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jueves, 31 de octubre de 2013

5 veces el mejor de América


Hoy se cumple un nuevo aniversario de la conquista mas impresionante que tuve la oportunidad de vivir en mi vida y no encuentro mejor forma de recordarlo que colocando el post con el que hace un año recordaba esta fecha.


http://manyahistoriasdenuestrahistoria.blogspot.com/2012/10/el-31-de-octubre-de-1987-se-produjo-la_31.html

El 31 de octubre de 1987 se produjo la hazaña más grande que Peñarol me regaló en mi vida. Cuando ví a Peñarol ganar la final de la libertadores de 1982, pensé que nunca vería nada más grande en mi vida. Pero me equivoque, mi Peñarol me tenía guardada una hazaña aún mayor.

Porque en el 82 si el partido terminaba 0 a 0 había una tercera final en Buenos Aires, pero en el 87 no quedaba nada más. Si el partido acababa 0 a 0, América de Cali era el campeón. Y como queriendo emular la remontada del 66 y el gol en el último minuto en el 82, en el mismo estadio, ese Peñarol del 87 no quiso ser menos y esperó hasta el último minuto del alargue para marcar el gol de la victoria que le otorgó su quinta Libertadores.

Pero todo empezó mucho antes. Con un equipo casi juvenil que tenía apenas algunos jugadores más experientes. El caso del arquero Pereira, de Trasante, del zurdo Viera, de Juan Carlos Paz y "coquito" Rodriguez (estos dos últimos negociados después de la primera fase, no jugaron las semifinales en adelante) el resto eran jugadores de las formativas: Herrera, Rotti, Domínguez, Perdomo, Gonçalves, Da Silva, Villar, Matosas, Vidal. A los que se agregaban un par llegados desde fuera pero también muy jovenes: Aguirre (goleador de la B con Liverpool) y Cabrera que llegó de Bella Vista.

Un equipo que era dirigido por el maestro Tabárez a quien los resultados no lo acompañaron en un principio y estuvo a punto de ser destituído. Lo salvó el clásico del 8 contra 11.

Pero ese equipo pasó la primera fase en una época donde solo clasificaba el ganador de cada llave y no había cupos para los segundos. Superó a Progreso y Alianza Lima y el San Agustín peruanos y le tocó la semifinal nada menos que contra Independiente de las 7 Libertadores y River Plate campeón del mundo del 86.

Pero ese Peñarol, contra todo pronóstico, bailó a Independiente en el Centenario (3 a 0) y lo mató en Avellaneda (4a 2), haciéndole perder su invicto ante equipos extranjeros en su casa y empató con River acá y perdió 1 a 0 en Nuñez cuando ya estaba clasificado.

Ya eso era una hazaña para un equipo semi juvenil, pero esos jugadores, inbuidos en el mandato histórico de gloria aurinegra, querían más.

Enfrente estaba el América de Cali, que financiado por el dinero del narcotráfico era una verdadera selección. No solo tenía los mejores jugadores de Colombia, Luna, Aponte, Willington Ortiz, sino a los paraguayos Cabañas y Battaglia, a los argentinos Falcioni y Gareca y hasta al uruguayo Santín.

Ese América venía con la sangre en el ojo de dos finales consecutivas perdidas y no estaba dispuesto a perder una tercera.

Peñarol cayó 2 a 0 en Cali y cuando en el Centenario, Cabañas marcó la apertura todo parecía liquidado. Pero enfrente estaba Peñarol, el de las hazañas únicas e inigualables. El que dió la vuelta en Pacaembú ante el Palmeiras, el que dio vuelta el 2 a 0 de River en el 66, el que fue campeón del mundo en la casa del Real Madrid, el que ganó la libertadores del 82 en el último minuto.

Y Peñarol no se rindió, jugó contra el América y sus malas artes, contra un Falcioni que hizo tiempo descaradamente y contra la lógica que indicaba que no podia ser. Empató Aguirre y faltando apenas 3 minutos, el "bomba" Villar hizo honor a su apodo metiendo un taponazo de tiro libre para forzar el tercer partido.

Pero ese tercer partido se iba 0 a 0 y se terminaba el alargue. Por el saldo de goles el América era campeón y una vez más hacía tiempo, los suplentes tiraban pelotas a la cancha, los jugadores simulaban lesiones que robaban minutos, Falcioni hacía tiempo en cada saque y Cabañas golpeó arteramente el ojo de Aguirre y le partió el labio a Gonçalves. Los relatores colombianos hacian la cuenta regresiva 10...9...8...7, pero cuando llegaron al uno se querían morir. Todo fué silencio en las radios colombianas y unos segundos después un lamento: "no puede ser".

