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domingo, 19 de agosto de 2012

Mentiras, dualidad de criterios y el estadio de Peñarol



Si alguien me ha leído en este mismo blog, sabe que no soy de los partidarios más entusiastas de la construcción de nuevo estadio de Peñarol(http://manyahistoriasdenuestrahistoria.blogspot.com/2012/03/la-politica-los-medios-y-el-estadio-de.html).

Me parece que Peñarol está más que cómodo en el Centenario y que hoy por hoy, no me resulta posible concebir un estadio más cómodo y mejor ubicado que ese.

Considero también que en su mayor parte construir un nuevo estadio es hacerle el juego a los primos de enfrente a lo cuales una vez que les fracasan todas las mentiras y falacias y resulta evidente que nacimos primero que ellos, tenemos más campeonatos, más clásicos ganados y más gente, recurren a la última de las mentiras: que Peñarol no tiene cancha.

Y es mentira, Peñarol tiene cancha y está habilitada por la AUF, simplemente Peñarol no la utiliza porque la enorme cantidad de gente que lo sigue partido a partido hace que sea preferible jugar en el Centenario.

El estadio de Las Acacias es mejor y más grande que muchas de las canchas habilitadas para partidos de primera división, pero así como Peñarol no va a esas canchas por la cantidad de gente que lo sigue, no utiliza Las Acacias cuando es local.

Por eso el “no tenés cancha” no es más que otra de las tantas mentiras difundidas por la “cultura nacional”.

Pero además es llamativa la dualidad de criterios puesta de manifiesto por las autoridades de este país. Se han puesto todas las trabas imaginables y algunas más, para impedir la construcción del estadio aurinegro. Es sabido por todos, los problemas que encontramos en la IMC para la construcción en el parque Roosevelt.

Entre ellas las famosas “quejas de los vecinos” de los que hablábamos en la nota anterior de este blog que hoy trajimos como referencia.

Sin embargo parece que la opinión de los vecinos, el impacto ambiental, las consideraciones de los problemas de tránsito no resultan importantes cuando se trata de la ampliación de las tribunas del Parque Central. Ahí parece que no importa el impacto ambiental de esta estructura en plena ciudad y en un terreno que no aparece como adecuado para albergar tal infraestructura (es más chico que los predios del cuartel del ejército que está a unas cuadras por General Flores y el del Hospital Militar sobre 8 de Octubre). Tampoco parece importar que se estén agregando tribunas que van sobre las casas  de los vecinos de la zona.

Esas son las razones por las que no se amplían Las Acacias, porque habría que comprar y demoler todas las casas de los alrededores para hacerlo posible. El mismo camino debería seguir nuestro tradicional adversario para ampliar su estadio y sin embargo se le ha permitido ampliar esa estructura en detrimento de la calidad de vida de los vecinos.

Por eso es que hablamos de dualidad de criterios en las autoridades de este país. Quizás hoy, más conscientes de sus contradicciones, es que rápidamente aprobaron el cambio de destino de los terrenos de ZonaAmérica aún antes de tener los resultados de los estudios de tránsito e impacto ambiental.

El primer paso para la concreción del estadio está dada y nos deja contentos, más que porque seamos partidarios del proyecto (seguimos pensando que nada es mejor que el Centenario) porque queda demostrado una vez más que el camino de la envidia y el vivir poniendo palos en la rueda a papá Peñarol, está condenado al fracaso y a patentizar la condición de segundones que han ostentado en toda su historia.

En un párrafo aparte, entendemos las razones de la ubicación del nuevo estadio, pero también creemos que de hacerse un estadio nuevo no había mejor lugar que el barrio Peñarol, cuna de glorioso y origen del místico nombre.

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