En la
tarde de hoy se despedía el último gran ídolo y capitán de nuestra institución:
Antonio Pacheco o simplemente “el Tony”. Ese jugador que se ha identificado como
pocos con nuestra institución. Producto genuino de nuestras divisiones
formativas. 8 veces campeón uruguayo, parte integrante del quinquenio y
decisivo en varias de esas conquistas. Goleador clásico (12 goles), el jugador
que ha participado más veces en esta instancia con nuestros colores en la era
profesional (59 partidos) con mas victorias en su haber (28) y el ídolo máximo desde el retiro de Pablo
Bengoechea.
Decir gracias es muy poco para una figura de tal magnitud. Pasarán muchos años para que podamos ver otra figura tan identificada con nuestros colores. Una carrera de tantos logros con una misma camiseta requiere necesariamente de muchos años de permanencia en ese club. La dinámica de futbol actual torna muy difícil la permanencia de tantos años de un futbolista en un club como el nuestro, esencialmente vendedor. La despedida del Tony nos pone en perpectiva de los logros que consiguió.
Y el
Tony se despidió como debía: jugando su partido en el Campeón del Siglo, siendo
él uno de los artífices de esa historia. El último gran jugador que hacía que
el hincha de Peñarol fuera a la cancha no solo para ver al equipo sino para
verlo a él. Que esperara sus actuaciones y sus goles con una expectativa
especial y diferente simplemente por ser él. Y que para mayor leyenda de su
figura, tuviera que pasar por una salida traumática del club y que en el día de
su regreso, cuando todo era fiesta, sufriera la lesión más grave de su carrera que
hacía pensar en su retiro. Pero no solo regresó sino que fue fundamental con
nuevos goles ante Nacional y tres goles en la final para consagrarnos campeones
una vez más.
Es
verdad que pudo retirarse allí y hubiera entrado directo al panteón de los
dioses aurinegros pero el no haberlo
hecho no le quita ese lugar, porque la memoria del hincha es sabia y se queda
con lo mejor de esos jugadores que alcanzan la categoría de ídolos y nadie
puede dudar que Pacheco lo es.
Un
jugador que siempre nos representó como hinchas dentro de la cancha. Que vistió
nuestros colores con amor, con respeto y con profesionalismo. Que fue un
ejemplo dentro y fuera de la cancha de lo que pretendemos que sea un jugador de
Peñarol. Por eso nadie puede discutir su condición de ídolo.
Basta mirar
las tribunas llenas hoy para comprobarlo porque con la excusa de un partido y a
pesar del valor de las entradas, la nación carbonera se dio cita hoy para
aplaudir y acompañar a ese enorme jugador.
Acompañado
de tantos otros que fueron parte de nuestra historia: Fernando Morena, Pablo
Bengoechea, Eduardo Pereyra, Oscar y Mathías Aguirregaray, Nicolás Rotundo,
Darío Rodríguez, Eduardo Da Silva, Gabriel Cedrés, Sebastián Flores, Cafú, Joe
Bizera, Nelson Olveira, Fabián Estoyanoff, Marcelo Zalayeta, Juan Manuel
Olivera, Carlos Bueno, Martín Rodríguez, Gustavo Rehermann, Gonzalo, Marcelo y José
Enrique De los Santos, José María Franco, Federico Magallanes, Sergio Orteman,
Richard Nuñez, Fernando Correa, Ruben Paz, Damián Macaluso, Oscar Ferro, Walter
Surraco, Omar Pérez, Ruben Pereira, Andrés Martínez
También
algunos del plantel actual de Peñarol como Gastón Guruceaga, Guzmán Pereira,
Diego Rossi, Carlos Valdez, Naitan Nandez, Maximiliano Olivera.
Jugadores
divididos en dos equipos “dirigidos” por otras dos glorias, Mario Saraleguy y
Gregorio Pérez, “ayudados” por Néstor Gonçalves, Carlos Aguilera, Martin García,
Daniel Gutiérrez y Walter Olivera.
Una fiesta
íntima de Peñarol porque en todos los ámbitos fueron figuras de nuestro club
los que acompañaron la despedida del ídolo.
El “ole
ole ole Tony Tony” fue el grito más repetido en la tarde del Campeón del Siglo.
Pero fueron muchas las ovaciones para las distintas glorias de nuestra historia
que hoy se asociaron al homenaje.
El
partido fue una excusa y el Tony hizo los primeros goles como correspondía al
homenajeado.
En el
entretiempo los momentos emotivos divididos en 8 partes como el número de su
camiseta.
Y el
segundo tiempo ya con el Tony con la camiseta aurinegra con un par de goles más
y los últimos de Benjamín Pacheco para el disfrute de la gente y la despedida
de nuevo al grito de la tribuna.
El
final con las palabras emocionadas de Pacheco y una frase que lo resume todo: “los
extrañe tanto, uds no se imaginan cuanto”. Quedate tranquilo Tony que nosotros también.
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