Peñarol
volvía a jugar por el campeonato local casi por cumplir. El casi porque el
campeonato ya está perdido pero los puntos cuentan para la tabla anual. Esa
misma tabla que el año pasado nos dejó afuera de todo gracias al desastroso
desempeño del equipo en el apertura.
Fossati
hizo dos cambios con respecto al presunto equipo titular. El ingreso de Aguerre
en el arco por el lesionado Migliore y la vuelta de Bizera después de toda una
temporada sin jugar, probablemente porque es un “jugador de clásicos” y cuentan
con él para “ablandar” a algún jugador rival dentro de una semana, pero para
ello necesitaba al menos algunos minutos dentro del campo que lo justifiquen.
Las
tribunas estaban prácticamente vacías en un día inhóspito para la práctica de
deportes al aire libre, a lo que se sumaba que el encuentro carecía de todo
interés dada la ventaja del tradicional adversario y la proximidad del clásico.
Peñarol
empezó mejor pero sin crear chances de convertir intentando superar no solo al
rival sino al clima y el mal estado de campo. Por su parte Rampla en los
primeros minutos se limitó a meter algún pelotazo que fue bien resuelto por la
defensa aurinegra.
La
primera de peligro para el carbonero fue gol. A los 17´ un lateral desde la
derecha, la pelota viene para Pacheco que la acomoda con el pecho y saca el
remate desde afuera, bajo, fuerte, contra el palo derecho que vence la estirada
del arquero Long y se mete en el arco de la Ámsterdam, marcando la ventaja
mirasol.
Rampla
no reaccionó, le costaba mucho generar futbol y más aún crear alguna situación,
mientras Peñarol mantenía el control del juego.
Sobre
los 29´ pudo ser para el carbonero con un toque largo para Jonathan
Rodríguez por izquierda quien se va en
velocidad y saca el remate que el arquero consigue rechazar al córner.
Sobre
los 34´ una pelota que se lleva Alejandro Silva por derecha, intenta tocar al
medio para Pacheco y la pelota rebotada le queda al capitán que recibe de
espaldas, gira y saca el remate a media altura que se va rozando el palo
derecho.
Respondió
Rampla sobre los 37´ con un remate de Vega desde afuera que rechaza Aguerre y
termina despejando Macaluso.
Un minuto
después la más clara para el equipo picapiedra, centro de Aprile y cabezazo de
ex aurinegro Malán que pasa al lado del palo derecho de un Aguerre que nada
podía hacer.
A los
39´ debió marcarse el segundo tanto de Peñarol. Una pared entre Jonathan
Rodríguez y Pacheco con devolución perfecta del capitán para el juvenil que
queda frente al arquero y saca un muy buen remate, alto y fuerte, que supera al
arquero y revienta el horizontal cuando se coreaba el gol.
La
última fue para Rampla a los 41´ otra vez con un remate de Vega desde afuera
que contiene Aguerre en dos tiempos.
Se fue
ganando 1 a 0 Peñarol en un partido aburrido y sin demasiada emoción. Pero
faltaba el segundo tiempo y las cosas no pudieron ser peores.
Porque
a los 7´ lo que no se dio en el primer tiempo se concreta en el segundo, centro
de Aprile y entran dos jugadores solos en el área chica, el que cabecea en
palomita es Malán que vence a Aguerre marcando el empate.
Y basta
que le conviertan un gol para que aparezcan los problemas anímicos que aquejan
a los equipos aurinegros en los últimos años. Jugadores que sienten el impacto
y manchan la tradición histórica de nuestro club, que puede perder pero jamás
por cuestiones anímicas.
Peñarol
tuvo dos posibilidades de pasar a ganar, ambas por remates de Jonathan
Rodríguez. El primero a los 14´ con un remate fuertísimo desde afuera que el
aquero Long vuela para sacar junto al palo derecho al córner. El segundo un
minuto después con otro remate desde afuera que contiene el arquero.
Pero un
minuto después llega la debacle. Tiro libre de m Jonathan Rodríguez M alán
desde 40 metros, un verdadero bombazo, fuerte, arriba, inatajable que se clava
en el ángulo superior derecho de un Aguerre que voló en vano. Rampla lo daba
vuelta, pero aún faltaba más.
Porque
a los 28´ un centro desde la derecha a nuestra área, Aguerre que sale muy mal,
Vigneri que apura y la pelota es cabeceada por Bizera para superar a nuestro
arquero y marcarse un gol en contra. Lo poco que faltaba a la actuación de un
jugador que además de su poco agradecido pasado en la institución ha vivido
lesionado y ha sido el causante de algunos goles poco creíbles (recordar el
partido ante Santos Laguna de visitante) a los que hoy suma un tanto en contra en
complicidad con un arquero que salió desacertadamente.
Y ahí
el partido se acabó, porque estos equipos de Peñarol de los últimos años son
incapaces de generar las remontadas históricas con las que se ha nutrido
nuestra gloria en más de 100 años.
Todavía
pudo ser peor, porque a los 34´ un contragolpe rápido generado de un córner a
favor de Peñarol pone a Vigneri solo en carrera contra Aguerre, elude al
arquero y remata con el arco vacio y Macaluso consigue despejar sobre la línea
en notable esfuerzo.
A los
36´ descuenta Peñarol con un centro de Macaluso desde la derecha que cabecea
Nuñez en el área chica para ponerla abajo contra el palo derecho del arquero
que nada puede hacer, marcando en 2 a 3.
A los
41´ aún pudo empatar el carbonero con un tiro libre magníficamente ejecutado
por Jonathan Rodríguez que pasó lamiendo el palo derecho y parecía que llevaba
destino de red.
Pero un
minuto después faltaba la última perla en el collar de desaciertos que fue hoy
el equipo de Fossati. La pasa mal Valdez y propicia el contragolpe de tres
hombres solos contra nuestro arco, la pelota la lleva Malán, elude al arquero y
Aguerre le comete falta fuera del área. Tiro libre de medio gol y expulsión
para el arquero.
El tiro
libre lo remata el propio Malán, fuerte, abajo y provoca una notable atajada de
Macaluso que tuvo que ir al arco porque no había más cambios.
Peñarol
cayó pero además fue hoy un cúmulo de desaciertos, errores, nervios y falta de
enjundia anímica y esto último es lo que más nos molesta y lo que no podemos
perdonar.
El
equipo queda en un panorama tétrico de cara al encuentro clásico que tenemos la
obligación de ganar como siempre, pero que esta vez ni aún ganando nos sirve
para algo porque Peñarol ha quedado muy lejos de todo.
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