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viernes, 12 de diciembre de 2014

Campeón de mundo por tercera vez. Intercontinental 1982

El 12 de diciembre de 1982 Peñarol obtuvo su tercera intercontinental. Esa noche no me acosté. Con el recuerdo aun vivido de lo que fue la final de América contra Cobreloa, me quedé despierto junto a mi viejo para ver otra vez a Peñarol salir campeón. Porque en mi mente de 11 años no cabía otro resultado que ser campeón, no concebía otro final de esa historia que no fuera con el manya dando otra vuelta.

Y la verdad es que el partido no fue ni la mitad de emocionante de lo que fueron aquellas finales ante Cobreloa, o los triunfos ante River Plate y Flamengo, acá y allá o las sufridas victorias ante Gremio y Sao Paulo por 1 a 0 en el Centenario y en el caso de los paulistas, también en Morumbí.

Porque ese Peñarol jugó una final en cada partido, enfrentó a los mejores equipos de América y al campeón de mundo como era el Flamengo base de la selección mundialista brasileña de ese año.

Pero ahora era el campeón de Europa, el Aston Villa inglés y la verdad es que no teníamos ni idea de cómo jugaba, ni conocíamos a sus jugadores, porque no había tv cable ni internet y acá no llegaba nada (como seguro tampoco en Inglaterra tenían idea de nosotros).

Peñarol arrancó como siempre, desde la seguridad de Gustavo Fernández en el arco, monolítico en defensa, pródigo en medio campo, con las pinceladas de futbol de Jair habilitando a los punteros que buscaban la sed goleadora de Morena.

Tuvo alguna oportunidad el equipo inglés en los primeros minutos pero el partido fue todo de Peñarol.

Falta al borde del área y se apronta para rematar Jair, el mismo que la clavó en el ángulo del arco de Cantarelle en Maracaná dejando mudo a un estadio repleto de hinchas rubro negros en el día del cumpleaños de Flamengo. Y la pelota sale suave del pie del brasileño, se eleva, toca el travesaño y baja y Morena la asegura sobre la línea para generar esas discusiones eternas entre los hinchas de Peñarol por quien fue en realidad el autor del tanto.

El juez costarricense se lo dio a Jair y eso generaría la polémica después. Peñarol 1 a 0 y ya todos supimos que ese título estaba en casa. Porque a ese Peñarol costaba un Perú hacerle un gol y estaba integrado por hombres que sabían lo que querían y lo habían demostrado en las canchas más difíciles de América.

Porque tenía en el banco un estratega de la categoría de Hugo Bagnulo que planteó cada partido de aquella campaña de una manera insuperable y aquel mediodía japonés (madrugada uruguaya) no fue la excepción.

Peñarol controló el juego y en el segundo tiempo lo liquidó con un gol de Walkir Silva, un riverense que apenas unos meses antes repartía cartas en su Rivera natal y que terminó sentenciando nada menos que una final intercontinental.

Enfiló solo hacia el arquero Rimmer, remató, el arquero la rechazó y el rebote le quedó al delantero que con el arco libre liquidó el partido.

Fue la primera vez que vi a Peñarol campeón del mundo y desde ese día solo espero volverlo a ver.

Recordar en un día como hoy a aquellos que nos trajeron esa nueva copa: Gustavo Fernández en el arco, “el tano” Gutiérrez y “el indio” Olivera en la zaga, Diogo y Juan Vicente Morales en los laterales, un medio con Bossio y Saralegui, Jair como enlace, las puntas para “el chicharra” Ramos y Walkir Silva y en el centro del ataque el nando Morena, como siempre.

Ese Peñarol, se trajo la copa intercontinental y PEÑAROL FUE EL PRIMER EQUIPO DEL MUNDO EN SER TRICAMPEÓN DEL ORBE, pero todavía le restaron fuerzas a esos campeones para ganar el Uruguayo también y ser campeón de todo, cerrando un año inigualable.

Una vez más en estas fechas, en la víspera de unas nuevas elecciones, una vez más escribimos (y más que escribimos, disfrutamos) sobre otra hazaña del Campeón Sudamericano de siglo XX: EL CLUB ATLÉTICO PEÑAROL.



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