Pablo Bengoechea, capitán y símbolo del segundo quinquenio.
El 12
de noviembre de 1997 fue un miércoles y como tantas otras veces en este futbol
uruguayo, se dio el absurdo de que una final de campeonato se definiera en un
día laboral. Aunque hubo ocasiones peores (la final de 2010 fue un miércoles en
horario laboral) por lo menos aquella vez se jugó de noche.
Pero la
importancia de esa final se comenzó a gestar casi 5 años antes. Precisamente
el 4 de abril de 1993, frente al mismo rival: Defensor. En aquella tarde, el
equipo del novel técnico Gregorio Pérez no pasó del 0 a 0 y se fue silbado. Es
que eran tiempos muy malos para el carbonero. No era campeón uruguayo desde
1986 y el año anterior había perdido la final ante Nacional con un solitario
gol de Dely Valdéz.
Por eso
la hinchada no tenía mucha paciencia y a pesar de los buenos jugadores que se habían
incorporado para esa temporada ( como los casos de Darío Silva, el marujo
Otero, la vuelta del pollo Vidal y sobre todo la llegada de Pablo Bengoechea)
el equipo no se encontró aquella tarde. Pocos podían imaginar que ese era el
inicio de un lustro de gloria para el equipo carbonero.
Porque
Peñarol arrolló en ese campeonato y parecía que lo ganaría con luz. Finalmente
se complicó en las últimas fechas y Peñarol lo terminó ganando apenas sobre el
final empatando con Cerro 1 a 1 en tanto que Defensor perdía con Danubio. Peñarol
festejaba el terminar con 7 años de esterilidad en campeonatos locales, pero
nadie podía imaginar que ese era el puntapié inicial de una gesta histórica.
El de
1993 fue el último campeonato que se jugó a puntos corridos como era
tradicional desde 1900. Para 1994 y siguiendo la moda argentina, se instauró el
campeonato con apertura, clausura y finales y los uruguayos empezamos a hablar
de tabla anual, que tantas satisfacciones nos daría a los manyas más tarde.
En el
apertura Peñarol perdió 4 puntos sancionado por los incidentes antes del
clásico que ganó con dos goles de Otero, por culpa de esos delincuentes que se
dicen hinchas de Peñarol y han sido quienes más han perjudicado a la
institución en los últimos 20 años haciéndole perder una infinidad de puntos
que han costado campeonatos y clasificaciones a copas internacionales.
Por ese
descuento de puntos, el apertura se lo llevó Defensor. Peñarol ganó el clausura
y enfrentó al violeta en tres finales. Las dos primeras fueron empate y en la
decisiva, Peñarol estuvo perdiendo hasta faltando 15´. Pero lo dio vuelta con
goles de Baltierra y Darío Silva para coronarse bi campeón uruguayo.
Para
1995 Peñarol debió definir el apertura con Liverpool, luego de una última fecha
de infarto donde le ganó a River Plate en los últimos minutos con un gol de
tiro libre de Bengoechea ante una mano fuera del área del ex arquero aurinegro
Fernando Alvez. Mano que en aquel momento, generó mucha suspicacia. En la final
ante Liverpool se impuso 2 a 0 con goles de Pacheco y Darío Silva.
El
clausura se peleó hasta el final y se terminó perdiendo en una final de desempate
ante Nacional y por penales luego de haber empatado en el partido. Hubo que
disputar 3 clásicos más ante Nacional y en el último, Peñarol se impuso 3 a 1 con
goles de Lima, Romero y Bengoechea y se consagró campeón por tercer año
consecutivo.
1996
fue un año complicado. Gregorio Pérez se fue al dirigir al Cagliari italiano y
fue reemplazado por Fossati ex arquero mirasol y que hacia sus primeras armas
como técnico. La relación con el plantel nunca fue la mejor y le costó imponer
su idea.
Gano bien
el apertura pero antes del inicio del clausura, desde Italia Gregorio pidió al
lucho Romero y Peñarol se quedó sin su goleador. Nacional ganó el clausura con
luz y otra vez debieron jugar finales. Peñarol se impuso 1 a 0 en la primera
con gol del negro Washington Tais y empato en la segunda 1 a 1 con tanto de
Pacheco. Peñarol era campeón por cuarta vez seguida.
Sin
dudas el año del quinquenio fue el más complicado. Contó con el regreso de
Gregorio al banco y alguna incorporación superlativa como la de un juvenil
Marcelo Zalayeta que ya pintaba para ser el enorme jugador que fue.
Nacional
ganó el apertura y en el clausura Peñarol perdió los puntos ante Rampla otra
vez por acción de los delincuentes de la tribuna. Pero esta vez el asunto llegó
a mayores porque Peñarol rompió relaciones con la prensa y debió organizar su
propio programa para difundir sus noticias (donde hablaba el presidente José
Pedro Damiani y el secretario general José Carlos Domínguez) y también sus
propias transmisiones de los partidos (donde relataba Jorge Pasculli y
comentaba Fernando Alvez).
Parecía
perdido todo cuando Defensor nos derrotó 3 a 2 pero Peñarol metió un final de
campeonato infartante. Ganó 5 partidos seguidos incluyendo un clásico que perdía
3 a 1 y ganó 4 a 3 (Bengoechea, Romero, Gonçalves y De Lima) y otro ante Cerro
que ganó en el último minuto con gol de De Lima, por el mismo marcador 4 a 3.
Pero no alcanzaba con eso, porque Defensor tenía que perder un partido e increíblemente
perdió con Nacional (que ese día puso suplentes) 1 a 0 con gol de Carrasco,
ídolo de toda la vida del tricolor.
Pese a
no ganar ni apertura ni clausura, Peñarol fue campeón de la tabla anual y jugó
una semifinal ante Nacional (por ser quien menos puntos tenía en la anual) y
otra vez remonto un clásico que perdía por dos goles de diferencia para
terminar ganando 3 a 2 con goles de Zalayeta, Romero y De Lima.
Las
finales fueron ante Defensor y Peñarol se impuso en la primera con un golazo de
Serafín García 1 a 0. La definitiva fue ese miércoles a la noche. El estadio
estaba repleto, no cabía un alfiler, mostrando que Peñarol es el único equipo
de este país que por sí solo puede llenar un estadio como el Centenario.
Fue una
fiesta en las tribunas pero también en la cancha. Porque Peñarol fue muy
superior, arrolló a su rival y lo goleo 3 a 0 con goles de Bengoechea, Pacheco
y De Souza. Peñarol lograba su segundo quinquenio de oro que sumado al primero
(1958-1962) lo convertía en el único equipo de este país en conseguir tal
logro.
Aquella
noche estuvimos en la cancha. Nos volvimos borrachos de alegría y cubiertos de
gloria y al llegar a casa, lo primero fue el abrazo con el viejo. Ese que había
visto en la cancha el primer quinquenio aurinegro como a mí me había tocado ver
el segundo.
Hoy se
cumplen 20 años de aquel logro y no nos olvidamos que la prensa que hoy lo
celebra, entonces hizo todo lo posible para que no se concretara. Recordado es
el título del diario “El Pais” luego de aquella derrota ante Defensor. Al otro
día tituló “Quinqué?”. Sin dudas uno de los títulos más infelices de su
historia.
A esa
ironía el equipo aurinegro respondió con 5 victorias seguidas y ganando semifinales
y finales para consagrarse campeón y responder esa pregunta:
“Quinqué?”
“QUINQUENIO CARAJO!
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