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sábado, 28 de abril de 2018

Gastón Guelfi. El campeón del siglo.


En el día de hoy se cumplen cien años del nacimiento del contador Gastón Guelfi, presidente del club atlético Peñarol entre 1958 y 1973.

Fue el presidente más joven de la historia carbonera, accediendo al cargo con 39 años de edad y fue el más ganador de toda la historia, verdadero artífice del título de campeón sudamericano del siglo XX, título otorgado a nuestra institución por la FIFA.

Llegó a la presidencia en un momento complicado. Nacional venia consiguiendo el uruguayo en tres temporadas consecutivas y había que cortar esa hegemonía tricolor. Guelfi, contador de profesión, se desempeñaba en la empresa de su familia “Manuel Guelfi y cía” fundada por su abuelo. Proveniente de una familia de inmigrantes genoveses, Guelfi era la personificación de ese ideal de superación de quien se siente parte de su país e indivisiblemente ligado a sus orígenes.

La primera tarea del novel presidente, cortar el ciclo exitoso del tradicional rival, fue cumplida con todo éxito. Peñarol no solo ganó el campeonato uruguayo de 1958 sino que este fue el primer mojón para encadenar una sucesión de triunfos locales que terminó constituyendo el primer quinquenio de oro de la institución con 5 campeonatos consecutivos (1958-1962).

Pero Guelfi tenía una mentalidad mucho más ambiciosa y sobre todo, adelantada a su época. Junto con Washington Cataldi, impulsaron la creación de un campeonato continental de clubes que se transformó en la competencia más importante de Sudamérica y una de las más importantes del mundo.

Tomando como modelo la Copa de campeones de Europa (actual Liga de campeones de la UEFA) que se había comenzado a disputar en 1956, los dirigentes carboneros se dedicaron a la tarea de difundir la idea de una copa similar en Sudamérica. Esta idea terminó cristalizando en 1960 con la disputa de la primera Copa de campeones de América, que hoy se ha transformado en la Copa Libertadores.

Peñarol fue su primer campeón derrotando al Olimpia paraguayo en la final. Un equipo para el cual Guelfi había logrado la contratación de una figura de la talla del delantero ecuatoriano Alberto Spencer, que se transformaría en el mayor goleador de todos tiempos de la Libertadores con 54 tantos, 48 de ellos con Peñarol y 6 con Barcelona de Guayaquil.

Concertada la importancia del torneo con la disputa de la llamada Copa Intercontinental (hoy aggiornada con el nombre de Mundial de Clubes), la disputa con el poderoso Real Madrid, campeón de Europa, dejó en evidencia las enormes diferencias entre Europa y América y el largo camino que aún quedaba por recorrer.

Lejos de amilanarse, el contador Guelfi trabajó con mayor ahínco en torno a la consigna “debemos ser en América, lo que es Real Madrid en Europa”. Bajo ese modelo, construyó el Peñarol campeón del siglo.

Peñarol volvió a ser campeón de la Libertadores y ganó su primer intercontinental en 1961 ante el Benfica de Eusebio. Cinco años después, previa conquista de otra Libertadores, Guelfi se dio el gusto de ver a su Peñarol campeón del mundo derrotando al Real Madrid en Montevideo y en el Bernabeu (que por entonces todavía se llamaba Chamartín).

Aun quedaría la supercopa de campeones de América, ganada por Peñarol en 1969, completando un rosario de triunfos sencillamente impresionante.

Guelfi fue un estratega brillante, un planificador excepcional y gran negociador, a lo que unió un don particular para las relaciones públicas. Aplico una política de buen relacionamiento con las demás instituciones y las autoridades de la AUF y creó la política de “barrer para adentro” donde los problemas de Peñarol se arreglaban en casa sin que llegaran jamás a trascender los muros de la sede. Hombre de palabra y moral intachable, marcó una época en la conducción de nuestra institución.

Nunca quiso ocupar otro cargo (se le ofreció ser Ministro de Economía de la Nación) porque Peñarol siempre fue su prioridad y no quería que nadie pensara que lo usaba como escalón para acceder a una carrera en la política. Nunca desatendió su cargo al que desempeñó con una responsabilidad rayana en el fanatismo, ni siquiera cuando su salud no fue la mejor y paso por más de una operación quirúrgica mientras ocupaba la presidencia e incluso comprometiendo su propio patrimonio personal en respaldo del club.

Literalmente dejó su sangre por Peñarol cuando al término de la semifinal de la Libertadores de 1961 de nuevo ante Olimpia, a los jugadores les tiraban de todo desde la tribuna y Guelfi, que estaba en el palco de autoridades, bajó a la cancha para compartir la suerte de sus jugadores y resultó con una herida importante en la cabeza, causada por un proyectil.

Bajo su presidencia Peñarol conquistó 3 copas Libertadores (1960, 1961 y 1966), dos Intercontinentales (1961 y 1966), la supercopa de Campeones (1969), el primer quinquenio de oro local (1958, 1959, 1960, 1961 y 1962) y agregó 4 uruguayos más (1964, 1965, 1967 y 1968) como para dejar claro que también a nivel local nadie ganó más que él. Bajo su presidencia, Peñarol se mantuvo 9 años invicto ante Nacional (entre 1960 y 1969).

En la madrugada del 24 de enero de 1973, falleció de un infarto fulminante con solo 54 años y a solo tres días de una nueva elección donde era candidato. Apenas horas antes, había concretado la llegada de Fernando Morena, que se convertiría en el mayor goleador de los 126 años de la historia de nuestro club. Como si su historia como presidente necesitara aún más visos de leyenda.

Hoy el estadio de basquetbol de la institución lleva su nombre, así como una de las tribunas del estadio Campeón del siglo, con absoluta justicia con uno de los dirigentes más relevantes de nuestra historia, el verdadero campeón del siglo.

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