Pero fué, porque Sacó Pereira desde el arco, la lucha Da Silva, le queda a Villar, Aguirre lo ve y pica y Villar se la mete y "la fiera", cansado, golpeado, saca el remate fuerte, cruzado, contra el palo para vencer a Falcioni. GOL, GOOOOOOOOOOOOL GOOOOOOOOOOOOOOL DE PEÑAROL!!!

Peñarol campeón de América por quinta vez y la hazaña más grande que vi en mi vida del cuadro al que amo.

El Peñarol de aquella tarde formó con Eduardo Pereira, José Herrera, Marcelo Rotti, Obdulio Trasante y Alfonso Domínguez, José Perdomo (Jorge Gonçalves), Eduardo Da Silva y Ricardo Viera, Daniel Vidal (Jorge Villar), Diego Aguirre y Jorge Cabrera.

Tantos años después no puedo evitar emocionarme y agradecer a los dioses en los que no creo haber nacido hincha de Peñarol. En el recuerdo de aquellos leones que nos defendieron, recuerdo a mis viejos que hoy ya no están y con los que me abracé aquella tarde de sábado frente al televisor.

Al día siguiente la revista “El Gráfico” tituló: “Peñarol de los milagros” pero Peñarol no es milagroso, es simplemente grande.

domingo, 27 de octubre de 2013

Tolerancia cero.


Peñarol en su salida al Troccoli con la necesidad imperiosa de comenzar a sumar de a tres, producto de la pésima campaña desarrollada hasta el momento y que lo tiene afuera de cualquier posibilidad en el Apertura y fuera también de la anual.

Con incidentes en las tribunas desde bastante antes de empezar el encuentro, entre la policía y el sector de siempre de la parcialidad de Peñarol, en una cancha que no tiene las condiciones para recibir a las hinchadas de los equipos grandes y donde jugamos por obra de la demagogia de siempre, contenida en el argumento pueril de que “se debe jugar en todas las canchas”. Se debe jugar en aquellas canchas que tengan las condiciones para recibir a las parcialidades de los equipos grandes, le guste a quien le guste y le caiga mal a quien le caiga mal.

Volviendo a lo futbolístico, para lograr esos tres puntos tan necesarios, el técnico Gonçalves planeaba volver  colocar en el once titular a Darío y el japo Rodríguez, pero Darío se desgarró (el último desgarro le demandó mes y medio de recuperación) y no pudo ser de la partida, sumándose a los lesionados Zalayeta, Estoyanoff y Bizera (que a esta altura vino a tomarnos el pelo a todos).

Con el ingreso desde el vamos de Gabriel Leyes y el medio armado con Píriz y Novick en contención y Aguiar acompañando al japo en el armado.

Enfrente un Cerro casi tan necesitado como nosotros jugando en su cancha. E impresionó mejor Cerro en esos primeros minutos, donde incluso Lerda tuvo que sacar una pelota complicada debajo de nuestro arco.

A los 4´ se arrimó tímidamente Peñarol luego de una pelota rebotada después de un centro de Albín que tomó Aguiar sobre la izquierda y remató fuerte pero desviado.

A los 21´ pudo ser para Cerro luego de un córner desde la derecha donde falla la zaga aurinegra y la pelota le queda al ex carbonero Alejandro Lago, que remata mal, desviado y afuera.

Respondió Peñarol a los 23´ con una jugada similar. Córner desde la derecha que cabecea solo Píriz, elevando la pelota por encima del marco.

Sobre los 28´ un tiro libre desde la derecha, genera un entrevero en el área albi-celeste, la defensa de Cerro no consigue sacarla y le queda dentro del área a Macaluso que le pega muy de abajo, lejos y afuera.

Desde ahí hasta el final del primer tiempo no hubo nada digno de mención para ninguno de los dos equipos. Otro pésimo partido de Peñarol, sin generación de futbol, con un Pacheco que perdió más delas que ganó y aportó muy poco. El japo Rodríguez volvió a pasar desapercibido, hubiera sido lo mismo que no jugara. Perdido Leyes, a quien no le jugaron una sola pelota bien. Mal los dos laterales, tanto Raguso como Albín compitieron por cuál de los dos resultaba más intrascendente. Tampoco se generó gran sensación de seguridad atrás.

La suma de todos estos factores determinó otro muy mal primer tiempo del aurinegro y con cero perspectivas de mejoras para el segundo tiempo.

Y el segundo tiempo empezó de la peor manera. Al minuto pelota que lleva Leites por derecha, levanta un centro que no tenía ninguna pretensión a la posición del arquero, pero Lerda, otra vez flojísimo de reacción, permite que le pase por encima y se le meta contra el segundo palo. Otra vez un blooper de un arquero de Peñarol nos cuesta un gol (y el partido).

De ahí en adelante, Peñarol fue lo que nos tiene acostumbrado en estos tiempos, un manojo de nervios, cero de futbol, menos diez de criterio y la suerte en contra.

