En el
día de ayer se nos fue otra de las grandes figuras aurinegras que aportaron en
gran forma para construir la historia gloriosa de campeón sudamericano del siglo
XX. Ayer nos dejó quien en vida fuera conocido como Julio Cesar Abbadie pero que
los hinchas aurinegros conocieron con el apelativo mucho más cariñoso de “el
pardo”.
Abbadie
había nacido un 7 de setiembre de 1930 en San Ramón, Canelones. Llegó a Peñarol
en 1950, un año después de la temible máquina del 49 que fue la base del
Uruguay Campeón del Mundo en Maracaná.
Por
razones de edad, no lo vi jugar, pero me basta la referencia de mi viejo como
uno de los jugadores con mayor técnica que vió jugar. Espigado, elegante,
veloz, dueño de una técnica exquisita y una habilidad magistral, Abbadie era
capaz de jugar en todos los puestos de la delantera.
En su
primera etapa en el club consiguió tres campeonatos uruguayos: los de 1951,
1953 y 1954. En 1956 emigró a Italia, que luego de recomponerse de la guerra,
comenzaba a fundar las bases del profesionalismo y la meca económica que
resulta hoy en dia.
Recaló
en el Génova donde jugó 8 temporadas convirtiéndose en ídolo. Luego de una
temporada en el Lecco volvió a Peñarol en 1962 justo a punto para ser parte del
primer quinquenio aurinegro.
Con la
aurinegra en el pecho, en su segunda etapa, conquisto 5 campeonatos uruguayos más,
los de 1962, 1964, 1965, 1967 y 1968, para completar 8 campeonatos uruguayos ganados
con Peñarol.
Pero
además fue parte de la gloriosa gesta que nos trajo la Copa Libertadores de
1966 derrotando a River Plate argentino en épica final y la Copa
Intercontinental de 1966 ganado con lección de futbol al Real Madrid, acá y allá.
Fue además
mundialista con la celeste en Suiza 1954 y partícipe del denominado “partido
del siglo” ante Hungría. Pudo ser parte del mundial de 1950 pero con 19 años,
renunció a la selección porque “no se sentía preparado y no quería ir de
relleno” según sus propias palabras que pintan de cuerpo entero la humildad de
este gigante.
No temo
exagerar al decir que el pardo Julio César Abbadie fue uno de los jugadores más
importantes de la historia del campeón del siglo que contribuyó de manera
decisiva a la forja de una historia sin igual de nuestra institución.
Al
querido pardo de la hinchada carbonera, el merecido descanso y la certeza de
que permanecerá inmortal en la memoria de todos los hinchas aurinegros.