Que el
futbol uruguayo es un mamarracho, no hay quien lo pueda discutir. Que gran
parte de los dirigentes no son libres de votar las decisiones por convicción,
sino que responden a intereses foráneos determinados por su dependencia
económica, es bien sabido. Que se les había impuesto desde fuera una revisión
de los estatutos y que le han venido sacando el cuerpo con chicanas desde hace
5 años, también es verdad. Que nuestro futbol necesita urgentemente un cambio
que lo rescate de la mediocridad en que ha caído, no resiste el menor análisis.
Ahora que
vengan la Conmebol y la Fifa a imponerles por la fuerza lecciones de honestidad
a nuestros dirigentes, es cuando menos, gracioso. Dos de las instituciones que
han sido nido de los mayores corruptos de la historia del fútbol, se atreven a
dar lecciones de moral y crear un examen de “idoneidad” para los demás. Por más
que se sostenga que esta dirigencia de la Conmebol es nueva, tenía lazos
fuertes con la administración anterior y no somos nosotros quienes lo decimos.
La
intervención de la AUF por parte de la Fifa no solo es un adefesio jurídico,
sino que está basada en premisas erróneas. Que la AUF violó el reglamento es
falso. Les guste o no a los dirigentes de la Fifa/Conmebol el estatuto vigente
de la AUF, nada de lo que se hizo lo viola. Que no había garantías para la
elección, también es falso, porque por más que todos sabemos que muchos clubes
responden a intereses externos, ninguno de ellos ha violado el estatuto
vigente.
Que el
estatuto hay que cambiarlo, no cabe la menor duda, pero el que quiere imponer
la Fifa desconoce absolutamente la realidad del futbol uruguayo. Este es un país
único en el mundo, realmente único. No hay otro país donde dos clubes reúnan la
preferencia del 93 % de los aficionados. NINGUNO.
Ya que
Peñarol y Nacional tengan un voto con el mismo peso que clubes que no llegan a
los 500 hinchas es absolutamente antidemocrático (o por lo menos atenta contra
el carácter representativo, fundamental en cualquier democracia real).
Contrariamente a lo que pudiera parecer, que cada voto valga uno, consagra la
desigualdad.
Pero ahora
con este nuevo estatuto dictado desde afuera, la OFI y la B, con todo el
respeto que nos puedan merecer, VAN A TENER 6 VOTOS CADA UNO. Si la desigualdad
estaba instalada con el viejo estatuto, imaginen con el nuevo.
Y quienes
nos imponen este cambio forzado?
Una Fifa
que hace las reglas para favorecer a los europeos, desde la venta de jugadores,
la poca protección que tienen los países que son “exportadores” de futbolistas
y las enormes diferencias que se plantean entre las instituciones del viejo
mundo y las nuestras.
Del mismo
modo, la Conmebol que cada vez hace reglas que favorecen más a los países con
mayor mercado, como si el futbol no fuera más que una mercancía que ha perdido
cualquier atisbo de deporte que pudiera conservar en estos días. Ahora ha
decidido que, a partir de este momento, la final de la Copa Libertadores se
disputará a partido único. Algo que no solo va contra la rica tradición de esta
copa y se presta al beneficio económico de colocar esa final donde convenga,
sino que además atenta contra el legítimo derecho de los aficionados de ver a
sus equipos jugar en la ciudad de la que son originarios y donde residen la
gran mayoría de sus simpatizantes.
Ni a la
Fifa ni a la Conmebol le importan ya en lo más mínimo las tradiciones de cada
país y la gloria que han cosechado, tan solo importan la cantidad de
“consumidores” que representan.
Son estas
las instituciones que pretenden enseñarnos como debemos conducirnos y lo que es
mejor para nosotros. Tenemos mil problemas en nuestro futbol, si claro que los
tenemos, pero no son precisamente la Fifa y la Conmebol las que tienen
autoridad moral para marcarnos el camino a seguir. Mucho menos defienden ni les
importa lo que necesitan países como el nuestro.
A esto se
suma la triste participación de jugadores y árbitros en este asunto, dando
argumentos y premisas falsas que intentan justificar una medida tan errada como
desproporcional como lo es la intervención del futbol. Los jugadores
representados por el ex jugador Diego Lugano, actual funcionario del club São
Paulo de Brasil, al parecer más preocupado por meterse en este asunto que por cumplir
las funciones para el club que le paga el sueldo. Lo de los árbitros reclamando
“derechos de imagen” exime de mayor comentario por lo absurdo.
Desde su
rincón, OFI procura su posición de influencia para el futbol del interior, que
es verdad que ha sido históricamente postergado, pero que jamás ha presentado
un proyecto coherente para integrarse al futbol profesional. Basta recordar el
fracaso en que termino la inserción de equipos en la década de los 90, en buena
parte porque no hubo un solo departamento que entendiera que debía unirse para
presentar un equipo con suficiente poderío como para mantenerse en primera
división y no ser un permanente sube y baja.
