Finalmente
mañana se concretará el anunciado regreso de Bizera al plantel de Peñarol.
Desde este espacio y desde su mismo nombre, propugnamos por recordar la
historia del campeón del siglo y siendo coherentes con esa pretensión no
podemos ahora dejar de lado el pasado de este futbolista.
Sabido
es que Bizera formó parte del grupo de 4
jugadores que se negó a ser transferido en las condiciones que establecía el
club, para hacerlo de la forma que deseaba su representante con un perjuicio de
más de 10 millones de dólares para la institución.
Este
hecho no debe olvidarse ni dejarse de lado y la misma posición teníamos en el
caso del retorno de Carlos Bueno y lo tendríamos del mismo modo en ocasión de
producirse el regreso del cebolla Rodríguez o Leal.
Pero
además en este caso tiene un agravante. No hace demasiado tiempo Bizera estuvo
muy cerca de jugar en Nacional y no solo estaba dispuesto a hacerlo sino que
fue visto en las tribunas del Parque Central en compañía de Recoba y Medina.
Que un
jugador que haya vestido nuestra camiseta se ponga la del rival no nos molesta,
pero en este caso un jugador que optó por hacer lo que quería su representante
sabiendo el enorme perjuicio que le ocasionaba al equipo al que le debe todo,
nos resulta absolutamente insoportable.
Ahora el jugador declara que siempre supo que un día volvería a Peñarol. El Sr Bizera toma por estúpidos a los hinchas de Peñarol. Bajo ningún concepto se puede entender que si siempre tuvo la idea de regresar al club, considerara siquiera la opción de jugar en el rival.
Es lo
suficientemente “profesional” para considerar la posibilidad de jugar en el
rival de todas las horas y nos parece muy bien, pero en su momento no fue
profesional a la hora de respetar el contrato que tenía con Peñarol y aceptar
la transferencia en las condiciones que eran aceptables para el club.
Pero
además el Sr Bizera llega tarde. No pudo integrar la lista de la Copa Sudamericana
porque se quedó en México hasta solucionar el tema económico con el Atlante de
ese país. Claro su “profesionalismo” le impedía resignar dinero para venir en
tiempo y forma a Peñarol, que lo esperó mientras pudo (y después también).
Bizera
se vuelve a colocar la camiseta aurinegra y le deseamos lo mejor, porque eso es
lo mejor para Peñarol. Festejaremos sus buenas actuaciones si las tiene, del
mismo modo que gritamos los goles de Bueno después de su regreso, porque eran
goles de Peñarol. Pero mantendremos la memoria, porque aquel hecho, aun siendo
un mal recuerdo, también forma parte de las “historias de nuestra historia” que
no debemos olvidar.
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