Se nos fue el chiquito.

Hubieramos deseado empezar el año del blog con cualquier otro tema que no fuera el presente, infelizmente el hecho se impone por si mismo.

Como todos en el ambiente del fútbol hace días que seguíamos de cerca la evolución del estado de salud del ex arquero aurinegro Ladislao Mazurkiewicz. Ex profeso decidimos no publicar nada hasta no tener el desenlace de la situación, en una forma, bastante pueril lo reconocemos, de ver si se podía modificar el resultado de algo que se presentaba como irrevocable. Lamentablemente esto fue lo que terminó sucediendo y en la madrugada de ayer dejó de existir “el chiquito” o “el Mazurka” como fue conocido por todos los hinchas de Peñarol.

Para quienes hemos perdido algún ser querido resulta obvio que ninguna palabra de consuelo puede llegar a familiares, amigos y compañeros, por lo que preferimos recordarlo por quién fue y cuanto dejó en nuestro querido club.

Lasdislao Mazurkiewicz nació en Maldonado, donde el peregrinar de su papa (inmigrante polaco) lo había llevado, un 14 de febrero de 1945. Debutó en Racing en 1963 y dos años después pasó a Peñarol donde le tocó debutar nada menos que en el partido de desempate de la semi final de la Copa Libertadores de 1965 y nada menos que ante el Santos de Pelé ( y de Pepe, Coutinho, Mengalvio, Laercio e “ainda mais”). Su actuación fue brillante esa noche en Buenos Aires y ayudó a Peñarol a llegar a una nueva final de Libertadores, donde caería ante el poderoso Independiente de Avellaneda de esa época.

Pero el chiquito y sus compañeros se tomaron la revancha siendo campeones de América y del Mundo al año siguiente superando a los no menos poderosos River Plate y Real Madrid respectivamente.

Además el Mazurka consiguió con su Peñarol los campeonatos uruguayos de 1967, 1968 y 1981 (en su regreso para retirarse campeón) y la supercopa de campeones intercontinentales de 1969. A esto se agrega el campeonato brasileño de 1971 conquistado con el Atlético Mineiro. Jugó también en el Granada español, el América de Cali y el Cobreloa chileno.

Dueño de una técnica exquisita, notables reflejos y una seguridad asombrosa, fue el mejor arquero del mundo en su época. El famoso arquero ruso Lev Yashin (apodado “la araña negra” por sus condiciones y por vestirse siempre de ese color) en ocasión de su partido de despedida, le regaló sus guantes después del encuentro y vaticinó que sería el mejor arquero del mundo, cosa que terminó consagrándose.

Disputó con Uruguay los mundiales de 1966, 1970 (donde fue elegido como el mejor arquero del torneo) y 1974. Con la selección fue campeón sudamericano juvenil en 1964 y campeón de la Copa América de 1967.

Pero además es el arquero uruguayo que mantiene el record de mayor imbatibilidad, 987 minutos, conseguidos el 13 de octubre de 1968 ante River Plate de Montevideo jugando por Peñarol.

Después de su retiro fue durante años el entrenador de arqueros de Peñarol (incluido el período del quinquenio 93-97) e incluso llegó a dirigir interinamente al equipo principal aurinegro.

Por razones de edad no lo ví jugar, pero mi viejo siempre dijo que fue el mejor arquero que vió en su vida, considerando que mi viejo vió jugar en nuestro arco figuras de la talla de Flavio Pereyra Natero, Roque Gastón Máspoli y Luis Maidana, no es poca cosa.

Hoy nos dejó el chiquito, el Mazurka, otro de los grandes que hizo grande nuestra historia, otro campeón del siglo, otro aurinegro de alma. Parafraseando al ex presidente brasileño Getúlio Vargas, hoy el chiquito salió de la vida para entrar en la historia.