Buscar este blog

sábado, 24 de mayo de 2014

Temporada fracasada

La temporada aurinegra que acaba de terminar fue un completo y rotundo fracaso. No hay que tenerle miedo a las palabras y las cosas deben ser dichas con absoluta claridad: Peñarol no logró ninguno de los objetivos que como institución grande del Uruguay y de mundo debe plantearse. Una pobre clasificación a una copa de segundo orden como es la Sudamericana no puede considerarse bajo ningún concepto como un objetivo acorde con las aspiraciones de una institución como Peñarol.

Cada vez que analizamos el final de una temporada, sea en el éxito o en el fracaso, debemos hacerlo inserta en su contexto. No es la primera vez que decimos que los principales responsables de la escasa efectividad de la institución en materia de títulos en los últimos años, son los dirigentes.

En primer lugar porque son ellos los responsables de la dirección de club, los que establecen la política administrativa, económica, social y fundamentalmente deportiva de la institución, quienes determinan los funcionarios con los que contara el club (gerente deportivo, cuerpo técnico y en definitiva, jugadores).

En segundo lugar porque son quienes se han mantenido invariables en los cargos (con alguna excepción en cargos de la oposición) en la última década. En ese período han cambiado los técnicos, los gerentes deportivos, los jugadores, los únicos que se han mantenido en sus cargos han sido los dirigentes.

En esta temporada puntualmente se ha fracasado en la consecución de los objetivos más básicos a los que Peñarol debe aspirar. Lo que mal empieza, mal acaba, dice el dicho y este año, las cosas se hicieron mal desde el principio. Porque se apostó a un técnico como Alonso, que no tenía los pergaminos para dirigir a Peñarol. Un técnico que podrá ser muy capaz y podrá llegar a ser un buen profesional en el futuro, pero que carecía de experiencia para hacerse cargo de un equipo como Peñarol.

Para peor adoleció de una llamativa falta de autocrítica y soberbia a la hora de declarar. Bajo esa dirección técnica, Peñarol realizó el peor arranque de un campeonato en toda su historia y quedó eliminado en la primera fase de la Copa Sudamericana (repetimos, una copa de segundo orden) ante el Cobreloa, que rápidamente demostró no ser ningún cuco.

Cuando su permanencia en el cargo se hizo insostenible, nuevamente se erró en la elección del sustituto. Se designó al tito Jorge Gonçalves, una gloria como jugador e hijo de otra gloria, pero adoleció de los mismos problemas que su antecesor: falta de autocrítica y una soberbia aún mayor que la de Alonso. Hizo una campaña igual de pésima pero lamentablemente ganó el clásico. Si, lamentablemente, porque eso hizo que permaneciera en el cargo hasta que ya fue demasiado tarde.

Gonçalves debió ser cesado inmediatamente de acabado el apertura, pero como ganó el clásico, los dirigentes no se animaron a cesarlo y permaneció en el cargo hasta las vísperas mismas del inicio de Clausura. Fue quien trajo los “refuerzos” para la segunda parte de la temporada y cuando asumió Fossati (apenas 5 días antes del inicio del clausura) no pudo incorporar a nadie, salvo Toledo.

Finalmente se acertó con el técnico (que haya peleado el campeonato hasta la última fecha con este equipo mediocre, es prueba de eso) pero cuando ya era demasiado tarde. Fossati no pudo imponer su idea en seguida, debió esperar que el equipo se pusiera en forma y además entre suspensiones y lesiones, recién sobre el final de la temporada pudo contar con todo el equipo. Peñarol hizo una pésima copa Libertadores, eliminado en primera fase en un grupo por demás accesible. Peleó el campeonato pero no le alcanzó porque se perdieron o se dejaron de ganar partidos contra equipos bastante inferiores.

Se empata contra Racing, recibiendo un gol de contragolpe cuando estábamos ganando. INADMISIBLE DESDE TODO PUNTO DE VISTA. Se pierde con Rentistas y Cerro (en un partido que fuimos claramente superiores y perjudicados por el árbitro Cunha que no sancionó un penal que vio todo el estadio cuando Dadomo levantó las dos manos por encima de la cabeza para detener una pelota dentro del área). Se empató ante Liverpool que terminó descendido. En contrapartida se le ganó a Wanderers, a Danubio en su cancha, a River Plate, se goleó en forma histórica a la gallina y se empató con Defensor.

Consideramos que Fossati, que como todos, también cometió sus errores, es el menos responsable de este termino de temporada sin objetivos conseguidos.

El gerente deportivo, Carlos Sánchez, es otro de los grandes responsables de este fracaso. Presionó para la elección de Alonso y luego de Gonçalves, no acertó en las contrataciones (aquí la responsabilidad es compartida con los técnicos) hasta el punto que de las cinco incorporaciones realizadas para el clausura (Lima, Toledo, Hernán Novick, Orteman y Hurtado) ninguna terminó siendo titular ni marcando un aporte significativo que mejorara lo del pésimo Apertura. Ya las incorporaciones de principio de año habían sido deficitarias (El japo Rodríguez, Bizera, Castillo, Viera, Sandoval y Leyes) y en su mayoría demostraron que por diversas razones (falta de condiciones, de profesionalismo,  lesiones o bajos rendimientos) no estaban para vestir la aurinegra.

Pero sin lugar a dudas, los principales responsables del actual fracaso son los jugadores. Durante la temporada se dieron notorias muestras de falta de profesionalismo y en algunos casos muy graves (vayan como ejemplos los del Japo Rodríguez, Nuñez, Estoyanoff) que salieron a la luz pública. A esto sumamos faltas de disciplina como las que se produjeron en ocasión del clásico de verano que terminó con 4 jugadores sancionados por dos meses. 

Peñarol ha contado con un equipo mediocre esta temporada y el mérito de este técnico ha sido pelear el campeonato aún en esas condiciones hasta el final. Un equipo que fue octavo en el apertura, perdió el clausura, quedó eliminado en primera fase de la Sudamericana, eliminado en el grupo mas mediocre de la libertadores y fuera de la próxima, no puede ser catalogado como menos que mediocre siendo muy generosos.

Parece que la directiva ha decidido la continuidad de este cuerpo técnico para la próxima temporada. Es una decisión inteligente. Definiendo desde el inicio, formando su propio plantel, con la idea ya clara y establecida, pensamos y apostamos a que lo resultados sean diferentes.

Sera momento de definir objetivos  y plantel y esperar que de un vez por todas Peñarol defina una política institucional a largo plazo que nos devuelva la hegemonía interna y nos deposite nuevamente en el plano internacional con posibilidades.

En el horizonte están las elecciones y será tarea también de los socios definir a quien será el conductor de esa política.

martes, 20 de mayo de 2014

"GANADO A LO MACHO!", PEÑAROL CAMPEON DE AMERICA 1966


Hoy, 20 de mayo, se cumple un nuevo aniversario de una de las hazañas más impresionantes de la Copa Libertadores de América. Una copa que coronó a Peñarol por tercera vez como el mejor del continente, pero que quedó grabada en la historia del aurinegro y también de su rival por la forma en que fue obtenida.

Esa Copa fue la fiel demostración del temple y el coraje inigualables que solo quienes han vestido una camiseta aurinegra son capaces de demostrar. Porque esa Copa empezó mal desde el principio porque empezó con una dura derrota clásica por 4 a 0. Pero Peñarol se recuperó ganando tres clásicos en forma consecutiva para acceder a las finales.

La Copa presentaba una forma de disputa bien diferente a la actual. Peñarol integró el grupo 3 que compartió con Nacional, los equipos ecuatorianos (Emelec y 9 de Octubre) y los bolivianos (Jorge Wilsterman y Deportivo Municipal). El grupo clasificaba a los dos primeros a semifinales y fueron los grandes uruguayos quienes ocuparon esas plazas. 

En esas semi finales se unió la Universidad Católica. Peñarol, que en la revancha de la serie había batido a Nacional por 3 a 0, lo volvió a batir con sendos triunfos (3 a 0 y 1 a 0) y a el equipo chileno (1 a 0 en Chile y 2 a 0 en Montevideo) y paso a la final ante River Plate argentino que buscaba su primera Copa.

River tenía une equipo impresionante con figuras de la talla de Carrizo; Sarnari, los hermanos Daniel y Ermindo Onega (que años después vestiría la aurinegra) y dos uruguayos ex carboneros: Roberto Matosas y Luis Cubilla. Era dirigido por Renato Cesarini considerado un verdadero genio de la estrategia en su época.

