Finalmente
Peñarol fue sancionado con el pago de una multa de 25 unidades reajustables por
la caída de un objeto a la cancha en el partido ante Defensor en virtud de la
aplicación de este nuevo código de penas que ha sido aprobado en la AUF por las
presiones externas de la Conmebol y la Fifa.
Con
este código se retoma el concepto que fuera aplicado hace años en nuestro
futbol y que demostró no solo ser perjudicial para las instituciones sino
ineficaz para conseguir el objetivo propuesto que era eliminar los actos de
violencia en las canchas.
Se
trata de un sistema de penas que consagra lo que jurídicamente se conoce como
Responsabilidad Objetiva, según la cual se prescinde de la culpa o dolo en la
aplicación de una pena y el sujeto pasivo de la acción es sancionado por un
hecho que ha provocado, aun cuando no tuviera voluntad de causarlo (dolo) o no
lo hubiera podido prever (culpa).
Este
instituto es tan peligroso, que en materia penal está reservado para
situaciones especialísimas y excepcionales, puesto que se presta para que se
cometan grandes injusticias. Sería de Perogrullo explicar que fácil seria para
simpatizantes de un equipo perjudicar a un rival en virtud de la aplicación de
este instituto. Pero además ya se ha demostrado que no sirve como disuasorio
para los propios hinchas del club.
Todos
sabemos que lamentablemente la familia aurinegra, que en su inmensa mayoría concurre
a un encuentro de futbol y se comporta en forma civilizada cualquiera sea el
resultado del partido, se encuentra infectada por un núcleo de imbéciles para
los cuales el futbol es un vehículo para canalizar sus frustraciones, cuando no
se trata de simples delincuentes que hacen sus negocios en la tribuna.
A esta
gente no le importa Peñarol y no le interesa si nos quitan puntos y no se va a
detener porque se consagre esta responsabilidad objetiva. Estamos de acuerdo en
que la institución debe asumir un rol más activo en el combate de estas lacras,
pero de ahí a hacerlo responsable por actos que no puede prever ni controlar,
hay un abismo. La consagración de este sistema, implica un tácito reconocimiento
de la incapacidad de las fuerzas del orden para cumplir su función. Pero en
lugar de hacerse responsables por ello, transfieren esa responsabilidad a los
clubes.
Ni que
decir de las autoridades de nuestro futbol que consagran este principio por las
presiones de la Conmebol y la Fifa que a esta altura parecen ser una especie de
entidad supranacional que no solo no se ve afectada por las leyes internas de
los países sino que se arroga el derecho de dictar las normas que deben seguir
sus asociados so pena de dejarlos fuera de la organización.
Nos
preocupa que este hecho sea considerado de mayor gravedad que la patada asesina
de Nicolás Olivera sobre Alejandro Silva que radia de las canchas al defensor
aurinegro por tres semanas, pero no mereció ni tarjeta amarilla para el árbitro
Fedorczuck ni una intervención de ningún tribunal de disciplina.
Todo lo
antes expuesto nos genera una profunda preocupación de cara al futuro. Porque
la sanción que acaba de recibir Peñarol es irrisoria, casi ridícula, pero genera
antecedentes. Que no somos los únicos afectados por esta nueva norma es verdad,
pero eso nos tiene sin cuidado porque lo único que nos importa es Peñarol.
La ley está
para cumplirse y somos contrarios a todos los actos de violencia y los primeros
en reconocer el problema que tiene nuestra hinchada (la de estos estúpidos que
no son hinchas) pero cuando la ley comienza a sancionar sin responsabilidad, se
aleja del ideal de justicia y pierde la fuerza moral que la sustenta.
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