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martes, 9 de octubre de 2012

El día que nació el mote de gallinas.

Equipo de Peñarol que el 9/10/1949 salió como siempre a ganar el clàsico.
 

Hoy se cumplen 63 años del clásico de la fuga, cuando el miedo a la goleada hizo que el representativo del Club Nacional de Football no se presentara a disputar el segundo tiempo y naciera el mote que los acompañaría de ahí en más: gallinas.

Contrariamente a lo que mucha gente cree, no fue la primera vez que lo hicieron, ya lo habían hecho en 1933, tampoco fue la última. Pero en este caso la fecha quedo marcada por siempre como el día que tuvieron miedo y se retiraron sin jugar. Fecha que es celebrada desde entonces por todos los peñarolenses porque definitivamente les ganó el mote de gallinas.

 
El temor a la goleada histórica de aquel 9 de octubre, dio carácter de inolvidable a esa fecha para todo hincha aurinegro. El dia que el representativo del rival de siempre, tuvo miedo de llevarse más de 6 goles. Hasta aquel momento, Nacional festejaba un clásico que terminó 6 a 0 pero aquella tarde se vieron venir la goleada y se retiraron para no darle a Peñarol la posibilidad de igualarlo y quizás, hasta superarlo.

Para situarnos en el episodio, refresquemos un poco la situación de entonces. La maquina aurinegra venía aplanando rivales, con la mortífera efectividad de sus 5 delanteros que el ingenio popular había bautizado como “la escuadrilla de la muerte”: Ghiggia, Hohberg, Miguez, Schiaffino y Vidal (para el hincha aurinegro simplemente “el ñato”, “el cordobés”, “el cotorra”, “el pepe” y “el patrullero”). A estos se sumaba la presencia de quien seria el gran capitán en la hazaña mas grande el fútbol del mundo en Maracaná menos de un año después: Obdulio Jacinto Varela, para los manyas “el negro jefe” .Ese equipo contaba con la sabia dirección del húngaro Emérico Hirsch.

Pero el hincha carbonero esperaba el clásico y este llegó un 9 de octubre como hoy.

El primer tiempo terminó dos a cero a favor de Peñarol y con la perspectiva de seguir aumentando la cuenta en el segundo tiempo. Pero no hubo segundo tiempo. Nacional no salió del vestuario. Se configuró así lo que la historia del futbol de este país recoge como el día de la fuga, también llamado por los más veteranos  “el día de la huida por el tunel”. El día que Nacional nos tuvo miedo y se ganó el merecido mote de gallina.

No hubo en la historia de nuestro futbol otro episodio tan patente, tan confesado, de temor al rival, de miedo tan profundo a la goleada. Son las formas imprevisibles que suele adoptar el temor de hacer el ridículo.

Salieron los jueces, salió Peñarol a la cancha para que el pitazo final decretara al ganador. El arbitro Horacio Bochetti consulto al línea Pedro Obregón sobre el tiempo de tolerancia y luego dio por finalizado el partido.

Cuando Peñarol quedó solo en la cancha, dio la vuelta olímpica siendo ovacionado por las tribunas repletas de hinchas aurinegros conscientes de estar viviendo un momento histórico. Otros, se retiraron cabizbajos, también conscientes que la actitud de su representativo los mancharía por siempre de oprobio y provocaría que fueran conocidos como gallinas desde ahí en mas.

Para la historia quedaran grabados en el bronce de la inmortalidad los nombres de los once aurinegros de aquella tarde: Flavio Pereyra Natero en el arco, Enrique Hugo, Sixto Possamai, Juan Carlos González, Obdulio Jacinto Varela, Washington Ortuño, Alcides Edgardo Ghiggia, Juan Eduardo Hohberg, Juan Alberto Schiaffino, Oscar Omar Miguez y Enrique Vidal.

Los tantos fueron de Ghiggia a los 39 minutos y Vidal a los 42.

Hubo una segunda fuga (o será una tercera considerando la de 1933?) el 6 de febrero de 1971 lo cual prueba que su naturaleza plumífera no ha cambiado.

Desde entonces hemos escuchado el  llanto tricolor intentando explicar lo inexcusable diciendo que los estaban robando, que los jueces estaba comprados, que tenían menos jugadores por expulsión y otros lamentos por el estilo a los que nos tienen acostumbrados. Les contestamos simplemente diciendo que años después durante un clásico Peñarol quedó con 3 jugadores menos, empatando 1 a 1 y no solo no se retiró de la cancha sino que ganó el partido
Desde ese 9 de octubre de 1949 son la gallina del Uruguay marcada para siempre con el estigma de la retirada por temor a la superioridad del rival. Eso ya forma parte de su cultura.
Mi padre tenía entonces 18 años y fue de los testigos privilegiados que me contaba con orgullo de esa vuelta olímpica dada por Peñarol para reconocer y agradecer a esa hinchada que desde siempre lo acompaña y que lo aplaudió a rabiar desde la tribuna. Hoy, desde el lugar de los que ya no están en este mundo, seguro “el viejo” estará esbozando una sonrisa recordando otro momento histórico de su amado Peñarol.
Mueva nomás, cotorra, que se fueron.
 


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