Peñarol contaba con un equipo maduro, con un promedio bastante más alto que el de los millonarios y se pensaba que eso podría ser decisivo en una eventual definición.

El primer partido se jugó en Montevideo el 14 de mayo y Peñarol ganó 2 a 0 con goles de Abbadie y Rocha. Hasta ahí todo normal.

La revancha se jugó en Buenos Aires el 18 de mayo y estuvo plagada de irregularidades. Para iniciar, River no mandó el ómnibus al hotel de Peñarol y los jugadores tuvieron que llegar al estadio en taxi en pequeños grupos. Al bajar los esperaban los “barras bravas” de River a los que los jugadores aurinegros tuvieron que enfrentar antes de entrar al vestuario. Terminaron corriendo los barras bravas.

Casi sin calentar, el equipo debió entrar al campo. River había colocado gradas desmontables en la pista de atletismo del estadio que, sin ningún vallado ni medida de seguridad, hacían que los hinchas estuvieran a metros del campo de juego. Los uruguayos que estaban en las tribunas fueron hostilizados durante toda la noche llegando hasta a arrojarles bolsas con orina.

Los documentos gráficos son claros al mostrar a los efectivos policiales que lejos de proteger a los jugadores aurinegros de las agresiones festejaban los goles abrazados con los jugadores de River.

Igual Peñarol hizo un partidazo y vendió cara su derrota, dos veces fue adelante en el marcador con goles de Rocha y Spencer, pero terminó cayendo por 3 a 2.

El reglamento estipulaba que la revancha debía jugarse a las 48 horas en el terreno neutral de Chile. River, considerando el promedio alto de edad de los jugadores aurinegros, insistía en esto. Los dirigentes aurinegros, conscientes de lo mismo, intentaban aplazar el partido.

La palabra final la tuvo el capitán aurinegro, el tito Gonçalves; en el  vestuario en representación de todo el plantel. Cuando le preguntaron si querían jugar la revancha a las 48 hs, respondió “el sábado (se cumplían las 48 hs) no, MAÑANA QUEREMOS JUGAR LA REVANCHA!”, tanta era la indignación de los jugadores carboneros por la forma canallesca que fueron tratados.

La final se disputó el 20 de mayo de 1966 en el Estadio Nacional de Santiago en Chile. River dominó la primera parte. En verdad, paseó a Peñarol y se retiró ganancioso por 2 a 0.Venia para goleada y Cesarini sacó un defensa (Sainz) para colocar otro atacante (Lallana).

En Peñarol entró Tabaré González y era tal el desconcierto del primer tiempo que se acercó al capitán y le pregunto: “Tito, yo que hago?” La respuesta del capitán fue más que elocuente: “no sé, hermano, matá a uno y después hablamos”.

Entonces, el arquero millonario Carrizo no tuvo mejor idea que parar una pelota con el pecho ante la llegada de Spencer. Eso enfureció a todo el equipo aurinegro, le tocó la fibra más íntima la sobrada del arquero y como dice la crónica de Osvaldo Ardizzone en El Gráfico, desde ese momento “Peñarol fue un gigante, River, un enano”.

Descontó Spencer a los 65 ´,  empató Matosas a los 71´ con un gol en contra por una pelota rematada por Abbadie que rebotó en el zaguero compatriota. Así terminaron los 90´ y en el alargue, Spencer de nuevo a los 111´ y Rocha a los 119´ le dieron el triunfo y la tercera Libertadores a Peñarol.

Aquellos leones aurinegros dirigidos por el gran Roque Gastón Máspoli salieron a la cancha con Mazurkiewicz en el arco, Lezcano, Díaz (después González), Forlán, Caetano, Gonçalves, Abbadie, Spencer, Rocha, Cortés y Joya.

Aquel día nació el mote de “gallinas” para los riverplatenses. Peñarol tiene el orgullo de haber bautizado como tales a las gallinas de ambos márgenes del Río de la Plata.

Esa noche, Peñarol ganó un encuentro increíble, impensado, imposible, apelando a ese temple y voluntad que solo los equipos aurinegros son capaces de mostrar. Esa forma de ganar que hizo que el mayor relator deportivo de la historia de este país; Juan Carlos Solé, exclamara en su relato en Radio Sarandí después del cuarto gol aurinegro:

“Váyanse preparando los aficionados aurinegros en Montevideo, está este campeonato GANADO y si me permiten la expresión, que aunque no es académica, para serles más gráfico, GANADO A LO MACHO”

domingo, 18 de mayo de 2014

"NADA PODEMOS ESPERAR SINO DE NOSOTROS MISMOS"



La frase es bien conocida y pertenece a nuestro héroe de la independencia, el general José Artigas. Fue motivada por la traición de las autoridades bonaerenses que, faltando a su palabra y compromisos, se aliaron con el imperio portugués en detrimento de las aspiraciones libertarias orientales. Pero la sentencia buen puede aplicarse a todos los aspectos de la vida y hoy más que nunca, se encuentra vigente.

Hoy, aniversario de la batalla de Las Piedras, Peñarol no dependía de sí mismo y no había razón para pensar que Wanderers iba a dejar puntos ante El Tanque, como finalmente no lo hizo. Peñarol sintió en carne propia toda la implicancia de esa frase desde el momento en que no le pudo ganar a un Liverpool  que hoy se fue al descenso (?) y dejó de depender de sí mismo.

El campeón de siglo salió a la cancha con cuatro variantes con respecto a ese juego de hace una semana. El ingreso de Darío Rodríguez en la zaga, en lo que creemos que será su último partido como jugador profesional . Hurtado por el lesionado Sandoval en el lateral derecho. Novick por el suspendido Piriz y Nuñez por el también suspendido Jonathan Rodríguez.

Enfrente el descendido Cerro Largo (?) y de nuevo aparece el signo de interrogación en lo referente al descenso, porque sabido es que los mamarrachescos dirigentes del futbol uruguayo planean un campeonato con 20 clubes por lo que no descendería nadie en esta temporada.

Peñarol fue superior desde los primeros minutos ante un equipo que dejó claro por qué quedó en las últimas posiciones del campeonato. Sin embargo en los primeros minutos el equipo carbonero no consiguió crear ninguna chance clara de gol porque faltaba acertar en el último pase.

La primera llegó a los 6´ con un pase largo para la entrada en velocidad de Nuñez por derecha quien saca el remate entrando al área y contiene el arquero.

A los 15´ llega la sorpresa para el trámite del juego. Una pelota que despeja la defensa aurinegra y le queda a Bruno Silva que saca un remate fuertísimo que rebota y se pierde al lado de la base del palo derecho cuando estaba vencido Castillo.

Viene el córner, salta Darío Rodríguez y despeja mal hacia atrás habilitando a tres jugadores arachanes que entraban solos. La toma Souza Motta que remata a bocajarro para vencer a Castillo a quien le rebota la pelota pero no puede contener.

La cosa se hacía cuesta arriba para un Peñarol que empezaba perdiendo y  que sentía el impacto Hasta pudo ser peor porque en los minutos siguientes Cerro Largo dominó el juego y hasta pudo aumentar con remate desde fuera del área del ex aurinegro Nicolini que consiguió despejar Castillo.

Pero a los 20´ llega el empate que tranquilizó el carbonero. Nuñez pelea y le gana una pelota a Acosta, se va por izquierda, engancha hacia el medio y hace el pase atrás por donde entraba Aguiar. El volante la para para acomodarla y saca el remate rastrero para meterla contra el palo derecho y marcar el empate.

Y apenas unos minutos después, a los 24´ llegó el segundo tanto. Atacaba Cerro Largo y sale rápido Peñarol desde su campo con Hurtado por izquierda, toca para Nuñez que mete un cambio de frente perfecto que cruza toda la cancha y cae en el pie de Pacheco que entraba por derecha. La lleva el capitán y hace el pase al medio y Acosta que corría desesperado hacia su arco, se la lleva puesta para meterla abajo contra el palo izquierdo y sancionar la ventaja mirasol.

De ahí en más, el primer tiempo fue todo aurinegro, que domino el terreno y la pelota pero no generaba una situación clara.

Hasta que a los 40´ un córner efectuado por Pacheco es rechazado a medias por la defensa y la pelota le cae a Darío Rodríguez que saca la bolea para clavarla contra la base del palo derecho y marcar el 3 a 1 con el que Peñarol cerró el primer tiempo.

A esa altura Wanderers empataba con El Tanque y Peñarol se llevaba el clausura, pero faltaba mucho, demasiado como para quedarse tranquilos.

El segundo tiempo presentó la misma tónica que el primero. Un Peñarol superior ante un rival que no tenía fuerza y en realidad hubiera sido lo mismo que no se jugara. Porque Peñarol, tanto en la cancha, en el banco de suplentes, como en la tribuna, tenía la cabeza y los oídos puestos en lo que pasaba en Florida y Cerro Largo en que el encuentro terminara.

A los 8´ pudo ser para Peñarol cuando una pelota larga deja a Nuñez cara a cara con el arquero, pero cuando quiere eludirlo, Betancur le gana yendo abajo. En ese mismo momento, llegaba el gol de Wanderers que cerraba el campeonato.

Lo que resto de partido ya no tuvo más sentido, pero queda por destacar alguna jugada.

A los 17´ un remate cruzado de Rivero desde la derecha se pierde cerca del palo contrario de Castillo que no llegaba.

A los 22´ el árbitro expulsa mal a Estoyanoff que había entrado hacía un minuto. Es el lolo quien recibe la falta y si bien, hay una reacción no era jugada para roja directa. Los dudosos aplicadores de la ley siguen (y parece que seguirán) perjudicando gratuitamente a Peñarol.

Sobre los 27´ salida rápida de nuevo desde nuestra área, toque para Pacheco que descarga con Zalayeta, el toque al medio del moreno y el remate de Macaluso que llegaba se pierde cerca del palo derecho de Bentancur.

Un minuto después, una salida que puede ser histórica; la de Pacheco que dejó su Lugar a Toledo y que muy probablemente haya jugado sus últimos minutos con la camiseta con la que ha sido ídolo y ha conquistado 8 campeonatos uruguayos.

Lo último digno de mención se dio a los 39´ y fue para Cerro Largo. Un remate cruzado desde la derecha que saca Castillo y el rebote le queda a Lucas que remata y Hurtado consigue despejar cuando el arquero estaba en el suelo.

Peñarol perdió este campeonato porque armó un equipo mediocre, que hizo un pésimo apertura y un clausura apenas acorde a su historia. Lo perdió porque erro en las contrataciones, no solo al inicio de la temporada sino sobre todo en el período intermedio cuando tuvo la posibilidad de solucionar las falencias y no lo hizo. De los jugadores que trajo, prácticamente ninguno mostró nivel y/o capacidad para vestir la aurinegra. Lo perdió porque coloco dos técnicos experimentales y cuando quiso dar el golpe de timón con un técnico a la altura de lo que debe ser un equipo grande, ya era demasiado tarde.

Ahora será tiempo de analizar y aprender de estos errores mientras Danubio y Wanderers disputaran la que será sin lugar a dudas la definición que menos interés popular concite en toda la historia del campeonato uruguayo al no ser disputada por ninguno de los dos equipos grandes.

Será hora de analizar bien las responsabilidades que le caben a cada quien dentro de la institución y actuar en consecuencia.

domingo, 11 de mayo de 2014

Empate que sabe a derrota



Peñarol salió al Centenario con dos cambios: el regreso de Castillo en el arco y la entrada de Viera por Bizera lesionado (si, otra vez y van….). La duda por la falta de actividad de Viera que estuvo dos meses fuera del campo por lesión y se sintió claramente.

El marco extraño lo dio la tribuna con menos de 1.000 personas debido al complejo de inferioridad del presidente de Liverpool que no acepta que es presidente de un cuadro chico y fijó entradas de opera para el encuentro. Debido al capricho de un hombre grande, presidente de un club y exitoso empresario que reacciono como un chiquilín porque no le hicieron el gusto y su capricho lo pagaron los hinchas de Peñarol.

Liverpool impresionó mejor desde el primer minuto, porque pese a tener menos la pelota, le daba mejor destino a diferencia de un Peñarol que volvió a ser el equipo inoperante de fechas atrás, carente de la menor creación y que no generó una sola situación de gol en todo el primer tiempo. No es que Liverpool generara demasiado, apenas si tuvo otra situación de convertir además del penal, pero fue un equipo ordenado, que hizo su libreto plantándose firme atrás y cerrando los espacios.