Justo es decir que pudo aumentar Cerro a los 11´ cuando una pelota peleada por alto le queda a Acuña en la puerta del área y su remate se va lamiendo el palo derecho de un Lerda que ya estaba vencido y desparramado por el suelo.

Peñarol intentó, pudo y debió al menos empatar porque tuvo las chances, pero entre su falta de categoría para definir y la suerte en contra, acabó sin nada.

A los 21´ debió ser el empate cuando un pase largo del japo Rodríguez (su pobre aporte mientras estuvo en cancha) deja solo a Pacheco dentro del área y ante la salida del arquero se la toca por encima y cuando entraba, la saca Leites de la línea.

A los 23´ es Pacheco el que mete un pase largo perfecto que deja solo a Leyes con el arquero, pero el ex River se enreda solo y no alcanza a rematar como debía y el tiro le sale suave y fácil para Odriozola.

Respondió Cerro a los 24´ con un pase profundo para la entrada de Silveira por derecha quien saca el remate que supera a Lerda y Albín la saca cuando entraba.

A los 31´ córner de Pacheco desde la derecha y gana limpiamente Piriz cambiándola de palo y la pelota se estrella contra al parante derecho de Odriozola que estaba vencido.

La última fue sobre el final mismo del partido con un tiro libre de Pacheco desde el vértice derecho del área que se fue por arriba.

Es inútil reiterar los mismos conceptos de hace una semana atrás. Peñarol vive la crisis deportiva más grave de su historia con un equipo absolutamente deficiente, falto de confianza y completamente perdido dentro de la cancha. Un equipo en el que no puede sentirse representado ningún hincha de Peñarol.

Es verdad que hoy mereció mejor suerte, no porque haya jugado mejor sino porque su rival tuvo un nivel tan mediocre como el nuestro. Era difícil pensar que Peñarol podría jugar peor que durante la era Alonso, pero este equipo ha involucionado y juega cada vez peor. A esta altura el desconcierto que hay dentro y fuera de la cancha es mayúsculo y no se ve por donde se puede encontrar la salida.

No es ganando el clásico, esta vez eso ni siquiera alcanza para disimular una campaña desastrosa. Acá hay que hacer una re estructura deportiva profunda, que tiene que empezar con los propios dirigentes, grandes culpables de este ciclo nefasto, seguir por una gerencia deportiva que ha demostrado claramente no tener la capacidad que se requiere, debe continuar por contratar un cuerpo técnico capaz de sacarnos de este pozo y finalmente, por depurar un plantel de malos profesionales y mediocres jugadores que hoy tenemos.

Estamos ante el peor momento deportivo que haya visto el club en 122 años. No será con reacciones medidas que se salga de esto. Es hora de meter el bisturí a fondo porque la tolerancia ha llegado a cero.

sábado, 19 de octubre de 2013

Así no va más. Peñarol 0 El Tanque 0



Peñarol a la cancha para el debut oficial como entrenador aurinegro (ya no interino como alguna vez) de Jorge “Tito” Gonçalves. Un técnico que ha esperado su momento durante mucho tiempo. Un técnico que conoce la casa, no solo por haber sido jugador de la institución, campeón uruguayo y campeón de América con nuestros colores, sino porque ha sido entrenador de la tercera división desde hace un par de años.

Un técnico que arrancó con tres cambios con respecto al último partido dirigido por Alonso. La vuelta de Baltazar Silva al lateral derecho, el ingreso de Piriz en el medio campo y el regreso a la titularidad del lolo Estoyanoff. Con Albín como volante por izquierda y Pacheco más adelantado.

Con las bajas de Darío Rodríguez y el japo Rodríguez, suspendidos y los lesionados Zalayeta y Bizera (una vez más).

Peñarol intentó imponer su presencia, pero no jugó bien. En algún momento consiguió llevar el juego sobre el campo rival, generando incluso varios córners, pero nunca tuvo un dominio claro.

Tampoco se mostraba firme en defensa, donde fue desbordado, principalmente por el sector de Baltazar Silva.

Por su parte El Tanque se fue animando, tomó control de pelota en el medio campo y llegó con remates desde afuera de Puerari a los 7´ y de Iglesias a los 9´ que se fueron por arriba del horizontal y otro de Puerari que contuvo Lerda.

La jugada más cercana al gol se dio a los 23´ y de haberse concretado hubiera sido uno de los goles más impresionantes que vi en mi vida y no exagero nada. Pelota cruzada al segundo palo de Raguso desde la izquierda. Pacheco recibe dentro del área, la domina y de taco le hace un caño a su marcador y girando queda de frente. Saca el remate con efecto perfecto al segundo palo ante la salida del arquero Pérez y la pelota se estrella en la base del palo izquierdo del arco de la Ámsterdam. Merecía ser gol solamente por la belleza plástica de la jugada y la inteligencia del delantero.

