Cuando
hacíamos el comentario de los rivales aurinegros antes de comenzar la serie,
decíamos que en Nacional de Medellín era un equipo rápido y de buen toque, que
son las cosas que mas suelen complicarnos.
Y así
fue desde el principio, los colombianos haciendo rotar la pelota, en ese toque
que se vuelve exasperante para cualquier equipo uruguayo, tocando rápido y con
precisión y haciendo de cada avance un peligro para la valla aurinegra.
La tuvo
siempre el equipo verde, que con el toque de Torres, la velocidad de Pabon y
Córdoba, nos complicó siempre.
Para
empeorar, Peñarol no repitió lo hecho en Mendoza el jueves pasado.No jugó con
claridad y no generó ni por asomo las situaciones de gol que creó en el estadio
mendocino.Aguiar entreverado con la pelota, errando permanentemente los pases,
Mora muy solo adelante y un Zalayeta que no gravitó en ningún momento.
A eso
se sumó el deficiente trabajo defensivo que, en la jugada del primer gol del
Nacional colombiano, hace lo que nunca debe hacer una defensa: despejar hacia
el medio (sobre todo cuando tenía la posibilidad de tocar con Carini para que
la despejara).
Pelota
rifada, el pase a la punta, una definición perfecta y se nos complicó la noche.
Uno a
cero abajo sobre los 10 minutos y un Peñarol desesperado, apurado, entreverado,
queriendo llevarse por delante al rival pero sin genera juego.De todas maneras
tuvo alguna pero su propia ineficacia lo frenó, ayudada por un arbitraje
perjudicial como nos tiene acostumbrados el paraguayo Amarilla cada vez que nos
toca.No cobró unas cuantas a favor del carbonero, las mas importante una contra
Aguiar en la puerta del área y a esto se sumó el línea cobrando un offside
inexistente a un Mora que quedaba cara a cara con Pezutti.
Pero
las más importantes siguieron siendo del visitante que pudo ponerse 2 a 0 en
una definición por encima de Carini que dió en la base del palo y
afortunadamente salió.Otro disparo de Pabon que pasó cerca a lo que Peñarol
solo opuso un par de tibios remates lejanos de Mora que terminaron cómodamente
en las manos de Pezutti.
Contar
lo que fue el segundo tiempo es contar la crónica de una muerte anunciada.Ya a
los pocos minutos pudo aumentar el equipo colombiano, pero Mosquera (el único
que no estuvo a la altura de sus compañeros) erró un gol increíble con Carini
ya en el suelo.Pero fue solo la postergación de lo inevitable, ya que un par de
minutos después la peina Pabon y otra vez Córdoba, con complicidad de Carini,
marca el 2 a 0.
De ahí
en mas no es posible mencionar ninguna chance clara de gol para Peñarol y en
cambio se acumularon los goles verdes.De nada sirvieron los cambios porque
Peñarol no tuvo nunca claro lo que tenía que hacer para llegar al gol, mientras
que los colombianos tenían clarísimo su libreto.
Caída
sin atenuantes que complica el futuro de la copa, pero además preocupa por la
forma y la falta de respuesta futbolística del equipo.Porque a no confundir,
acá no falto garra, no faltaron los “huevos” que siempre pide la tribuna, faltó
futbol, faltó marca, faltó velocidad, faltó definición.
Por eso
cobran aún más importancia los puntos perdidos el jueves en el Malvinas
Argentinas, puntos que Peñarol debío ganar y dejó escapar.
Lo
único rescatable de la noche fue, como siempre, la hinchada de Peñarol, que
continuó alentando y empujando al equipo, mostrando claramente la diferencias
con otras parcialidades de este país.
Complicadísimo
si, pero somos Peñarol y hasta el último momento, más vale que no nos
descarten.
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