jugando al básquet. Más allá de algún comunicado que
emitió esta institución para deslindar responsabilidades, seguramente son conscientes de haber cometido
un acto reñido con la ética deportiva buscando la pingue ganancia de una
ventaja que no se ganó dentro de la cancha.
Esta noche se enfrentan en la cancha, donde hay que ganar
los partidos y esperamos que el equipo aurinegro nos dé otra muestra de básquet
de calidad, de espíritu deportivo, de reacción sana ante la adversidad y la
injusticia y le gane a Larreborges donde tiene que hacerlo: dentro de un campo
de juego.
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