Pero de ahí en adelante no llegó más Peñarol y sufrió el ataque del conjunto fusionado. Tal es así que a los 33´ se le va la marca a Baltazar Silva y cuando encaraba hacia el área, el calvo lateral lo baja. Falce viene corriendo con el ímpetu propio de quien va a demostrar su autoridad y le saca segunda amarilla y roja a Macaluso, que ni siquiera estaba en la jugada. Tan desesperado estaba Falce por dejar a Peñarol con 10 que tuvo que ser advertido por sus colaboradores de la burrada que estaba cometiendo.

En ese momento Gonçalves se da cuenta del pésimo partido que estaba haciendo Baltazar y manda a la cancha al argentino Mauro Fernández que pasó a la izquierda y Albín volvió a bajar al lateral derecho.

Así se fue un primer tiempo aburrido, cansino, sin emociones (salvo la genialidad de Pacheco) donde Peñarol no propuso nada y se pareció demasiado al de la era Alonso.

Pero si el primer tiempo de Peñarol fue malo, el segundo fue tenebroso. Peñarol tuvo una sola situación de gol en todo el segundo tiempo.

Fue a los 2´ cuando un centro de Albín lo dejó solo a Aguiar dentro del área frente al arquero y la calzó muy de abajo y la mandó lejos del arco.

De ahí en más la cosa fue cada vez peor. Peñarol abusó del pelotazo, salteando el medio campo con demasiada frecuencia, sin ninguna sorpresa y siendo fácilmente predecible para el rival.

Desde la tribuna bajaba la desconformidad, amplificada a medida que pasaban los minutos y la sensación era que en cualquier momento Peñarol recibiría un gol que no podría levantar.

Pudo ser a los 16´ cuando El Tanque entró tocando y Raguso la sacó de abajo del arco.

O a los 24´ cuando Albín pierde una pelota en defensa por hacer una demás y el remate del jugador fusionado es rechazado por Lerda.

Los cambios no sirvieron para nada, Nuñez y Novick adentro, Pacheco y Estoyanoff afuera, más de lo mismo.

A los 37´ lo tuvo El Tanque otra vez cuando un centro desde la izquierda le cayó a Lamanna que la calzó demasiado fuerte y la mandó afuera.

La última fue a los 40´ con un remate de Díaz desde afuera del área que paso cerca del palo derecho de Lerda.

Un espantoso partido de Peñarol, que se corresponde con la campaña más desastrosa de los 122 años de historia de club: 7 puntos en 9 partidos disputados.

En 90´se generaron apenas dos opciones de gol y se mostró un juego que resultó francamente irritante para quien lo veía desde la tribuna.

Jugadores que hace tres meses fueron campeones con baile incluido a Defensor en la final, hoy parecen amateurs. Nerviosos, faltos de confianza, torpes con la pelota, entreverados, lentos, sin el mínimo discernimiento.

Gonçalves tampoco es mago. Es cierto que Alonso es gran responsable de esta situación, pero también lo son este grupo de jugadores.

Peñarol ha perdido este campeonato, ha perdido ya la tabla anual y hasta ha comprometido su participación en la Copa Libertadores 2015 porque a este paso es prácticamente imposible terminar entre los tres primeros de la anual si no se sale campeón ganando finales.

Así no se arregla esto. Gonçalves tiene un trabajo titánico por delante, pero más trabajo tienen estos jugadores si les queda algo de vergüenza para vestir esta gloriosa camiseta. No están excentos los dirigentes, que nos quieren vender espejitos de colores con el estadio y que el año pasado dejaron de lado la competencia internacional para cortar el tri de la gallina y prometieron pelear este año la Sudamericana.

Son ellos los que nos han metido en este desastre. Son ellos los responsables de este presente tenebroso del equipo. Son ellos los que deberán sacarnos adelante o pagar el precio de sus actuaciones.

Ahora será Cerro en el Troccoli. No hay tiempo ni paciencia para más pérdidas de puntos.

viernes, 11 de octubre de 2013

Democracia aurinegra determina el si al estadio.

Finalmente en la noche de ayer, como era vox populi, la asamblea representativa aprobó el otorgamiento de las garantías que requería el BROU para la concesión del préstamo que hará posible la financiación del resto del capital que faltaba para la construcción del nuevo estadio del Club Atlético Peñarol.

Quienes nos hayan leído en el pasado saben que no hemos sido precisamente los más entusiastas defensores de la idea de la construcción de un estadio. Consideramos que el Centenario es tierra sagrada para los carboneros, puesto que es el local donde hemos dado más vueltas olímpicas desde 1932 (y no existe otra institución que haya dado tantas vueltas en ese recinto).

