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sábado, 16 de noviembre de 2013

Nace una nueva leyenda aurinegra; Pedro Rocha.


En el día de hoy dejó de existir a los 70 años, el gran Pedro Virgilio Rocha, jugador multicampeón con Peñarol, el Sao Paulo y la selección uruguaya.
Sabido es que Pedro estaba pasando desde hace tiempo por importantes problemas de salud que lo aquejaban. Tanto es así que se había planificado un encuentro a beneficio entre Peñarol y Sao Paulo para ayudarlo con los gastos médicos. Desgraciadamente este partido nunca llegó a verificarse por problemas de “agenda” de las instituciones. Flaco gesto por parte de las autoridades aurinegras para quien tanto nos dio.
Pedro Virgilio Rocha, el “verdugo” como lo bautizó la hinchada aurinegra, había nacido en Salto el 3 de diciembre de 1942. Jugó en Peñarol entre 1959 y 1970 y repasar su historia con la aurinegra implica transitar un camino de campeonatos continuos.
Fue figura clave en el primer quinquenio de la institución, donde solo falto al primer año, fue tri campeón de la Libertadores y bi intercontinental y campeón de América y 4 veces mundialista con Uruguay. Después siguió en Brasil su costumbre de ser campeón en todos lados.
Era un jugador completísimo, dueño de un remate formidable, calidad para el amague y una técnica depurada, poseía también una gran agilidad y buen cabezazo, como lo demuestra su gol ante River argentino en la final de la Libertadores de 1966 (que el mismo elegía como el gol preferido de su carrera).
El ingenio popular lo bautizó como el verdugo, un mote que en realidad heredó de otro grande que vistió nuestros colores: Eduardo Hohberg que pasó a ser más conocido por el mote de “el cordobés”.
Yo no alcancé a verlo jugar, pero mi padre (que vió todo en Peñarol desde la década de los 30) le tenía una profunda admiración y decía que técnicamente era de lo mejor que había visto. No era poco para alguien que había visto jugar a gente de la talla de Schiaffino, Hohberg,  Míguez y Sasía.
Pero aún si no supiéramos nada de él, bastaría repasar su rosario de consagraciones para darnos cuenta que estamos ante un grande:
Campeón Uruguayo con Peñarol en 1959, 1960, 1961, 1962, 1964, 1965, 1967 y 1968.
Campeón de la copa Libertadores con Peñarol en 1960, 1961 y 1966.
Campeón Intercontinental 1961 y 1966 (anotando contra Real Madrid en la victoria 2 a 0 en Chamartín).
Campeón de la supercopa de Campeones Intercontinentales de 1969 con la aurinegra.
Pero además: campeón paulista con el Sao Paulo en 1971 y 1975 y brasilero en 1977 y campeón paranaense con el Coritiba en 1978.
Con Uruguay fue campeón de la Copa América de 1967, anotando el gol de la victoria ante Argentina que nos dio la copa. Pero además es el jugador uruguayo con más participaciones consecutivas en mundiales, siendo seleccionado en 1962, 1966, 1970 y 1974.
Desde estas páginas, nuestro sentido homenaje para un enorme jugador que vistió nuestra camiseta. Uno de los que más derecho tiene a ostentar el título de campeón sudamericano del siglo XX con el que ha sido galardonada nuestra institución.
Es una pena que el club, en la persona de sus dirigentes, no hayan estado a la altura de semejante gloria. Ahora es tarde para homenajes.
Se fue el hombre de carne y hueso. Acaba de nacer una nueva leyenda eterna para nuestros colores.

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