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domingo, 12 de noviembre de 2017

20 años del segundo quinquenio.

Pablo Bengoechea, capitán y símbolo del segundo quinquenio.

El 12 de noviembre de 1997 fue un miércoles y como tantas otras veces en este futbol uruguayo, se dio el absurdo de que una final de campeonato se definiera en un día laboral. Aunque hubo ocasiones peores (la final de 2010 fue un miércoles en horario laboral) por lo menos aquella vez se jugó de noche.

Pero la importancia de esa final se comenzó a gestar casi 5 años antes. Precisamente el 4 de abril de 1993, frente al mismo rival: Defensor. En aquella tarde, el equipo del novel técnico Gregorio Pérez no pasó del 0 a 0 y se fue silbado. Es que eran tiempos muy malos para el carbonero. No era campeón uruguayo desde 1986 y el año anterior había perdido la final ante Nacional con un solitario gol de Dely Valdéz.

Por eso la hinchada no tenía mucha paciencia y a pesar de los buenos jugadores que se habían incorporado para esa temporada ( como los casos de Darío Silva, el marujo Otero, la vuelta del pollo Vidal y sobre todo la llegada de Pablo Bengoechea) el equipo no se encontró aquella tarde. Pocos podían imaginar que ese era el inicio de un lustro de gloria para el equipo carbonero.

Porque Peñarol arrolló en ese campeonato y parecía que lo ganaría con luz. Finalmente se complicó en las últimas fechas y Peñarol lo terminó ganando apenas sobre el final empatando con Cerro 1 a 1 en tanto que Defensor perdía con Danubio. Peñarol festejaba el terminar con 7 años de esterilidad en campeonatos locales, pero nadie podía imaginar que ese era el puntapié inicial de una gesta histórica.

El de 1993 fue el último campeonato que se jugó a puntos corridos como era tradicional desde 1900. Para 1994 y siguiendo la moda argentina, se instauró el campeonato con apertura, clausura y finales y los uruguayos empezamos a hablar de tabla anual, que tantas satisfacciones nos daría a los manyas más tarde.

En el apertura Peñarol perdió 4 puntos sancionado por los incidentes antes del clásico que ganó con dos goles de Otero, por culpa de esos delincuentes que se dicen hinchas de Peñarol y han sido quienes más han perjudicado a la institución en los últimos 20 años haciéndole perder una infinidad de puntos que han costado campeonatos y clasificaciones a copas internacionales.

Por ese descuento de puntos, el apertura se lo llevó Defensor. Peñarol ganó el clausura y enfrentó al violeta en tres finales. Las dos primeras fueron empate y en la decisiva, Peñarol estuvo perdiendo hasta faltando 15´. Pero lo dio vuelta con goles de Baltierra y Darío Silva para coronarse bi campeón uruguayo.

Para 1995 Peñarol debió definir el apertura con Liverpool, luego de una última fecha de infarto donde le ganó a River Plate en los últimos minutos con un gol de tiro libre de Bengoechea ante una mano fuera del área del ex arquero aurinegro Fernando Alvez. Mano que en aquel momento, generó mucha suspicacia. En la final ante Liverpool se impuso 2 a 0 con goles de Pacheco y Darío Silva.

El clausura se peleó hasta el final y se terminó perdiendo en una final de desempate ante Nacional y por penales luego de haber empatado en el partido. Hubo que disputar 3 clásicos más ante Nacional y en el último, Peñarol se impuso 3 a 1 con goles de Lima, Romero y Bengoechea y se consagró campeón por tercer año consecutivo.

1996 fue un año complicado. Gregorio Pérez se fue al dirigir al Cagliari italiano y fue reemplazado por Fossati ex arquero mirasol y que hacia sus primeras armas como técnico. La relación con el plantel nunca fue la mejor y le costó imponer su idea.

Gano bien el apertura pero antes del inicio del clausura, desde Italia Gregorio pidió al lucho Romero y Peñarol se quedó sin su goleador. Nacional ganó el clausura con luz y otra vez debieron jugar finales. Peñarol se impuso 1 a 0 en la primera con gol del negro Washington Tais y empato en la segunda 1 a 1 con tanto de Pacheco. Peñarol era campeón por cuarta vez seguida.

Sin dudas el año del quinquenio fue el más complicado. Contó con el regreso de Gregorio al banco y alguna incorporación superlativa como la de un juvenil Marcelo Zalayeta que ya pintaba para ser el enorme jugador que fue.  

Nacional ganó el apertura y en el clausura Peñarol perdió los puntos ante Rampla otra vez por acción de los delincuentes de la tribuna. Pero esta vez el asunto llegó a mayores porque Peñarol rompió relaciones con la prensa y debió organizar su propio programa para difundir sus noticias (donde hablaba el presidente José Pedro Damiani y el secretario general José Carlos Domínguez) y también sus propias transmisiones de los partidos (donde relataba Jorge Pasculli y comentaba Fernando Alvez).

Parecía perdido todo cuando Defensor nos derrotó 3 a 2 pero Peñarol metió un final de campeonato infartante. Ganó 5 partidos seguidos incluyendo un clásico que perdía 3 a 1 y ganó 4 a 3 (Bengoechea, Romero, Gonçalves y De Lima) y otro ante Cerro que ganó en el último minuto con gol de De Lima, por el mismo marcador 4 a 3. Pero no alcanzaba con eso, porque Defensor tenía que perder un partido e increíblemente perdió con Nacional (que ese día puso suplentes) 1 a 0 con gol de Carrasco, ídolo de toda la vida del tricolor.

Pese a no ganar ni apertura ni clausura, Peñarol fue campeón de la tabla anual y jugó una semifinal ante Nacional (por ser quien menos puntos tenía en la anual) y otra vez remonto un clásico que perdía por dos goles de diferencia para terminar ganando 3 a 2 con goles de Zalayeta, Romero y De Lima.

Las finales fueron ante Defensor y Peñarol se impuso en la primera con un golazo de Serafín García 1 a 0. La definitiva fue ese miércoles a la noche. El estadio estaba repleto, no cabía un alfiler, mostrando que Peñarol es el único equipo de este país que por sí solo puede llenar un estadio como el Centenario.

Fue una fiesta en las tribunas pero también en la cancha. Porque Peñarol fue muy superior, arrolló a su rival y lo goleo 3 a 0 con goles de Bengoechea, Pacheco y De Souza. Peñarol lograba su segundo quinquenio de oro que sumado al primero (1958-1962) lo convertía en el único equipo de este país en conseguir tal logro.

Aquella noche estuvimos en la cancha. Nos volvimos borrachos de alegría y cubiertos de gloria y al llegar a casa, lo primero fue el abrazo con el viejo. Ese que había visto en la cancha el primer quinquenio aurinegro como a mí me había tocado ver el segundo.

Hoy se cumplen 20 años de aquel logro y no nos olvidamos que la prensa que hoy lo celebra, entonces hizo todo lo posible para que no se concretara. Recordado es el título del diario “El Pais” luego de aquella derrota ante Defensor. Al otro día tituló “Quinqué?”. Sin dudas uno de los títulos más infelices de su historia.

A esa ironía el equipo aurinegro respondió con 5 victorias seguidas y ganando semifinales y finales para consagrarse campeón y responder esa pregunta:

“Quinqué?”  “QUINQUENIO CARAJO!

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