Pero esta polémica debe quedar de lado ahora. El estadio es un hecho y todo lo demás debe quedar de lado. Resulta gratificante ver como este proyecto ha superado todo tipo de obstáculos para concretarse. Ha recibido una enconada oposición desde los más diversos e inesperados sectores (desde los vecinos del parque Roosevelt hasta las propias autoridades del BROU).

Todos sabemos las razones de esa oposición y el por qué se le han colocado tantas trabas. En un país donde se han dado facilidades increíbles para proyectos privados de dudosa calaña, se han exigido los avales más fuertes para una obra que, más allá de ser privada, tiene un interés público para un país que pretende ser co-sede de un mundial y le proporcionará también un beneficio al ambiente del fútbol todo.

Estará en cada hincha aurinegro recordar quienes fueron y por qué razones, aquellos que se colocaron decididamente en contra de un anhelo de la institución y cada quien sabrá cómo y cuándo cobrar esa factura.

En lo personal no puedo ser hipócrita y decir que siempre estuve a favor, pero hoy siento una satisfacción muy particular de ver a mis hermanos carboneros con una sonrisa en la cara y del mismo modo, no negaré la satisfacción que me da ver a los segundones de siempre llorando por los rincones y haciendo pataletas infantiles.

Ahora serán tiempos de ver crecer y cristalizarse la obra. Serán tiempos de ansiedad para todos los hinchas esperando el momento en que abra sus puertas por primera vez. Serán tiempos de polémicas por todo: por el nombre del estadio, por quien debe ser el rival del partido inaugural, por cuántas entradas deberemos darles a los visitantes y una innumerable cantidad de etcéteras.

Se ha mantenido la tradición aurinegra que nos rige desde 1891. Una vez más, una decisión trascendente para la vida y el futuro del club se adopta en forma democrática por los socios, verdaderos dueños y responsables del destino del club. El estadio era el deseo de la gran mayoría de la parcialidad aurinegra (y lo dice alguien que no estaba a favor de la idea) y está bien que Peñarol institución la concrete en respuesta a ese clamor popular. 

En toda nuestra vida, ha sido la democracia y la fuerza popular quienes nos han hecho quienes somos. De no ser así, nuestro papel se hubiera limitado a ser el CURCC, simplemente una institución recreativa para solaz de los empleados de una empresa extranjera. Pero fue el pueblo carbonero, en el ejercicio de su soberanía democrática, quien nos hizo Peñarol desde el primer día y se les fue de las manos a los ingleses para convertirse en un club deportivo de trascendencia mundial.

El proceso que nos llevará a la construcción de esta nueva casa no puede ser más fiel a nuestra historia.

Para los carboneros es una demostración más que Peñarol cuenta con una fuerza popular que lo hace imparable. “Peñarol es una locomotora que te pasa por encima” decía la frase de 120.

Como tantas veces en nuestra historia, esta es otra victoria luchada, trabada, ganada con coraje y temple y en contra de todos. Esta es otra victoria como nos gusta a los hinchas carboneros. Una victoria “a lo Peñarol”.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Aniversario de la fuga

Hoy pensábamos volver a escribir una crónica sobre una fecha tan importante en la historia aurinegra, el dia que el rival nos tuvo tanto miedo que no se presentó a jugar el segundo tiempo de un clásico. Sin embargo, sin falsa modestia, nos parece imposible hacerlo mejor que con las palabras con las que el año pasado recordábamos esta fecha. Es por esta razó que, en lugar de escribir una nueva crónica, vamos a cometer el pecado de soberbia de citarnos a nosotros mismos, copiando lo que escribíamos hace exactamente un año.

EL DÍA QUE NACIÓ EL MOTE DE GALLINAS:



Equipo de Peñarol que el 9/10/1949 salió como siempre a ganar el clàsico.
 
Hoy se cumplen 63 años del clásico de la fuga, cuando el miedo a la goleada hizo que el representativo del Club Nacional de Football no se presentara a disputar el segundo tiempo y naciera el mote que los acompañaría de ahí en más: gallinas.

Contrariamente a lo que mucha gente cree, no fue la primera vez que lo hicieron, ya lo habían hecho en 1933, tampoco fue la última. Pero en este caso la fecha quedo marcada por siempre como el día que tuvieron miedo y se retiraron sin jugar. Fecha que es celebrada desde entonces por todos los peñarolenses porque definitivamente les ganó el mote de gallinas.

 
El temor a la goleada histórica de aquel 9 de octubre, dio carácter de inolvidable a esa fecha para todo hincha aurinegro. El dia que el representativo del rival de siempre, tuvo miedo de llevarse más de 6 goles. Hasta aquel momento, Nacional festejaba un clásico que terminó 6 a 0 pero aquella tarde se vieron venir la goleada y se retiraron para no darle a Peñarol la posibilidad de igualarlo y quizás, hasta superarlo.