Así llego a los 11´ la apertura. Un entrevero en el área de Peñarol, un par de rebotes y Macaluso desde el suelo levanta demasiado la pierna y derriba al atacante negriazul. Lo remata el ex aurinegro Pezzolano contra el palo izquierdo de un Castillo que fue al otro lado y puso la apertura. Un gol que Pezzolano festejó ostensiblemente mostrando el escudo de la camiseta. No es la primera vez que este jugador muestra que se olvidó de su pasaje por el aurinegro.

Después de la apertura, Peñarol tuvo más la pelota ante un negriazul que aposto al contra ataque. Sin embargo Peñarol no generó nada digno de mención, a tal punto que no remató al arco en todo el primer tiempo.

Liverpool tuvo otra sobre los 28´ Una pelota donde Ferro pone en carrera a Aguirre por la izquierda, engancha hacia adentro dejando desairado a Viera y remata fuerte provocando una gran atajada de Castillo que salva el arco.

Peñarol terminó el primer tiempo sin rematar al arco y de no ser por un corte providencial de Macaluso hasta pudo irse 2 a 0 abajo.

Y si el primer tiempo fue malo, el segundo no fue mejor. Peñarol se fue arriba desde el comienzo pero sin ideas y con poco futbol, metió al rival en su cancha pero a fuerza de enjundia y no de juego y dejó cada vez más espacios atrás, exponiéndose a que lo mataran de contragolpe.

Eso pudo pasar ya a los 10´ cuando un remate de Pezzolano desde afuera del área pasó cerca por encima del travesaño.

A los 14´ pudo empatar Peñarol cuando un pase en profundidad de Pacheco pone a Jonathan Rodríguez de cara con el arquero y su remate lo saca De Amores con las piernas y en el rebote no define bien el juvenil mirasol y la manda afuera.

Sobre los 27´ un centro de Pacheco desde la izquierda permite el cabezazo de Jonathan Rodríguez que contiene bien De Amores.

A los 36´ llega el empate. Se apura a sacar en corto Pacheco desde el córner para Nuñez que hace el centro pasado que recoge Estoyanoff dentro del área, la para y saca el derechazo fuerte y cruzado que supera a De Amores y se clava contra la base del palo derecho. 1 a 1 y 10 minutos más descuentos para lograr el segundo gol que nos devolviera la punta.

Pero Peñarol no pudo concretarlo y no por falta de oportunidades.

Aunque antes pudo ganarlo Liverpool cuando a los 40´ un despeje de Macaluso lo toma un jugador negriazul y mete la pelota al área donde entraba Aguirre que toca la pelota antes que Castillo pero la manda afuera.

Peñarol tuvo dos clarísimas para ganarlo. La primera fue sobre el filo mismo de los 45´. Descarga Zalayeta para la entrada de Hurtado por derecha, el peruano hace el pase al medio por bajo y lo toma Jonathan Rodríguez cuyo remate se va lamiendo la base del palo derecho de un De Amores que no llegaba.

La segunda fue pasada la hora. Gana la pelota Nuñez por izquierda y sobre la raya misma la toca atrás y Estoyanoff comete el mismo error que en el clásico, se quiere afirmar y levanta el remate que se va por encima del horizontal.

Sobre el final mismo, el árbitro Cunha, que siempre se las arregla para expulsar a alguien cuando le arbitra a Peñarol, le saca la roja a Jonathan Rodríguez, para continuar con el promedio de un expulsado a Peñarol en cada encuentro que le hace.

Entendemos que hoy Peñarol perdió la última chance de hacerse con el Clausura y por lo tanto, pelear por retener el Uruguayo. Es coherente con nuestra opinión de que este es un equipo mediocre que de no ser por el flojo nivel del futbol local, hace rato que ya hubiera perdido la chance que termino de perder hoy.

Sabemos que aun en la matemática existe, pero ya no depende de nosotros y no hay nada que haga pensar que nuestro rival dejara puntos.

Sera tiempo de analizar y ver si somos capaces de aprender las lecciones que nos deja esta temporada, pero ese será tema para hablar cuando acabe este campeonato.