Por su
parte, la empresa de tv que tiene secuestrados los derechos del futbol uruguayo
desde hace 20 años, gracias al control económico que tiene sobre un buen número
de clubes que dependen de su mecenazgo para sobrevivir, ha luchado con todas
sus fuerzas para no perder ese poder que hoy la hace la dueña del futbol en
este país.
Parece
también que ahora Valdez, el presidente saliente, desea volver por sus fueros
diciendo que fue chantajeado por un periodista para retirar su candidatura.
Parece que Valdez se olvida que llego a la presidencia de una forma poco clara.
En ocasión que el gobierno dejo de mandar la policía a la custodia de las
canchas obligando a renunciar al entonces presidente Bauzá. Ese mismo gobierno
que a través del Ministerio del Interior, supo por informes de inteligencia que
había un grupo de delincuentes que pretendían perjudicar a Peñarol en un
clásico y no hizo nada, permitiendo los desmanes que obligaron a que el partido
no se jugara, con el resultado que Peñarol fue sancionado y perdió los puntos
sin jugar.
Valdez fue
elegido con el voto de los clubes afines a la empresa de tv, pero luego
encontró amigos más poderosos y se posicionó definidamente en contra de los
intereses de esa empresa. Valdez es amigo personal del presidente Infantino de
Fifa y de Domínguez de la Conmebol que se movieron con llamativa celeridad para
decretar la intervención de la AUF.
Pero es la
intervención de Fifa la solución?
Está claro
que Conmebol no tiene argumentos jurídicos válidos para apoyar esta
intervención. Tampoco se hace por motivos políticos como muchos sostienen. Acá
está clarísimo que se trata de intereses personales de dos figuras que están
enfrentadas por poder y dinero. Uno es uruguayo, el contratista Francisco
Casal. Otro es paraguayo, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez.
Quede establecido que no nos importa en lo más mínimo tomar partido en esa
disputa. Ninguno de los dos es bueno para lo que nos importa que son los
intereses de Peñarol. Su guerra económico-política nos tiene sin cuidado,
mientras no tome como rehén a la institución que defendemos.
Se trata de
una intervención, a todas luces ilegal e infundada. Ilegal porque no se apoya
en argumentos jurídicos. Infundada porque son falsos los presupuestos que se
esgrimen para justificarla. Pero además es desproporcionada con el tenor de la
situación. Es como si para solucionar las garantías electorales en un país, la
ONU decidiera invadirlo y decidir por ese país cuales son las leyes que debe
aplicar de ahí en más. Y repetimos, no hay ninguna razón que haga pensar que no
existen las garantías para un proceso electoral en la AUF. Esa es la gran
excusa para imponer el estatuto que a la Fifa le interesa y para que la AUF
siga siendo gobernada por dirigentes del gusto del presidente de la Conmebol.
Ante este
despropósito venido de Zúrich vía Asunción, el día posterior a la noticia,
ministros del gobierno nacional salieron a defender la legalidad del país. Y
parecía lógico porque no se puede tolerar pacíficamente que una multinacional
como es la Fifa venga a imponer la ley en un país soberano que tiene sus propios
mecanismos para lidiar con cualquier irregularidad que se presente en alguna
institución civil radicada en su territorio. No es admisible que esta
multinacional desconozca abiertamente el respeto a nuestra constitución y
nuestras leyes. Pero luego la secretaría de deporte dio marcha atrás en este
camino, borrando con el codo lo que un día antes se escribió con la mano. Será
que el interés del gobierno es ser parte de la organización del mundial del
2030 antes que defender clubes uruguayos que tanta gloria le han traído a este
país.
Lo que está
claro, es que acá hay distintos grupos luchando cada uno por sus intereses.
Dirigentes, jugadores, árbitros, dirigentes de la Conmebol y de la Fifa, el
futbol del interior, la empresa de tv, periodistas, hasta el gobierno, todos
pelean por “lo suyo”. Pero nadie defiende ni piensa en lo que quiere y necesita
el verdadero sustento de todo este aparato: el aficionado de futbol. Ese que en
este país suma el 93 % repartido entre los dos clubes grandes, verdaderos
sustentadores de la gloria del futbol de este país desde 1900.
Aclaramos
por si nos lee algún lector distraído. Desde estas páginas solamente nos
importan los intereses del Club Atlético Peñarol. Ni pretendemos ni nos
interesa ser objetivos, ni tomamos posición por ninguno de los intereses de los
grupos que con sus mezquinas luchas nos han llevado a esta situación
vergonzosa. Solo nos importa eso, porque con Peñarol todo, sin Peñarol nada.