Para situarnos en el episodio, refresquemos un poco la situación de entonces. La maquina aurinegra venía aplanando rivales, con la mortífera efectividad de sus 5 delanteros que el ingenio popular había bautizado como “la escuadrilla de la muerte”: Ghiggia, Hohberg, Miguez, Schiaffino y Vidal (para el hincha aurinegro simplemente “el ñato”, “el cordobés”, “el cotorra”, “el pepe” y “el patrullero”). A estos se sumaba la presencia de quien seria el gran capitán en la hazaña mas grande el fútbol del mundo en Maracaná menos de un año después: Obdulio Jacinto Varela, para los manyas “el negro jefe” .Ese equipo contaba con la sabia dirección del húngaro Emérico Hirsch.

Pero el hincha carbonero esperaba el clásico y este llegó un 9 de octubre como hoy.

El primer tiempo terminó dos a cero a favor de Peñarol y con la perspectiva de seguir aumentando la cuenta en el segundo tiempo. Pero no hubo segundo tiempo. Nacional no salió del vestuario. Se configuró así lo que la historia del futbol de este país recoge como el día de la fuga, también llamado por los más veteranos  “el día de la huida por el tunel”. El día que Nacional nos tuvo miedo y se ganó el merecido mote de gallina.

No hubo en la historia de nuestro futbol otro episodio tan patente, tan confesado, de temor al rival, de miedo tan profundo a la goleada. Son las formas imprevisibles que suele adoptar el temor de hacer el ridículo.

Salieron los jueces, salió Peñarol a la cancha para que el pitazo final decretara al ganador. El arbitro Horacio Bochetti consulto al línea Pedro Obregón sobre el tiempo de tolerancia y luego dio por finalizado el partido.

Cuando Peñarol quedó solo en la cancha, dio la vuelta olímpica siendo ovacionado por las tribunas repletas de hinchas aurinegros conscientes de estar viviendo un momento histórico. Otros, se retiraron cabizbajos, también conscientes que la actitud de su representativo los mancharía por siempre de oprobio y provocaría que fueran conocidos como gallinas desde ahí en mas.

Para la historia quedaran grabados en el bronce de la inmortalidad los nombres de los once aurinegros de aquella tarde: Flavio Pereyra Natero en el arco, Enrique Hugo, Sixto Possamai, Juan Carlos González, Obdulio Jacinto Varela, Washington Ortuño, Alcides Edgardo Ghiggia, Juan Eduardo Hohberg, Juan Alberto Schiaffino, Oscar Omar Miguez y Enrique Vidal.

Los tantos fueron de Ghiggia a los 39 minutos y Vidal a los 42.

Hubo una segunda fuga (o será una tercera considerando la de 1933?) el 6 de febrero de 1971 lo cual prueba que su naturaleza plumífera no ha cambiado.

Desde entonces hemos escuchado el  llanto tricolor intentando explicar lo inexcusable diciendo que los estaban robando, que los jueces estaba comprados, que tenían menos jugadores por expulsión y otros lamentos por el estilo a los que nos tienen acostumbrados. Les contestamos simplemente diciendo que años después durante un clásico Peñarol quedó con 3 jugadores menos, empatando 1 a 1 y no solo no se retiró de la cancha sino que ganó el partido
Desde ese 9 de octubre de 1949 son la gallina del Uruguay marcada para siempre con el estigma de la retirada por temor a la superioridad del rival. Eso ya forma parte de su cultura.
Mi padre tenía entonces 18 años y fue de los testigos privilegiados que me contaba con orgullo de esa vuelta olímpica dada por Peñarol para reconocer y agradecer a esa hinchada que desde siempre lo acompaña y que lo aplaudió a rabiar desde la tribuna. Hoy, desde el lugar de los que ya no están en este mundo, seguro “el viejo” estará esbozando una sonrisa recordando otro momento histórico de su amado Peñarol.
Mueva nomás, cotorra, que se fueron.
 

lunes, 7 de octubre de 2013

Finales y principios. La hora del Tito.

Finalmente en la tarde de ayer, la directiva aceptó la renuncia de Alonso y sobre la noche se designó oficialmente a Jorge Gonçalves como nuevo técnico aurinegro.

Lo primero que debemos decir es que esta decisión llega DEMASIADO TARDE. Debió ser tomada inmediatamente después del encuentro ante Rentistas. Se ha perdido un mes, de forma no solo absurda sino irresponsable. Ahora el apertura está perdido y también la tabla anual, porque más que Peñarol gane el clausura (a esta altura la única opción que nos queda para pelear el campeonato) deberían caerse prácticamente todos los equipos durante el clausura para ganar la anual.

Evidentemente no es Alonso el único responsable de esta situación, pero ocupaba un cargo de especial responsabilidad como el de la conducción técnica.

Como decíamos en el comentario del encuentro, Alonso no es responsable de que nuestros arqueros se coman goles increíbles. Tampoco es responsable de que los árbitros se equivoquen permanentemente en contra de Peñarol. No es su culpa que varios jugadores del plantel que fueron determinantes en el campeonato obtenido, hoy tengan un nivel tan bajo. Menos aún es responsable de la falta de profesionalismo de otros que se viven lesionando, llegaron fuera de forma, pasan más tiempo en boliches que en las concentraciones y acaben estrellándose ebrios por la calles de nuestra ciudad.

Pero Alonso si es responsable del desorden táctico del equipo, de su falta de personalidad y lo que es peor, de su falta de rebeldía. Es responsable de que no tenga una idea futbolística mínima, de no haber amalgamado un equipo y de no dotarlo de ideas y procedimientos para alcanzar los resultados.

Ningún técnico en el mundo puede sostener su cargo ante tales resultados. ES EL PEOR ARRANQUE DE TEMPORADA EN LOS 122 AÑOS DE VIDA DE LA INSTITUCIÓN, logrando apenas 6 puntos de 24 disputados (considerando los partidos de copa), con una sola victoria en 8 juegos.

Alonso puede llegar a ser un buen técnico, pero llegó verde a Peñarol, sin la experiencia necesaria para dirigir a uno de los equipos más importantes del mundo, el cual no puede darse el lujo de sostener procesos sin resultados que los avalen.

También tiene enorme responsabilidad de este nefasto momento el grupo de jugadores. Jugadores que fueron importantísimos en la última consagración aurinegra, hoy muestran un nivel bajísimo (Pacheco, Zalayeta, Estoyanoff, Novick), La falta de profesionalismo campea en el plantel mirasol, con jugadores más preocupados de salir a divertirse que de entrenar para los partidos (Nuñez, Píriz, el japo Rodríguez, Mauro Fernández). Otros que llegaron tarde y en pésima condición física (Bizera) y que se lesionaron más de lo razonable.

Para peor la sanidad aurinegra no ayuda para nada, con un conflicto de celos profesionales enraizado entre los médicos que la componen y que, entre otras cosas, nos dejaron sin Darío Rodríguez.

Pero también tienen enorme responsabildad los dirigentes, que el año pasado nos vendieron la idea de que se dejaba de lado la actividad internacional para cortar el posible trienio tricolor, pero que esta temporada, una vez alcanzado el campeonato, se apostaría por formar un plantel digno de pelear las copas internacionales. Solo en la cabeza de estos dirigentes puede caber que este plantel de Peñarol está capacitado para pelear algo a nivel internacional.

Son los mismos dirigentes que dejaron ir al goleador del campeonato Uruguayo con un préstamo sin cargo a un equipo de tercer orden de Brasil. Los mismos que se mantienen en la conducción desde hace varios años y los responsables de la época más estéril de la historia del club en materia de títulos.

En este panorama, llega a la dirección del equipo Jorge "Tito" Gonçalves, una gloria como jugador e hijo de otro jugador emblemático de la institución. Un Gonçalves que dijo que nunca llegaría a Peñarol "para apagar incendios". Es verdad, no está llegando para apagar un incendio, hoy llega para intentar salvar algo de los escombros después del incendio.

Honestamente pensábamos que no iba a aceptar el cargo en estas condiciones y creemos que no es el momento. Somos de la idea que Peñarol necesita un técnico con amplia experiencia y con espalda suficiente para capear el temporal y sostenerse en un momento tan complejo.

A favor del Tito, su indiscutible sangre peñarolense, su carácter curtido en las más difíciles batallas, su trabajo realizado en tercera división con resultados interesantes, sobre todo frente al tradicional adversario.

Como carboneros no podemos más que desearle el mayor de los éxitos y que este sea el comienzo de una nueva era para el club. Como aficionados al fútbol, tenemos nuestras dudas de que este sea el camino que necesitamos para enderezar el barco.

sábado, 5 de octubre de 2013

Seguimos en la mala. Peñarol 1 Wanderers 1

Peñarol volvía a la cancha después del parate por causa del reclamo de los funcionarios de recaudación y lo hacía con la misma integración que enfrentó a Danubio con la excepción del japo Rodríguez, por expulsión sumado a la pena disciplinaria impuesta por su conducta anti profesional, irresponsable y cuasi criminal.

La única variante fue el ingreso de Piriz en ese sector y el equipo, que había levantado algo pese a la derrota con Danubio, volvió a jugar rematadamente mal.

Desde el comienzo impresiono mejor Wanderers, tocando la pelota, ganando el mediocampo y enviando pelotas cruzadas a la derecha para el delantero que le ganaba siempre la espalda a Raguso. Peñarol se mostraba flojo en defensa, dejando el mencionado hueco por el lateral izquierdo, sin tomar el medio campo, con un Aguiar que no gravitó como en otros encuentros, perdido Pacheco, sin generación de futbol y con un Zalayeta a quien nunca le llegó la pelota.

