Finalmente
la directiva de Peñarol resolvió por unanimidad no renovarle el contrato a Antonio
Pacheco. Ante este hecho, se impone el dicho tradicional que más que nunca ha
popularizado en nuestro país un conocido relator que lo usa como muletilla
permanente: “Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”.
Una
cosa es que Pacheco es el último gran ídolo de Peñarol. Pacheco es 8 veces campeón
uruguayo con Peñarol, pero además con participación decisiva con goles en
finales, partidos clásicos y siendo goleador del campeonato en un par de ocasiones.
Es además el jugador que más clásicos ha disputado en la historia. Pero además
ha tenido una identificación innegable con el club y su hinchada, siendo el actual
capitán aurinegro. Nadie puede discutir esto ni restarle mérito.
Otra
cosa es que el tiempo pasa inexorablemente para todos y Pacheco ya tiene 39
años. Ya no está en condiciones físicas
para ser titular en el equipo aurinegro. Su rendimiento, sobre todo físico,
pero también futbolístico, ha decrecido notoriamente a lo largo de las últimas
temporadas. Su aporte al equipo ha sido prácticamente nulo en esta última campaña
y ha comenzado a ser resistido por buena parte de esa hinchada que le
idolatraba.
El
regreso de Pacheco desde Wanderers constituyó prácticamente una película épica.
Fracturado en su primer partido, parecía lógico que no volviera a jugar. No
solo volvió a hacerlo sino que contribuyó con un singularísimo aporte al equipo
convirtiendo en el clásico y marcando los 3 tantos en la final. Si Pacheco se
hubiera retirado en ese momento, hoy sería Pelé.
Lamentablemente
Pacheco decidió seguir jugando y se expuso a este final que hoy se concreta. No
tenía que terminar así. Es lamentable para todos. Para el club que lo vio nacer
y lo hizo su capitán. Para los hinchas que lo vimos jugar y tanto nos hizo
disfrutar. Y sobre todo para el propio Pacheco que merecía otra cosa.
No tenía
que ser así, Tony. Merecías mucho más y nosotros también. Como hincha de
Peñarol, solo puedo agradecer tanto que nos diste. Tantas alegrías, tantos
goles, tantos campeonatos. Con esa sonrisa eterna , con ese comportamiento
ejemplar dentro y fuera de la cancha, con esa lengua mostrada con alegría después
de cada tanto. Por tantas alegrías clásicas, golazos de enorme calidad, por
tantas vueltas olímpicas. Un simple pero enorme GRACIAS.
Los
hinchas que te queremos bien, nos vamos a quedar con eso y nos olvidaremos de
esta salida que no está a la altura de tu calidad y de tanto que le aportaste a
la historia del más grande de este país. Sos de Peñarol porque sos hincha como
cualquiera de nosotros y eso es algo que te acompañará por el resto de tus días.
GRACIAS
TONY Y HASTA SIEMPRE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario