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martes, 9 de septiembre de 2014

Justicia o responsabilidad objetiva?


Finalmente Peñarol fue sancionado con el pago de una multa de 25 unidades reajustables por la caída de un objeto a la cancha en el partido ante Defensor en virtud de la aplicación de este nuevo código de penas que ha sido aprobado en la AUF por las presiones externas de la Conmebol y la Fifa.

Con este código se retoma el concepto que fuera aplicado hace años en nuestro futbol y que demostró no solo ser perjudicial para las instituciones sino ineficaz para conseguir el objetivo propuesto que era eliminar los actos de violencia en las canchas.

Se trata de un sistema de penas que consagra lo que jurídicamente se conoce como Responsabilidad Objetiva, según la cual se prescinde de la culpa o dolo en la aplicación de una pena y el sujeto pasivo de la acción es sancionado por un hecho que ha provocado, aun cuando no tuviera voluntad de causarlo (dolo) o no lo hubiera podido prever (culpa).

Este instituto es tan peligroso, que en materia penal está reservado para situaciones especialísimas y excepcionales, puesto que se presta para que se cometan grandes injusticias. Sería de Perogrullo explicar que fácil seria para simpatizantes de un equipo perjudicar a un rival en virtud de la aplicación de este instituto. Pero además ya se ha demostrado que no sirve como disuasorio para los propios hinchas del club.

Todos sabemos que lamentablemente la familia aurinegra, que en su inmensa mayoría concurre a un encuentro de futbol y se comporta en forma civilizada cualquiera sea el resultado del partido, se encuentra infectada por un núcleo de imbéciles para los cuales el futbol es un vehículo para canalizar sus frustraciones, cuando no se trata de simples delincuentes que hacen sus negocios en la tribuna.

A esta gente no le importa Peñarol y no le interesa si nos quitan puntos y no se va a detener porque se consagre esta responsabilidad objetiva. Estamos de acuerdo en que la institución debe asumir un rol más activo en el combate de estas lacras, pero de ahí a hacerlo responsable por actos que no puede prever ni controlar, hay un abismo. La consagración de este sistema, implica un tácito reconocimiento de la incapacidad de las fuerzas del orden para cumplir su función. Pero en lugar de hacerse responsables por ello, transfieren esa responsabilidad a los clubes.

Ni que decir de las autoridades de nuestro futbol que consagran este principio por las presiones de la Conmebol y la Fifa que a esta altura parecen ser una especie de entidad supranacional que no solo no se ve afectada por las leyes internas de los países sino que se arroga el derecho de dictar las normas que deben seguir sus asociados so pena de dejarlos fuera de la organización.

Nos preocupa que este hecho sea considerado de mayor gravedad que la patada asesina de Nicolás Olivera sobre Alejandro Silva que radia de las canchas al defensor aurinegro por tres semanas, pero no mereció ni tarjeta amarilla para el árbitro Fedorczuck ni una intervención de ningún tribunal de disciplina.

Todo lo antes expuesto nos genera una profunda preocupación de cara al futuro. Porque la sanción que acaba de recibir Peñarol es irrisoria, casi ridícula, pero genera antecedentes. Que no somos los únicos afectados por esta nueva norma es verdad, pero eso nos tiene sin cuidado porque lo único que nos importa es Peñarol.

La ley está para cumplirse y somos contrarios a todos los actos de violencia y los primeros en reconocer el problema que tiene nuestra hinchada (la de estos estúpidos que no son hinchas) pero cuando la ley comienza a sancionar sin responsabilidad, se aleja del ideal de justicia y pierde la fuerza moral que la sustenta.

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