A los 18´ pudo ser el primero del equipo bohemio. Un centro desde la derecha del ataque, Lerda que sale mal, desarmado, sin convicción y es superado por el delantero, que no llega a cabecear (mas bien la pelota le da en la espalda) y desvía el balón que termina golpeando en la base del caño izquierdo del arco de la Ámsterdam.

A los 28´ debió ser la apertura del aurinegro. Un desborde de Aguiar por izquierda, el toque al medio para la entrada de Jonathan Rodríguez y el remate del juvenil que termina dentro del arco. Era el gol y el 1 a 0, pero en ese momento increíblemente el línea Fernando Rios anula el gol por una presunta posición de adelanto de Zalayeta. En primer lugar, Zalayeta estaba habilitado por el zaguero que va hasta el fondo para intentar cubrir el centro de Aguiar. Pero además, aún si el delantero hubiera estado adelantado, según la nueva recomendación del Fifa, la posición adelantada no debió cobrarse porque Zalayeta no interviene en la jugada, pero parece que el Sr Rios ignora esa nueva reglamentación. De todos modos, la discusión resulta estéril puesto que Zalayeta estaba claramente habilitado, así que poco importa si participa o no.

Con ese fallo de los árbitros en contra (y van ......) de todos modos pudo Peñarol ponerse en ventaja a los 36´ cuando un centro de Raguso desde la izquierda es rematado de cabeza por Jonathan Rodríguez de emboquillada buscando pasar la pelota por encima del arquero, pero el guardameta consigue llegar para mandarla al córner con una mano.

A los 41´ pudo ser para Wanderers luego de un córner desde la derecha, salta solo Pereira y saca el cabezazo limpio que revienta el parante derecho cuando ya estaba vencido Lerda.

El primer tiempo se fue 0 a 0 gracias al HORROR del línea Rios y los palos del arco de la Ámsterdam.

Para el segundo tiempo Peñarol sale con dos cambios, Estoyanoff y Macaluso por Píriz y Bizera (parece que se lesionó de nuevo).

Pero todo empieza a desmoronarse a los 7´, cuando un remate sin ninguna pretensión de Pereira, débil, frontal, anunciado, muy fácil para el arquero, provoca la falla increíble de Lerda, que pone flojas las manos y no coloca el cuerpo detrás y la pelota se le escapa y se mete en el arco. Otro gol que recibe Peñarol por responsabilidad exclusiva de su arquero de turno.

De ahí en más, analizar tácticamente a Peñarol es imposible, porque una vez más reinó el nerviosismo, la desesperación y el desorden. Alonso saca a Albín para colocar a Nuñez y el equipo queda jugado atrás con una linea de tres, expuesto a un acierto del rival.

Pudo ser a los 14´ cuando otro centro desde la izquierda luego de un tiro libre, no es bien despejado por la defensa aurinegra y la pelota queda en el área para Blanco que remata y obliga a una gran atajada de Lerda (su único aporte en la tarde) logrando despejar abajo contra el palo izquierdo al córner.

Por su parte Peñarol no generaba absolutamente nada y le costaba una enormidad llegar al arco rival con algo de peligro y mínimo de criterio.

En la única jugada digna de mención consiguió el empate. Fue a los 28´, luego de un toque de Pacheco para Aguiar, que mete el pase perfecto al área para la entrada de Zalayeta, quien controla y remata ante la salida del arquero. 1 a 1.

De ahí hasta el final, Peñarol no generó una sola jugada de peligro, ni siquiera una opción de convertir, en cambio quedó permanentemente expuesto al contra ataque bohemio que, por suerte para nuestros intereses, no acertó en el último pase y quedo permanentemente en posición de adelanto.

Así se fue el partido, sin pena ni gloria y se volvieron a dejar dos puntos y con muy poco juego (por no decir ninguno).

Otra vez el arquero responsable de la perdida de puntos y un equipo que no genero nada.

Ya nos hemos pronunciado desde estas páginas en el sentido de que la era Alonso esta agotada y es el momento de tomar medidas drásticas. Se ha perdido el apertura y a esta altura, probablemente también la tabla anual. Es verdad que Alonso no es responsable de que los árbitros y líneas se equivoquen siempre en contra de Peñarol. Tampoco es responsable de que nuestros arqueros metan para adentro las pelotas que van afuera. Pero es responsable directo del desorden táctico monumental que tiene el equipo, de la falta absoluta de ideas y de criterio y del rendimiento paupérrimo en todas las líneas.

Ahora viene otro receso porque de nuevo juega la selección (absurdo no?), es otra oportunidad de aprovechar para comenzar con otro técnico.