En una
fecha especial en un nuevo aniversario del clásico de la fuga del 9 de octubre
de 1949, cuando el tradicional rival tuvo tanto miedo que no salió a disputar
el segundo tiempo, Peñarol enfrentaba al líder del campeonato en su cancha con
la principal preocupación de las dudas propias.
Las
dudas del técnico que varía la formación partido tras partido. Las dudas del
rendimiento del equipo. Las dudas defensivas que se han mostrado. Las dudas de
nuestros delanteros a la hora de convertir, apenas 2 goles en 6 juegos (aunque debería
sumarse el gol mal anulado ante Liverpool).
Las dudas de la propia dirigencia, que ha mantenido un técnico que no ha
mostrado la capacidad para salir de este momento y ahora le ha prohibido a sus
integrantes hablar públicamente del tema. Las dudas que tenemos todos los
hinchas de que este equipo sea capaz de revertir esta pésima campaña.
Demasiadas
dudas que se plasmaron en 5 nuevos cambios en el equipo titular. El único
obligado el de Frascarelli por Guruceaga (de los cambios que generaban más dudas),
Rodales con pierna cambiada por Mathías Rodríguez (cuando a Rodales le ha
costado afirmarse hasta por su perfil hábil), la vuelta de Ángel Rodríguez por
Costa que no había salido antes, la entrada de Albarracín por Dibble (otra que
no entendimos, nos parece bien que juegara Albarracín pero por Dibble?) y
finalmente el regreso de Arias por Gastón Rodríguez.
Un
planteamiento que de entrada no nos gustaba. Con tres marcadores centrales que
ya ha utilizado sin que le asegurara mayor tenencia de pelota. Sacando a Costa
que no es un fenómeno pero sin él ni Hernán se hace difícil entender quien
genera el juego para los delanteros.
Enfrente
un Danubio con la posibilidad de quedar primero y obligado a ganar para
hacerlo. Con una dirección técnica que podrá gustarnos o no, pero le ha dado
resultados. Su goleador, el ex aurinegro Juan Manuel Olivera, tenía él solo, el
doble de goles convertidos que todo Peñarol.
El
primer tiempo fue movido desde el principio. La primera posibilidad aurinegra
fue a los 2´ con un remate desde afuera de Ángel Rodríguez donde Etulain vuela
para sacar con una mano por encima del horizontal.
Responde
Danubio a los 9´ con un centro de Sarcchi desde la izquierda que se cierra,
supera a Frascarelli y pega en el travesaño. De la continuación de esa pelota,
llega el tanto aurinegro. Porque recibe la pelota Junior Arias y saca el remate
desde fuera del área que Etulain vuelve a sacar contra el palo izquierdo al
córner. En el momento de tirar ese córner se desengancha Bressan y Olivera lo
sigue y lo empuja dentro del área en un penal bien sancionado por el árbitro González.
Esta
vez lo remató Junior Arias, con mucha más convicción que Murillo hace una
semana. Fuerte, a media altura, contra el palo izquierdo para marcar la
apertura.
Esperábamos
que ese tanto, gritado con toda la bronca que era lógica, tranquilizara a
Peñarol, pero no fue así.
Porque
Danubio empata a los 15´ luego de un tiro libre frontal mandado en forma de
centro y entra solo por el segundo palo el argentino Rocaniere que mete el
cabezazo cruzado contra el palo izquierdo de un Frascarelli que no ensaya
defensa alguna. 1 a 1 y a remar de nuevo.
Pero
Peñarol pega inmediatamente. Un minuto después, con un centro llovido desde la
izquierda lo baja Nandez al medio y Junior Arias remata sin dejarla picar para
vencer a Etulain y marcar el 2 a 1.
Pero de
nuevo duró poco, porque 5´despues, a los 21, una pelota larga, un par de
cabezazos y la bola le queda a Dos Santos que remata desde fuera del área,
Valdez no llega a trabar y la pelota se mete de nuevo contra el palo izquierdo
de Frascarelli que nuevamente no tuvo defensa alguna.
De ahí en
más el partido siguió parejo aunque Peñarol tuvo un par de chances más para
convertir. Sobre los 23´ un toque de Albarracín para Nandez que engancha dentro
del área y saca el remate que pasa apenas afuera contra la base del palo
izquierdo.
La
última a los 29´ cuando Arias la baja atrás de cabeza y remata Guzmán Pereira
desde fuera del área y rechaza Etulain.
El
primer tiempo termino 2 a 2 porque la diferencia estuvo en que Etulain, sin ser
ningún fenómeno, despejó un par de pelotas. En cambio las dos que fueron al
arco de Frascarelli, terminaron adentro.
El
segundo tiempo empezó con las mismas ganas pero sin tanta precisión. A los 4´
un centro llovido al área, un cabezazo y la pelota le queda a Murillo que
define bien y convierte pero el tanto es bien anulado por posición adelantada
del colombiano.
A los
8´ un córner desde la izquierda es cabeceado por Bressan en el primer palo y la
pelota pasa apenas arriba contra el ángulo superior derecho de Etulain.
Sobre
los 18´ un centro desde la derecha y el cabezazo de Junior Arias que pasa
apenas arriba del horizontal.
A los
30´ Bressan se hace echar de una forma estúpida por una falta innecesaria en el
medio del campo y contra la banda izquierda que le merece una segunda amarilla
bien sacada, dejando a Peñarol con 10. El brasileño es guapo, es rápido, tiene
buenos cierres y de los otros, pero a veces se pasa de rosca como en esta y
termina complicando al equipo.
Sobre
los 40´ un córner desde la derecha y el cabezazo de Ángel Rodríguez que despeja
Etulain yendo abajo.
El
último minuto de juego es el resumen del resultado final y de las razones del
mismo. Un pase largo fantástico de Ángel Rodríguez que deja solo a Junior Arias
frente a Etulain y el arquero de la franja se juega la ropa para ir abajo y
conseguir despejar el balón sin permitir que defina el delantero.
En la
recarga la pelota le queda a Ardaiz que avanza con ella sin que nadie lo
estorbe saca el remate frontal que Valdez tarde intenta trabar consiguiendo únicamente
rozar la pelota lo suficiente para que se desvié y deje parado a Frascarelli
viendo como la pelota se mete contra el palo izquierdo.
Peñarol
volvió a perder y no tiene explicación. Ha caído porque ha jugado muy mal (casi
todos los encuentros pero sobre todo con Wanderers). Ha caído porque le ha
costado hacer goles (Boston River-Plaza). Ha caído porque lo han perjudicado
los jueces (Liverpool-Juventud). Hoy se ha agregado la suerte en contra.
Porque
Peñarol no jugó tan mal. No fue superado por el rival. Estuvo dos veces encima
en el marcador y volvió a convertir. Pero empeoró en defensa y en el arco y las tres veces que la pelota fue
hacia nuestra valla terminamos sacando del medio. Porque Danubio tampoco generó
mucho más. Frascarelli no tuvo una sola atajada (volvé rápido Guru y por favor
que no te citen más).
Este
Peñarol ha quedado lejos de todo y sin motivación alguna para la hinchada que
no sea al menos ganar un clásico. Ahora jugamos un partido a puertas cerradas
donde los hinchas no podrán ir gracias a los delincuentes de siempre, la peor
lacra que tiene el club. Lo bueno será que los jugadores no tendrán presión y quizás
puedan por fin, ganar tres puntos.
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