Peñarol
enfrentaba un juego ante un rival directo con la ausencia de los jugadores de
la selección y la ya permanente de Walter Gargano. Ramos tomó mayores
precauciones y modificó equipo que enfrentó a Atenas en Maldonado. Pasó a
Maximiliano Rodríguez nuevamente a la ofensiva y reforzó el medio con Franco
Martínez, quedando en el banco Fidel Martínez.
Sin dudas
era un partido clave para el futuro del Apertura contra un rival de los más
fuertes que habíamos enfrentado hasta ahora. Y el partido se hizo complicado,
mal jugado, trabado, con mucha falta que no siempre el árbitro Ostojich marcó
como debía.
En los
primeros minutos se impuso Danubio, porque ganó el medio campo, obligó a que
Peñarol salteara la zona y no pudiera jugar por las bandas como nos tiene
acostumbrado este equipo. Se jugaba como quería el franjeado.
Así, la
primera ocasión es para la visita a los 11´ con un remate desde afuera del área
de Leandro Sosa que hace que Dawson se arroje para despejar al córner contra el
palo izquierdo en buena atajada.
Después de
los 15´, Peñarol comenzó a zafar de esa presión inicial y así creó alguna
chance. Sobre los 17´ Canobbio sube por izquierda, corta hacia el medio y saca
el remate que se va por encima del horizontal.
Sobre los
20´ un tiro libre desde la derecha de Lucas Hernández y el arquero Cristóforo
(hermano del ex jugador aurinegro) despeja contra el palo izquierdo.
Otro tiro
libre de Lucas Hernández a los 32´, este desde la izquierda y en forma de
centro, permite que cabecee solo Arias en el área chica pero no calcula bien y
la pelota se va muy alta por encima del horizontal cuando estaba el tanto.
No pasó más
nada de peligro hasta el final del primer tiempo que se fue con esa misma
tónica.
El segundo
tiempo fue diferente, porque Peñarol se lo llevó por delante y mereció ganarlo
claramente. Ya al minuto debió convertir, porque Franco Martínez abre a la
derecha para Giovanni González que baja de cabeza atrás y Maxi Rodríguez saca
el zapatazo que revienta el travesaño cuando merecía ser gol.
Sobre los
4´ se va expulsado el lateral Felipe por segunda amarilla y Peñarol se quedaba
con uno más.
Danubio
tiene una a los 19´ cuando va Federico Rodríguez por izquierda, saca el remate
y contiene bien Dawson contra el palo derecho.
Dos minutos
después llega la apertura mirasol. Un tiro libre desde la izquierda en forma de
centro, rechaza la defensa y le queda solo en el segundo palo a Palacios que había
entrado hacía segundos y saca el remate fuerte que roza en un defensa y se mete
entre el arquero y el palo izquierdo. 1 a 0 que era justo y lógico.
De
inmediato pudo liquidarlo Peñarol porque a los 22´ la pelota va para el toro
Fernández que avanza por izquierda, hace una de lujo tocando por un lado y
buscando por el otro para dejar desairado al marcador y saca el remate cruzado
que pasa lamiendo la base del palo derecho cuando se gritaba el tanto.
Danubio,
que con 11 hizo tiempo, con 10 no pateaba al arco y Peñarol justificaba
plenamente la victoria. Pero el futbol no es justo y hoy le tocó a Peñarol el
sabor amargo de esa sentencia.
Porque a
los 33´ una jugada aislada, Cepellini mete un centro pasado, no estaba Arias
que estaba siendo atendido afuera y por el segundo palo entra solo Ignacio
González que mete el cabezazo para mandar la pelota contra el palo derecho de
Dawson que nada pudo hacer. Injusto empate.
Y todavía
pudo ser peor porque casi lo gana Danubio de casualidad a lo 37´ cuando un
despeje de la defensa rebota en Federico Rodríguez, la pelota se eleva, supera
a Dawson y pega en el travesaño.
Ya en los
descuentos se fue expulsado Siles en Danubio pero ya era tarde para enderezar
un encuentro que desde el principio vino torcido.
Peñarol no
lo supo ganar y Danubio se llevó un premio demasiado grande para su mezquindad.
Porque vino a hacer tiempo, a quedarse con el puntito, a jugar metido en su
campo y mereció llevarse la derrota. Peñarol mereció ganar, hizo lo que pudo
para ganar, fue superior a su rival pero dejó dos puntos que pueden doler mucho
en el remate de este campeonato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario